Un recorrido por el edificio de 235 metros de altura en Puerto Madero
Cuando el cartel digital marca el piso 43, los edificios de alrededor desaparecen y se puede ver la Ciudad de Buenos Aires por encima de todo. Pero el recorrido no termina ahí. Todavía faltan 68 metros y 12 pisos para llegar a la cima del Alvear Tower (AT) de Puerto Madero.
Con 235 metros, una figura espigada y curvas que provocaron más de un dolor de cabeza a los constructores, es el edificio de viviendas particulares más alto de la región y ya alcanzó su cúspide, a donde subió LA NACION.
El edificio cuenta con 183 departamentos, que tienen entre 90 y 525 metros cuadrados. La torre tiene servicios como pileta semiolímpica, otra piscina cubierta, cancha de tenis, simulador de golf, sky, micro cine, sala de música, gimnasio, spa, lavadero de autos y de mascotas.
Además, hay un espacio de uso común en el piso 54, a más de 215 metros de altura, con miradores y una sala de lectura, según detalla Marcelo Cusmai de BDA Realty, la empresa que comercializa la obra y que ya tiene vendidas más de 140 unidades. El precio del metro cuadrado es de entre 8000 y 13.000 dólares.
LA NACION hizo una recorrida por el interior, el exterior y la cúspide del AT. Lo que se destaca desde la llegada al complejo son sus curvas y formas, que rompen con las líneas rectas de los edificios que poblaron Puerto Madero .
"Este tipo de obras en Buenos Aires son irrepetibles por las dificultades a nivel de ingeniería, arquitectura, construcción, equipamiento, logística, altura y viento. En más de una oportunidad se tuvo que parar la obra por la intensidad de las ráfagas", detalló Cusmai.
Una vez adentro, la altura de 3.30 metros de cada piso y la gran cantidad de ventanales generan sensación de amplitud en la obra, que comenzó su construcción en 2012. El diseño estuvo a cargo de PFZ Arquitectos para el inversor Grupo Alvear y fue construido por CRIBA, la misma empresa que hizo otro ícono de Puerto Madero, el edificio corporativo de YPF .
"Esa curvatura que predomina en el edificio hace que la construcción de la estructura de hormigón sea mucho más compleja. Si a eso se le suma la altura, hace que sea una construcción única", cuenta a Jorge Pignataro, que es arquitecto y gerente de Obras de Criba, al frente del proyecto AT y que llegó a tener más de 700 personas trabajando a la vez. "Había 350 de albañinería, 180 para trabajar con el hormigón y alrededor de 200 de instalaciones. Por suerte me tocó estar al frente de un equipo muy bueno ya que superar este desafío solo fue posible por el esfuerzo y trabajo de todos", detalla.
Para el responsable del proyecto también merecieron un párrafo aparte las cuestiones climáticas para la construcción. "Cuando las ráfagas superan los 50 kilómetros por hora, se deben parar las grúas, montacargas y dos montapersonas externos", explica.
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