Coronavirus en la Argentina. Aún sin prácticas, los estudiantes de sexto año de medicina no saben cuándo podrán recibirse
Ana Loyola se siente atada de pies y manos. A la estudiante de 24 años solo le falta un final para graduarse de médica en la Universidad de Buenos Aires (UBA), pero, aunque quiera, no puede hacerlo. La facultad todavía no definió si va a considerar aprobados los finales que ella y sus compañeros rindieron de manera virtual durante la cuarentena, porque aún falta que realicen la parte práctica de las materias. Los alumnos tampoco pudieron hacer el Internado Anual Rotatorio (IAR), las 40 semanas de prácticas obligatorias en hospitales que deben cumplir para poder presentarse al examen de residencia. "Lo peor es que no sabemos cuándo vamos a poder hacer todo esto. Nadie nos da respuestas concretas y la incertidumbre es demasiada", expresa Loyola.
La imposibilidad de realizar las rotaciones preocupa no solo a los alumnos sino también a los directivos de facultades médicas de la provincia y la ciudad de Buenos Aires, quienes se muestran consternados por la problemática, pero a la vez seguros de que ingresar estudiantes a los hospitales en este contexto de crisis sanitaria representa un riesgo.
En tanto, la vuelta a las clases todavía es una incógnita. A finales de septiembre, la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación emitió una resolución que le otorga a las universidades la posibilidad de generar protocolos para la reactivación de las materias prácticas de los alumnos próximos a graduarse de carreras de Ciencias de la Salud. Cada establecimiento deberá presentar el protocolo a la jurisdicción que corresponda, y esta elevará el pedido al Ministerio de Educación nacional. Hasta la fecha, sin embargo, esta cartera no ha aceptado ninguno de los protocolos recibidos, según sus voceros, quienes no brindaron información sobre qué universidades pidieron la aprobación.
"Como alumnos, sufrimos el hecho de no saber dónde estamos parados ni cómo proyectamos el año que viene", comenta Mariano Huvelle, de 27 años, también estudiante de sexto año de medicina en la UBA. "Rendimos finales que no sabemos si valen. Me interesaba muchísimo hacer el IAR, rotar por distintos hospitales y especialidades, pero ya nos atrasamos tanto este año que lo único que queremos es que acorten las semanas obligatorias de IAR, así llegamos a rendir el examen de residencia del año que viene", sostiene.
Entre los estudiantes y docentes de medicina existe el rumor de que las 40 semanas obligatorias de IAR -que aún están pendientes- pasarán a ser 20 o 30, pero eso todavía no está confirmado. Lo que sí ya es un hecho, según informó el secretario general de la Facultad de Medicina de la UBA, Carlos Damín, es que el próximo examen de residencia no se hará en abril, como es de costumbre, sino en septiembre, para despreocupar a los alumnos que aún no pudieron realizar las prácticas.
"El recorte del IAR nos va a perjudicar -opina Catalina Nicora, de 23 años, una de los 24 alumnos de sexto año del Instituto Universitario Cemic-. Si lo acortan, seguramente nos vamos a perder la rotación electiva, que es un mes en la especialidad y el hospital que queramos, y la rotación rural, que la íbamos a hacer en un hospital rural de Chaco o Tucumán".
A lo largo de estos últimos siete meses, el Cemic logró adaptar el sistema del IAR a la modalidad virtual. Los estudiantes rotan cada dos o tres semanas por las distintas especialidades médicas, pero a través de sus computadoras y desde sus casas. La carga horaria depende de la rotación, pero en general, según Nicora, es poca. No es fácil adaptar a una pantalla la experiencia que se vive en el hospital, explica.
Al igual que el Cemic, el resto de las universidades bonaerenses y porteñas buscaron diferentes formas de suplantar las rotaciones hospitalarias. La UBA, por ejemplo, obtuvo el permiso del gobierno nacional para reemplazar las semanas obligatorias de IAR por semanas de voluntariado en el Plan DeterctAr. A partir de julio, permitió que los alumnos de sexto año de medicina que debieran menos de tres finales pudieran anotarse en el voluntariado. Sin embargo, según los estudiantes consultados, el cupo es limitado y son relativamente pocos quienes están pudiendo ser parte del Plan. El total de alumnos que cursa último año de medicina en la UBA ronda los 1600. De ellos, unos 500 formaron parte del programa.
Sofía Caballero, de 24 años, fue una de las voluntarias. Como la Facultad de Medicina de la UBA solo tiene convenio con el Plan DetectAr de la Ciudad de Buenos Aires, Caballero, quien vive en Quilmes, debía hacer dos horas de ida y dos de vuelta en transporte público para poder asistir al voluntariado. La tarea que cumplía era visitar casas y hacerle test de saliva a los contactos estrechos de personas con Covid-19. La estudiante permaneció dos meses y medio en el programa, y luego decidió abandonarlo. "A veces iba, viajaba un total de cuatro horas, y no había nada para hacer. Muchas veces no nos necesitaban", recuerda.
No quiero llegar a la residencia de cirugía sin haber ingresado a un quirófano en mi vida
"Tengo tantas ganas de hacer el IAR que hasta pensé en irme a otra provincia, en donde sí esté habilitado, para hacerlo. No quiero llegar a la residencia de cirugía, que es una de mis principales opciones, sin haber ingresado a un quirófano en mi vida", lamenta Caballero.
Para Damín, la cuestión de la vuelta a la presencialidad es clara: "La fecha va a depender de la evolución de la pandemia. Si sigue mejorando, probablemente empiece en diciembre o en enero. La mayor parte de los docentes somos médicos, y sabemos cuales son los riesgos. Por eso, no estamos haciendo mucha presión para que se habilite el IAR". Para el directivo de la UBA, el hecho de que los estudiantes roten por hospitales en este contexto epidemiológico no solo representa un riesgo para ellos, sino también para todo el personal de salud, que necesita que la circulación dentro del establecimiento sea acotado.
"Estamos ante una situación muy complicada. Las prácticas son fundamentales. Podés mostrarles millones de videos de partos a tus alumnos, pero necesitan estar ahí para aprender. Por ahora, al menos, a través del Plan DetectAr, algunos están aprendiendo a tener trato con los pacientes", sostiene Damín.
La Universidad Austral, por su parte, le ofreció a sus 52 alumnos de sexto año de medicina la posibilidad de ser voluntarios en el Hospital Solidario Covid Austral, que fue montado a un lado del edificio central del hospital central, y recibe a los pacientes que son derivados de hospitales municipales de Pilar. Para Martina Viacava, una de las alumnas que participa de este voluntariado, la experiencia es única. "Sacamos sangre, ayudamos a los médicos y a los enfermeros de terapia con lo que necesiten. Hacés bastantes cosas y aprendés mucho", cuenta. Viacava había empezado el IAR en enero. Para cuando se decretó la cuarentena, había cumplido 10 de las 40 semanas obligatorias. Ahora, espera poder retomar las rotaciones cuanto antes para lograr cumplir con las semanas restantes.
En tanto, la universidad ha desarrollado un programa de estudios virtual para garantizar el aprendizaje de los alumnos. Entre otras actividades, los alumnos reciben cada semana un caso clínico para resolver. Los casos presentados son de pacientes reales de sus docentes.
"El voluntariado los ayuda a poder ejercer su vocación a pesar de no estar haciendo el IAR. Se ofrecieron tantos alumnos que los tuvimos que separarlos en grupos y darles un turno mensual para participar", comenta el Dr. Angel Centeno, director de la carrera de Medicina del Austral. La universidad ya ha presentado su protocolo para la vuelta a la presencialidad de los alumnos de sexto año a la autoridad sanitaria de Pilar, pero todavía no ha recibido la autorización.
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