Aulas digitales: los años en los que el Estado nacional invirtió más y menos en tecnología para las escuelas
Un nuevo informe del Observatorio Argentinos por la Educación analiza cuál fue el presupuesto destinado durante la última década a la incorporación de TIC en el sistema educativo
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La pandemia puso en primer plano, como nunca antes había sucedido en la historia de la educación, la importancia que tienen las nuevas tecnologías en la escuela. Sin enseñanza virtual ni conectividad, hubiera sido imposible cualquier tipo de continuidad pedagógica durante ese largo período en el que los colegios cerraron sus puertas.
A grandes rasgos, una de las primeras conclusiones que saltó a la vista apenas seis meses después de haber comenzado la pandemia, en julio de 2020, es que la enseñanza remota durante el aislamiento en la Argentina estuvo signada por la falta de equipamiento, la conexión a internet y la diferencia en el piso tecnológico de los hogares que asisten a escuelas de gestión privada, que duplica al de los del sector estatal. Sin embargo, y pese a todo, el 95% de los hogares recibió propuestas pedagógicas de la escuela durante ese tiempo. Los datos fueron compartidos en ese momento por el exministro de Educación de la Nación, Nicolás Trotta, cuando presentó en una conferencia virtual los primeros resultados de la Evaluación Nacional del Proceso de Continuidad Pedagógica, que tenía como objetivo saber cuál había sido la respuesta del sistema educativo en todo el país y contar así con la mayor cantidad de datos y evidencia para la toma de decisiones.
Ahora, un nuevo informe del Observatorio Argentinos por la Educación analiza cuál fue el presupuesto destinado durante la última década a la incorporación de tecnología en el sistema educativo. Uno de los primeros datos que resaltan es que la asignación del año pasado fue la más alta de los últimos siete años: representó el 3,6% del presupuesto total del Ministerio de Educación de la Nación, lo que supera ampliamente a la inversión realizada en 2020, cuando fue de apenas el 0,8%.
“Desde 2010, la relevancia de las políticas destinadas a la incorporación de TIC [tecnologías de la información y la comunicación] en el sistema educativo ha sido despareja. La de 2021 fue la cifra más alta de los últimos siete años –unos 17.767 millones de pesos–, pero está por debajo de los niveles récord de 2011, cuando alcanzó el 12,9%, al comenzar el programa Conectar Igualdad”.
Los datos surgen del estudio ¿Cómo fue la inversión nacional en tecnología educativa a través del tiempo?, con autoría de Alejandro Andlovec (UBA), Gabriela Catri, Martín Nistal y Víctor Volman (Observatorio de Argentinos por la Educación). Según el reporte, que obtuvo la información de la plataforma de Presupuesto Abierto del Ministerio de Economía, las políticas del Ministerio de Educación de la Nación destinadas a la inversión en tecnología educativa durante la última década fueron irregulares y apuntaron a diversos focos.
Mientras que Conectar Igualdad (2010-2016) y Juana Manso (2020-2021) tienen como eje reducir la brecha digital, con la entrega de un dispositivo por estudiante, el Plan Nacional de Educación Digital (2017-2019) destinó los recursos a equipar las escuelas con aulas digitales móviles. Pero el nivel de inversión, según muestran los datos, ha sido desparejo y tocó fondo durante la presidencia de Mauricio Macri, entre 2016 y 2019.
“Alcanzó el 12,9% del presupuesto educativo nacional en 2011, y se mantuvo relativamente alto en 2013 (9,6%) y 2014 (7,4%), pero cayó por debajo del 3% entre 2016 y 2020. Los años de menor inversión fueron 2019 (0,9%) y 2020 (0,8%)”, indica el reporte.
“La institucionalización de la política digital en educación registró una fuerte inversión entre 2011 y 2015, luego entre 2016 y 2019 se ajustó el presupuesto. Y en el medio de la pandemia se intentó recuperar la inversión 2020 y 2021″, señala Agustín Claus, especialista en Economía de la Educación de Flacso. Agrega que al analizar el período 2016-2019 se puede estimar cuántos alumnos tendrían que haber recibido las netbooks: “Según mis estimaciones, al menos 3,5 millones de estudiantes tendrían que haberlas recibido”, señala el experto.
Para Alejandro Artopoulos, director de investigación y desarrollo del Centro de Innovación Pedagógica de la Universidad de San Andrés, la inversión nacional en tecnología educativa se recuperó en la pandemia, aunque no a los niveles óptimos. “Volver al promedio del período de oro de Conectar Igualdad (2011-2014) es prioritario para construir la sociedad del conocimiento”, afirma.
Fabio Tarasow es el coordinador académico del Proyecto Educación y Nuevas Tecnologías (PENT) de Flacso. Recuerda que las políticas nacionales de inclusión de tecnologías solo componen una parte de las acciones del Estado con esta finalidad. “Deben agregarse los programas que generan las administraciones provinciales y municipales. Los esfuerzos conjuntos de los diversos sectores del Estado se revelan en la fragmentación, yuxtaposición y variabilidad de las políticas destinadas a la inclusión de tecnologías en educación”, dice Tarasow.
Pese a los vaivenes, una de las conclusiones del informe es que las políticas de educación digital han contado con un alto nivel de ejecución presupuestaria: hay poca variación entre los fondos presupuestados y los fondos efectivamente gastados cada año. “La única excepción fue en 2012, cuando se asignaron $45.555 millones a este rubro, pero solo se gastaron $18.089 millones”, concluye el reporte.
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