Ayudar a sembrar una esperanza: la de la vida
Los resultados de los tratamientos en los pacientes con cáncer mejoran día tras día. El diagnóstico temprano, el mayor conocimiento sobre la enfermedad y el avance de las terapéuticas hacen de esto una realidad. Es en algunos casos en los que la infertilidad surge como secuela de la enfermedad y sus tratamientos.
La preservación de la fertilidad intenta a través de diferentes métodos prevenir esos problemas y permitir que en un futuro los pacientes puedan lograr tener un hijo.
¿Qué significa, entonces, pensar en que un paciente oncológico pueda tener un hijo? Seguramente, un proyecto lleno de vida que regala un futuro en el que luego de conocer el diagnóstico no se llega a ver el final.
Pero cuando les planteamos esa posibilidad a los padres de un paciente pediátrico, les estamos mostrando que aunque la vida no esté en nuestras manos creemos firmemente en la curación de su hijo. Es entonces cuando los médicos estamos abrazando fuertemente el alma de los que sufren.
Los oncólogos son quienes dirigen a todos los que integran el equipo de tratamiento. Actualmente, las obras sociales deben cubrir por ley estos tratamientos y muchas veces los tiempos apuran para poder hacer todo en orden. Somos los especialistas quienes debemos demostrar la forma de hacerlo, debemos comunicarnos entre los que buscamos lo mejor para el paciente y crear sistemas que ayuden a poder realizarlo, sistemas que en algunos casos ya funcionan perfectamente.
Cabe pensar que el tiempo mostrará resultados, pero todos desde nuestro lugar podemos ayudar a sembrar una esperanza: la de la vida.
El autor, ginecólogo, es director de Investigaciones Científicas de Procrearte