Ataque al memorial del Covid: “Vamos a poner las fotos y las piedras una y otra vez”, dicen los familiares de las víctimas
Ayer, durante la celebración en Plaza de Mayo del Día de la Lealtad, vandalizaron el homenaje a las víctimas
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Los familiares y amigos de las víctimas del coronavirus profundizaron aún más su dolor cuando, ayer por la tarde, recibieron un golpe más. Todavía no pueden entender por qué hubo quienes, en medio de la celebración del Día de la Lealtad Peronista, sacaron y rompieron las fotos y se llevaron las piedras que recuerdan a los muertos por el Covid-19. “Las vamos a volver a poner una y otra vez. Ellos no tienen voz pero nosotros sí; no nos vamos a callar”, dice a LA NACION el padre de Solange Musse, Pablo Musse.
Las piedras, fotos y carteles con críticas al Gobierno que están al pie del monumento a Manuel Belgrano, en la Plaza de Mayo, fueron dejados durante la segunda “Marcha de las Piedras”, el 4 de septiembre pasado; las de la primera marcha, del 16 de agosto, fueron removidas por el Gobierno para construir un memorial en el patio Belgrano de la Casa Rosada, donde están hoy.
Solange Musse murió el 20 de agosto del año pasado en Córdoba de un cáncer muy agresivo sin poder despedirse de sus familiares por las restricciones impuestas durante la pandemia. Pablo, su padre, insiste: “No hay palabras para este odio. Es el fanatismo. Es como una profanación lo que pasó ayer. Todos los días es algo nuevo, es lamentable. El duelo no existe. A nadie se le puede ocurrir hacer lo que hicieron, no sé qué les molestó”.
En la madrugada de hoy, los padres de Nicolás Coscarelli, acompañados de Mercedes Moreno Klappenbach —que también había llevado piedras y fotos— llegaron a la Plaza de Mayo a reponer algo de lo destruido. Tampoco podían salir del asombro y del dolor por las imágenes de lo que había pasado durante la tarde de ayer.
Nicolás recién había cumplido 30 años cuando murió por un cuadro agravado de Covid-19. Su papá, Alejandro Coscarelli, revive ante este diario los 30 días de “angustia” que pasaron desde que empezó a sentirse mal en su casa de La Plata hasta que lo internaron y empezó a complicarse.
“Treinta días de tener un llamado al mediodía, de ir a la puerta a preguntas —recuerda—. Mientras los demás estaban de fiesta no podíamos acercarnos; tengo algunos de sus mensajes muy tristes y no me animo a verlos de nuevo. Todas las noches nos da vueltas el qué podríamos haber hecho, qué más, qué no hicimos. Los que atacaron el memorial no tienen sangre. ¿Cómo pueden hacer una cosa así? Arrancaron la foto de mi hijo y decían ‘esto es mentira’. Ojalá fuera mentira porque entonces Nicolás estaría acá”.
Moreno Klappenbach integra el grupo de mujeres, a las que con el tiempo se fueron sumando más personas, que a comienzos de agosto presentaron una denuncia en el Juzgado Federal 7 por “abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionario público contra quién o quienes corresponda” por la escasez de la segunda dosis de Sputnik V. La denuncia está en manos de Sebastián Casanello.
Ayer la comenzaron a llamar algunas de las mujeres con las que, un sábado por la tarde, habían llevado piedras y carteles. March hizo 22 en nombre de gente de diferentes puntos del país que se lo pidieron. “Una locura, no hay forma de definirlo —dice a LA NACION—. Una mamá que me habló me dijo ‘están pisando a nuestros hijos’”. A las 0.50, ella se encontró con los Coscarelli y pusieron nuevos carteles y fotos.
Ningún Día de la Madre será ya igual para Silvia Cappelletti, que perdió a su hijo Lautaro Luna, de 29 años, por coronavirus en Córdoba. El de ayer ya era malo y empeoró cuando vio en televisión lo que pasaba con el recordatorio que los familiares hicieron de las víctimas.
“Me dolía el alma, estoy indignada. Es una falta de respeto y de humanidad total —llora ante LA NACION—. No sé cómo decirlo, pero es ‘cagarse’ en los muertos. Ahora todo es política; no hay más pandemia, ni hay más muertos. Es el peor acto que vi en mi vida: profanaron la memoria, la tumba. No molestan a nadie, solo pretendemos recordarlos en paz”.
“Perder a un hijo no tiene palabras; no tengo miedo a nada. No quiero plata, no quiero nada. Solo quiero que él esté en paz”, dice Cappelletti.
La oposición reaccionó ayer después de los actos vandálicos y hoy, la CGT, en su celebración hará un “desagravio” a las víctimas. “Las dos personas que arrancaron los carteles en la Plaza están equivocadas y no representan el espíritu de la convocatoria de hoy. Se vivió una hermosa jornada, llena de amor y lealtad, por eso lamento que ese hecho empañe un encuentro pacífico de miles de argentinos”, afirmó ayer en Twitter el ministro Eduardo “Wado” de Pedro.
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