¿Atacados? Mitos y realidad de la vida de los carpinchos en Nordelta, a un año de las denuncias de los vecinos
Aunque en menor proporción, la población de estos roedores sigue creciendo y continúa la búsqueda de soluciones a largo plazo
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Florencia Munnich, de 25 años, participa de un grupo de WhatsApp en el que hay 116 vecinos de los barrios que conforman Nordelta. A pesar de que ella se mudó del barrio El Palmar, que está dentro del complejo situado en Tigre, a otro barrio llamado Talar del Lago 2, nunca se fue del chat que se llamaba “Anticarpinchos” y ahora cambió a “Carpinchos Nordelta”. Allí, describe, los vecinos descargan su bronca e impotencia frente al crecimiento exponencial de la población de estos animales en la zona. En algunos casos, afirma Munnich, los roedores fueron atacados con bates o rifles de aire comprimido, aunque otros vecinos niegan que hayan padecido algún tipo de violencia.
Sin embargo, en lo que todos están de acuerdo es en que la expansión de esta especie sigue fuera de control y señalan que ya no es un problema exclusivo de Nordelta. Por su parte, las autoridades del complejo inmobiliario destacan que se construyeron zonas donde se reforzó la vegetación para contener a los carpinchos. Además, agregan, están trabajando en medidas de largo plazo para controlar el crecimiento de la población.
El carpincho es el roedor de mayor tamaño en el mundo. Puede medir hasta 1,30 metros de largo y los adultos suelen pesar 60 kilos. Son anfibios y se alimentan de vegetación. Además, son animales gregarios que viven en grupos de 10 a 20 individuos. Su temporada de apareamiento se da sobre todo en octubre, por lo que en este mismo momento la población se está expandiendo. En agosto del año pasado LA NACION publicó dos artículos en los que se describía este mismo problema que, por el paso del tiempo, fue escalando. En ese entonces, los vecinos se quejaban porque los ejemplares habían atacado a algunos perros y destruido algunos jardines.
Entonces, la Asociación Vecinal Nordelta (AVN) –que se encarga de la administración de los barrios y se responsabiliza de la seguridad, el cuidado del medio ambiente y los espacios públicos del desarrollo inmobiliario– emitió un comunicado sobre la actividad de los carpinchos en la zona. Expresó que la población de estos roedores había crecido un 17% en 2020. Las últimas cifras que entregó la AVN a este medio muestran que cayó el ritmo de crecimiento de la población a un 10% en 2021 y pronostican la misma cifra para este año. Creen que se debió a que los últimos dos inviernos fueron muy fríos y eso hizo que los carpinchos se aparearan menos. De todos modos, el número total de animales sigue en aumento.
“Ya estamos construyendo espacios de refugio, haciendo campañas de concientización y avanzando con las autoridades en medidas de más largo plazo. En una ciudad de 40.000 habitantes hay distintos puntos de vista e intereses, pero todos tenemos como objetivo la preservación de la flora y la fauna local. Trabajamos para mantener el equilibrio entre los vecinos y la naturaleza que nos rodea”, se leía en el comunicado de la AVN que circuló el año pasado.
Con respecto a dichos refugios, fuentes de la AVN indicaron ahora a LA NACION que es un hecho el armando de espacios donde se reforzó la vegetación para que los carpinchos se mantengan en ciertas zonas y no choquen con los vecinos. “A largo plazo, las medidas sobre las que podemos trabajar primero las tiene que autorizar la Dirección de Flora y Fauna de Tigre. Tuvimos reuniones con ellos y estamos desarrollando un equipo científico con veterinarios, especialistas del Conicet y de la Universidad de La Plata para buscar controlar el crecimiento de la población, pero no hay experiencia internacional sobre el tema”, aclaran desde la AVN. Este medio intentó comunicarse con la Dirección de Flora y Fauna de Tigre, pero al cierre de esta nota todavía no había obtenido una respuesta.
Munnich describe que muchos vecinos colocaron trampas o alambres con electricidad para espantar a los roedores. Pero las mismas fuentes de la AVN destacan que el único hecho que dio lugar a la hipótesis de que un carpincho fue herido con algún tipo de arma de aire comprimido ocurrió el año pasado, cuando circularon fotos y un video de un roedor con una herida redonda. Aclaran que no pudieron determinar con certeza si era una herida de bala y no recibieron denuncias por disparos.
Gustavo Iglesias, que vive en el barrio Los Castores, y otros 200 vecinos armaron el año pasado una comisión para poder tratar el tema con organizaciones no gubernamentales y con la Dirección de Flora y Fauna de la provincia de Buenos Aires.
Él también resalta que la situación está lejos de mejorar y que los carpinchos ya pasaron el límite de Nordelta. Iglesias cree que dentro de poco tiempo los ejemplares serán un inconveniente también para otros barrios. De hecho, señala que se vio a estos roedores en El Camino de los Remeros, por donde los autos van a más velocidad y atropellar a uno de estos animales podría derivar en una tragedia.
“Se están expandiendo y llegaron a barrios más al norte. Incluso ya están cruzando la ruta 27 y se vieron carpinchos grandes en la zona del Camino de los Remeros. En la naturaleza estos animales son una presa y como en Nordelta nadie les hace nada, lo cual obviamente me parece lo correcto, la población no para de crecer. Las autoridades deben buscar una solución, como trasladarlos o controlar la natalidad de algún modo”, expresa Iglesias.
Adelmar Funk es el fundador del Complejo Ecológico de América, en el partido de Rivadavia, al noroeste de la provincia de Buenos Aires. Señala que la gran pregunta no es por qué aparecieron tantos carpinchos, sino por qué volvieron. “La situación merece un análisis profundo. La experiencia que tenemos en nuestra región, que está al límite con La Pampa, es muy similar, pero en nuestro caso con los pumas. Tuvimos un gran problema con los pumas y también aparecieron carpinchos. Los seres vivos van creando sus espacios y estoy seguro que lo que sucede en Nordelta tiene que ver con que crearon un ecosistema que favorece el regreso de estas especies. Es muy difícil encontrar una solución. Por ejemplo, si se piensa en una relocalización hay que evaluar el nivel de dependencia que tienen del ser humano por los años de interacción. Por otro lado, es importante saber si existen espacios en los que puedan ser reinsertados. Esta opción es posible, pero hay que tener todos estos factores en cuenta”, opina Funk.
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