Así se vivió el Eclipse Solar Anular 2024 en la Argentina: videos y las mejores imágenes
El fenómeno se vivió hoy a la tarde en todo el país; solo desde Santa Cruz se vio el anillo de fuego completo
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El que quiso ver, vio. Al menos en buena parte de la provincia de Buenos Aires, se lució la parcialidad del eclipse anular que sobrepasó toda la Argentina. La meteorología se amigó con la astronomía y entre ambas dieron el espectáculo. Prácticamente la mitad de la superficie solar fue cubierta por la Luna. Es cierto que no se pudo observar a simple vista, pero con los artilugios necesarios, en la tarde del miércoles: el que quiso ver, vio.
“No solo observamos cómo la Luna fue tapando paulatinamente al Sol, sino también un grupo de manchas solares muy interesante”, relató desde Vuelta de Obligado, Diego Toscán, quien junto a Cinthya y sus hijos Fabricio y Nicolás, disfrutaron del evento bajo un cielo despejado y primaveral. A 600 kilómetros de distancia, la realidad era muy distinta.
“Frustrado al ciento por ciento… estaba despejado al mediodía, pero para la hora del eclipse se largó un chaparrón de los lindos. Una lástima porque había armado el telescopio para verlo con los vecinos”, contaba a LA NACION David Skliarevsky, desde Mar Chiquita justo antes de que llegara el momento crucial del eclipse. Tanto Diego como David son grandes aficionados a la astronomía y contaban con lentes para eclipses y telescopios con filtros. Solo faltaba que el cielo ponga su parte.
Donde la fiesta fue completa, fue en el Planetario Galileo Galileio. El eclipse fue recibido con bombos y platillos, literalmente. Porque la banda sinfónica de la Ciudad de Buenos Aires desplegó su mejor música para la ocasión. Los espectadores disfrutaron de la marcha imperial de Star Wars mientras sucedía el avance de la ocultación solar. Cuando la Luna llegó a tapar el 53% de la superficie del Sol a las 17.38, cientos de caras felices observaban el firmamento protegidos por los anteojos que repartió el equipo del Planetario.
“Fue algo increíble, una convocatoria enorme, calculamos unas siete mil personas”, cuenta María Sol Bejarán, divulgadora científica del Planetario. “Mostramos el momento de anularidad en vivo mientras sucedía en Santa Cruz en la pantalla gigante colocada en la explanada e instalamos los telescopios con la caja de proyección para ver el eclipse parcial en directo”, relata feliz por cómo fue recibida por el público la enorme puesta en escena.
Más cerca del centro de la provincia, en la ciudad de Lobos, la nubosidad fue escasa y el eclipse se dejó ver radiante. Una brisa suave y fresca acompañó la observación del cronista, que observó con los mismos anteojos que se había asombrado por el eclipse total de sol de diciembre de 2020. Las pocas nubes que navegaban el cielo taparon muy ocasionalmente el Sol colaborando con un paisaje más pintoresco. La sensación que genera ver el Sol “comido” por la Luna es de pequeñez ante el movimiento de los astros, a millones de kilómetros danzando en el espacio.
La costa atlántica y la región más sur de Buenos Aires fueron las pocas zonas donde el clima no colaboró. La gran mayoría de la superficie de la provincia más extensa de la Argentina (exceptuando a Tierra del Fuego con la Antártida), estuvo mayormente despejada durante todo el evento. Miles lo disfrutaron desde el Planetario, Diego lo compartió en Vuelta de Obligado, en Lobos fue un placer el día de observación y hasta David tuvo su momento entre las nubes.
“¡Fueron apenas unos minutos pero lo pudimos ver!”, celebra desde Mar Chiquita. “A las 17:40 hs hubo una ventanita, no llegué a rearmar todos los equipos que tuve que guardar por la lluvia pero sí pudimos hacer observación con los anteojos y fotografiarlo”, se alegra de la oportunidad que no desaprovechó y se puede observar en la foto de esta nota. “La experiencia, como todo eclipse es emocionante. Más aún por la ansiedad del clima adverso. Fue un ratito que tuvimos, porque luego se volvió a tapar. Pero llegamos a disfrutarlo, incluso se acercaron vecinos que nunca habían visto un eclipse, se quedaron asombrados”, relata Skliarevsky no solo la alegría de verlo, sino también de compartirlo.
Que al final, es de lo mejor que puede dejar un eclipse. Seguro todos olviden dentro de muchos años qué porcentaje de ocultación tuvo este eclipse o cuál fue la hora exacta de mayor magnitud, pero quienes se asombraron con este evento astronómico seguramente no olvidarán a quienes tenían a su lado mientras sucedía y que sentían por esas personas. Al final, lo mejor que nos puede dejar la astronomía, son los recuerdos que creamos al contemplarla.
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