Bahía Blanca: el estremecedor relato de una mujer que estaba con su hija en el club de Bahía Blanca donde ocurrió la tragedia
Tatiana Ortega estuvo el sábado por la noche en el Club Bahiense del Norte para presenciar la exhibición de fin de año del equipo de patín en el que participa su hijas y sus dos sobrinas; hubo 13 muertos, entre ellos, su primo
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BAHÍA BLANCA.– Estremece el relato de Tatiana Ortega. Minucioso, conmovedor, impactante de inicio a fin por la expectativa inicial de ese festival en el que su hija y sus dos sobrinas iban a protagonizar la exhibición de fin de año del equipo de patín del Club Bahiense del Norte. Y por el drama que significó ver cómo, a su lado, perdía la vida su primo, Braian Ortega, una de las 13 víctimas mortales que dejó la caída sobre la tribuna de parte del gimnasio que lucía vestido de fiesta y terminó ese sábado por la noche entre escombros y el peor de los finales.
“Se infló el techo, comenzó a entrar agua por un ventanal y esa porción de pared se nos vino encima”, cuenta a LA NACION, y muestra apenas un par de hematomas en pierna y brazo. Insignificantes al lado de las lesiones importantes de otras 14 personas que fueron internadas en el Hospital Municipal, a menos de 100 metros del escenario de la tragedia. Cinco de ellas en terapia intensiva, con cuatro “muy graves y sedados”, según fuentes médicas, y la restante lúcida pero aún delicada.
Esta cita es una tradición que se repite a mitad y fin de año. Es la oportunidad para que las familias vean a las patinadoras en acción, en demostración de lo aprendido. Se prepara el salón con luces y decoración, tal como la fotografía que la propia Tatiana tomó un minuto antes del derrumbe y compartió con LA NACION. Así lucía cuando el diluvio hacía crujir las chapas y vientos de más de 180 kilómetros por hora abrieron un hueco sobre una de las cabeceras.
“Aún no sé cómo hice, pero cuando se venía encima llegué a cubrirme y solo tuve golpes de un tablón sobre la espalda”, describió de un momento que relata con detalles ya que pudo ver casi todo, hasta que hubo un apagón que siguió a un parpadeo sostenido de las luces. “Vi a mi primo sin vida y bajé esquivando gente muerte y herida por los ladrillos”, dice del recorrido en descenso que tenía un único fin: ir en busca de su hija, Morena, que segundos antes se había retirado hacia el vestuario. “Fue desesperante ese momento”, remarcó.
Admite que todo hubiera sido mucho peor si ocurría con el festival en marcha, ya que estaba programado para las 21. A las 19.20, cuando cedió la pared de la cabecera, sobre esa tribuna había poco más de 30 personas. Casi todas murieron o resultaron con lesiones importantes.
Tatiana también logró encontrar entre los heridos a la mujer de su primo, que resultó con lesiones importantes. “Si encuentran su celular, ella estaba grabando con el teléfono cuando todo ocurrió”, advirtió. También ubicó a las dos hijas de ella, que estaban en vestuarios y aún hoy tiene en su casa, para darles cariño y contención frente a semejante pérdida familiar.
Recuerda que cuando cayó el paredón, y en el intento de protegerse, perdió su celular. Ya sobre el sector de campo del gimnasio, a oscuras, apeló a su reloj digital que tiene sincronizado con su móvil. Lo hizo sonar, vio que la pantalla que brillaba y hallarlo le permitió utilizarlo como linterna.
A un paso del club
El servicio de emergencia estaba a un paso de las instalaciones de Bahiense del Norte. Solo hay que cruzar una calle. Pero, aseguran quienes allí estaban, se demoró todo un poco más porque querían llamar por teléfono y ya casi no había señal por las consecuencias del temporal sobre las redes de comunicación.
Contó que en el centro del campo de juego, donde había bastante agua que filtraba por ventanales y techo, se dispuso a los heridos, desde donde se ordenaron los traslados por orden de gravedad. Los que como ella estaban en condiciones de manejarse por propios medios primero fueron derivados a otro gimnasio y luego al sector de cantina. “Me quedé con las nenas y recién un rato después pude avisar a mi marido lo que había pasado”, detalló.
Esta mañana estuvo en el gimnasio de Bahiense del Norte el fiscal Cristian Aguilar, titular de la Unidad de Delitos Culposos N°1 de del Departamento Judicial Bahía Blanca. Confirmó a LA NACION que por ahora la causa se investiga bajo la figura penal de averiguación de causales de muerte.
“Trabajarán peritos de la Asesoría Pericial del Poder Judicial y tres ingenieros civiles, dos aportados por Universidad del Sur y otro por el Colegio de Ingenieros de la provincia, para que releven el lugar y nos brinden su informe”, explicó a LA NACION.
No arriesga fallas ni responsabilidades. Tampoco avanzó por ahora con testimonios. “El primer paso es el de los peritajes para que nos digan por qué se produjo el derrumbe y si hubo una falla o no”, aseguró. Recién entonces, aclaró, se dará sentido a la causa hacia una situación accidental o algún tipo de responsabilidad humana.
Frente a cualquiera de estas alternativas en las que pueda derivar la pesquisa aclaró Aguilar que “estamos ante un hecho muy grave” y que por esa importancia corresponde abrir esta causa penal para que se investigue lo ocurrido y “no queden dudas sobre lo que pasó”. Y puntualizó que la finalidad es determinar “si es algo que se pudo haber evitado o no”.
Al drama de las pérdidas humanas y el celo de la investigación judicial se suma también a esta historia el reacomodamiento de esta ciudad y su gente, conmocionada por la tragedia más grande y el fenómeno más extremo de su historia.
El intendente local, Federico Susbielles, dijo esta mañana que “se superó la fase de emergencia” y marcó el inicio de la etapa de reconstrucción tras los destrozos que dejó el temporal sobre viviendas particulares y espacios y edificios públicos. A pura motosierra se retiraban cientos de troncos atravesados en las calles, montados sobre el alero de casas o, también, apilados sobre techos de autos.
Marcó como prioridad restablecer el servicio de energía eléctrica, vinculado también a la provisión de agua. Hasta ayer poco más de 20% de los vecinos de Bahía Blanca habían restablecido del servicio. En particular en zona céntrica, donde el cableado subterráneo sobrevivió con mejores condiciones al tendido aéreo, arrasados por los vientos.
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