Aún faltan 8,4 millones de vacunas solo para cubrir con 2 dosis a mayores de 60
Expertos advierten que es prioridad cubrirlos con el esquema completo porque siguen siendo los más vulnerables y los que más demandan camas de terapia intensiva; son 7,4 millones y necesitan 14,8 millones de dosis, pero recibieron 6,4 millones
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Arañando el 20%. Ese es el porcentaje de los vacunados contra el Covid-19 hasta el momento en la Argentina con al menos una dosis. Representan 8.735.231 personas en todo el país; entre los que recibieron el esquema completo, que son casi 2,5 millones de ese total, la mayoría son adultos mayores o personal de salud. Así está el panorama de la vacunación local, cuando el país atraviesa la segunda ola con picos de infectados y muertes.
Ante este escenario, y como una de las estrategias clave para evitar el colapso del sistema sanitario, los expertos advierten sobre la urgencia de completar el esquema de vacunación en los mayores de 60 años, que son unos 7,4 millones en todo el país. Ellos son los que tienen más chances de ocupar una cama en las unidades de terapia intensiva (UTI), y los que corren el mayor riesgo de no sobrevivir a un cuadro grave de Covid-19. Según datos oficiales, de los 8222 individuos que ingresaron a terapia durante este año, el 65% tiene más de 60 años.
El dato lo aporta el infectólogo Eduardo López, jefe del Departamento de Medicina del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y asesor presidencial. “Deberíamos garantizar la segunda dosis para este grupo lo antes posible, y recién después seguir con los segmentos por debajo de los 59 años que presentan comorbilidades. Una dosis ha demostrado eficacia, pero completar el esquema es la manera más segura para aumentar los anticuerpos y hacerle frente a las diversas cepas, como la de Manaos –señala–. La mortalidad en los mayores de 60 es la más alta a nivel global, y también son estos pacientes los que más se hospitalizan y los que más requieren de cuidados intensivos. Es cierto que hubo un aumento preocupante y una suba en los cuadros graves de las personas de 45 a 59 años. Pero esta realidad no debe opacar la urgencia del grupo por encima de 60 años”.
Hasta el momento, y según los datos procesados por LA NACION sobre la base de la información oficial disponible, el grupo priorizado que conforman las personas de 60 años o más, acumula la mayor cantidad de dosis aplicadas. En total, son 6.389.888, lo que significa que hacen falta otras 8.438.484 dosis para que el 100% de los 7.414.186 individuos que integran este universo tenga el esquema completo. Algo difícil de lograr en medio del contexto actual de escasez de vacunas.
“Esta tarde arribó al aeropuerto internacional de Ezeiza una nueva partida de 843.600 dosis AstraZeneca desde Estados Unidos y otra de 609.965 dosis del componente 1 de la Sputnik V provenientes de la Federación Rusa, que permitirán dar continuidad al plan de vacunación en toda la Argentina. Ayer [por anteayer] arribaron también 204.000 dosis de AstraZeneca del mecanismo Covax, haciendo un total de 1.657.565 vacunas”, que llegaron entre el domingo y lunes pasado, según los anuncios recientes difundidos por la Presidencia.
Los números no cierran. La meta a la que aspira López parece difícil de cruzar en un futuro inmediato. De acuerdo con la información divulgada por el Gobierno, se distribuyeron desde el inicio de la campaña de vacunación contra el Covid-19 un total de 12.612.752 vacunas, de las cuales 11.149.468 ya fueron aplicadas. Durante la última semana, se realizaron 1.146.638 de aplicaciones en todo el país, lo que elevó a 2.414.237 la cantidad de personas que recibieron ambas dosis.
En otros países
Forzada por la demorada entrega del limitado número de vacunas que compró, la Argentina empleó la misma fórmula que utilizaron otros países europeos, de aplicar la segunda dosis diferida. Naciones de diferentes regiones y franjas de ingresos lo hicieron, y con buenos resultados. Es el caso de Gran Bretaña, pero hay algunos indicadores que analizan los expertos que podrían ser clave para tratar de revertir la curva. La lectura de lo que sucedió en otros países, como Alemania, Gran Bretaña, Suecia, Finlandia y Mongolia, podría ayudar a descifrar cuál es el umbral que la Argentina debería cruzar para comenzar a bajar la tasa de contagios. Aunque las diferencias y los problemas que enfrenta nuestro país y los mencionados en la lista sean enormes, hay datos que en medio de la pandemia de Covid-19 pueden leerse de manera global.
Para la infectóloga Elena Obieta, miembro de la Sociedad Argentina de Infectología, la mortalidad por edad siempre se mantuvo alta. “No es un capricho, tenemos que asegurarnos de vacunar con ambas dosis a los de más de 60 años. A mayor edad, la capacidad de respuesta a las vacunas es menor. Entonces si sumamos un esquema incompleto y una mayor edad, el resultado es que habrá más personas de esta franja ocupando camas de terapia intensiva, en un sistema que ya está al borde del colapso”, afirma la médica, que como dato personal cuenta que su madre, de más de 90 años, aún espera la segunda dosis.
Lo que sucedió en este grupo, agrega Obieta, es que muchos recibieron la primera dosis de la SputnikV, y que el retraso en la llegada del segundo componente fue uno de los obstáculos para completar el esquema. Algo que no sucede con la AstraZeneca y la Sinopharm, que no difieren en sus componentes. “Hace poco en España se hizo un estudio muy interesante con pacientes que recibieron la primera dosis de AstraZeneca y la segunda dosis de Pfizer, un esquema de combinación de vacunas que dio resultados positivos. Menciono esto porque sería una salida de escape ante un escenario con faltantes. No es todavía una recomendación, pero sí abre una puerta de esperanza”, opina la experta.
Los expertos consultados por LA NACION coinciden, en todos los casos, que como parte de la estrategia, además de las medidas de confinamiento, hay que aumentar los testeos. Insisten en este tema tanto López, como Obieta y Adolfo Rubinstein, exministro de Salud, que está convencido de esta medida como una herramienta fundamental para controlar la curva de contagios. “Con la circulación de nuevas variantes no hay dudas de que se debe acelerar la vacunación, y los mayores de 60 son una prioridad, junto con el grupo de menos de 59 años que tiene comorbilidades –dice Rubinstein–. Hasta ahora, la evidencia empírica de otros países indica que la curva comienza a caer de manera directa cuando el 20% de la población está vacunada con el esquema completo y otro 40 % con una sola dosis”.
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