Aseguran que 19 criminales ingresaron en el país con su verdadera identidad
Este es el resultado del primer informe sobre la comisión que investiga las actividades nazis en la Argentina.
La Comisión por el Esclarecimiento de las Actividades del Nazismo en la Argentina (Ceana), que preside el canciller Guido Di Tella, y que integran Robert Potash y Manuel Mora y Araujo, entre otros, estableció que 19 jerarcas nazis sobre los que pesaba una severa lista de cargos, ingresaron en el país después de la Segunda Guerra Mundial con su verdadera identidad.
Así lo informaron ayer miembros de la Ceana durante una conferencia de prensa, la primera que se realiza desde que se formó la comisión.
El anuncio coincidió con otra conferencia de prensa, esta vez en la ciudad de Bonn, Alemania, donde Shimon Samuels y Efraim Zuroff, del Centro Simon Wiesenthal, anunciaron que ese país paga pensiones a ex veteranos de guerra, entre los que podrían estar miembros de la SS.
"El Centro -dijo a La Nación Sergio Wider, representante de la entidad en la Argentina- inició una acción política con el gobierno alemán para establecer quién es quién en esa lista. Un grupo de investigadores se reunió con el ministro de Trabajo alemán, Robert Blume, para buscar información.
"El funcionario les dijo que Alemania había mandado un listado de los beneficiarios a los países donde esas 106 personas residían al momento de hacer las listas de pensiones. Aquella información nunca le fue contestada por el Ministerio de Relaciones Exteriores argentino. Nosotros no descartamos que haya criminales de guerra, pero la información la debe dar la cartera de Di Tella", dijo Wider.
Fuentes de la comunidad judía en la Argentina dijeron estar "sorprendidos" por el informe dado a conocer ayer.
"Nos llama la atención que se haya hecho una conferencia de prensa para presentar ese informe y todavía los integrantes de los distintos comités no hayamos recibido una copia", finalizó Wider.
El informe
Los miembros informantes de la Ceana explicaron que, para hacer un trabajo serio, se pidió información al Bundesarchiv, en Koblenz, Alemania, y en el Geheimes Staatsarchivn de Viena, sobre presuntos nazis que hayan tenido condena por los crímenes cometidos durante la Segunda Guerra Mundial.
Así se arribó a los 19 hombres que ingresaron en la Argentina sin ocultar su verdadero nombre o que obtuvieron su documentación argentina usando la verdadera identidad.
De los 19, existen cinco personajes de quienes la Ceana da fe de que arribaron al país. Ellos son Fridolin Guth (ex miembro de la policía política alemana en Francia); Erich Mueller (ex alto funcionario del Ministerio de Propaganda alemán); Friedrich Rauch (ex oficial de las Waffen SS), Gerhard Bohne, criminal de guerra convicto que fuera extraditado en la década de 1960 y Eduard Roschmann, "cuyo pedido de extradición no dio el mismo resultado un decenio después", según dice el informe.
Bohne y Roschman llegaron desde Génova entre 1948 y 1950 con "documentación expedida por la Cruz Roja Internacional".
Sin novedad en el frente
El informe no tuvo sorpresas, al menos para quienes siguen de cerca y desde hace años las actividades de jerarcas nazis en la Argentina.
La comisión se formó el año último a raíz de la controversia mundial desatada por el hallazgo en Suiza de cuentas dormidas que habrían pertenecido a judíos muertos o sobrevivientes, en el mejor de los casos, del Holocausto, y a nazis que habrían intentado sacar dinero propio o robado de Suiza y triangulado a la Argentina a través de países neutrales.
Durante la conferencia de prensa, Ignacio Klich, coordinador académico de la Ceana, explicó lo difícil que resultó para algunos de los investigadores lograr información, especialmente de los archivos en el exterior. Hizo hincapié en el caso de Italia, donde no les fue permitido el acceso a los archivos de la iglesia Santa María dell´ Anima, cuyo obispo Alois Hudal se jactó por años de haber ayudado "a no pocos criminales nazis a fugarse", según dice el informe, y a España, donde también fue restringido el papeleo.
Nada se dijo sobre la facilidad que obtuvieron los nazis durante el gobierno de Juan Domingo Perón para entrar en la Argentina. La única cuestión política que se abordó fue el intercambio comercial de la Argentina con países neutrales que colaboraron con el régimen nazi.
Los nazis y la mirada tolerante de Perón
La Comisión para el Esclarecimiento de las Actividades del Nazismo en la Argentina acaba de asomarse al abismo del ridículo.
Es que la Ceana, en su primer informe público, hizo malabarismos para quitar responsabilidades al primer gobierno peronista por el ingreso en el país de criminales de guerra y, en ese equilibrio sin red, incurrió en dos clases de error: presentó como nuevos y propios datos que eran públicos y ajenos, y cuantificó en diecinueve el número de genocidas ingresados en el país.
Los datos "revelados", que ya eran conocidos, son:
- Que bienes nazis fueron transferidos a la Argentina por medio de bancos alemanes (investigación del Departamento de Finanzas de los Estados Unidos en 1947, publicada por el Senado norteamericano en 1996).
- Que técnicos alemanes y austríacos trabajaron en fabricaciones de armas para el Estado argentino (investigación del diputado radical Silvano Santander con referencia específica al Instituto Aeronáutico de Córdoba, y pedido de informes en la Cámara de Diputados de la Nación en 1949).
- Que hubo intercambio comercial entre Buenos Aires y el Tercer Reich (paper del Departamento de Finanzas norteamericano de 1946, llamando la atención sobre el establecimiento en la Argentina de 98 empresas de capitales nazis entre 1942 y 1944).
Cuántos vinieron
Respecto de la cantidad de criminales nazis ingresados en la Argentina, hablar de 19 es una afirmación temeraria aun en un primer informe, ya que existen pruebas documentales y testimoniales de la llegada de, por lo menos, unos 200 criminales de guerra entre 1947 y 1952.
Aun omitiendo a los más conocidos, cualquier lista seria no podría dejar de incluir a Ludolf von Albensleven, (5000 asesinatos en Polonia); Franz Rademacher, (2500 asesinatos de serbios y belgas); Hans Fischboeck, ("arianizador" en Holanda y en Austria); Oliver Mondrelle, (35.000 asesinatos en Francia); Jan Durcansky y Vojteh Hora, (30.000 asesinatos en Eslovaquia); Ante Pavelic y colaboradores, (800.000 asesinatos de serbios y gitanos en Croacia); Friedrich Warzok, (comandante del campo de exterminio de Janowska); Wilhelm Sassen, (condenado a muerte por la justicia holandesa por asesinatos masivos) y otras docenas de croatas, alemanes, austríacos, ucranios y franceses, ingresados en el país bajo la mirada cómplice del primer gobierno peronista.
Como dato accesorio, vale la pena tener en cuenta que desde 1947 la Argentina recibió 35 pedidos de extradición por crímenes de guerra, una cifra que por sí sola casi dobla a la mencionada por la comisión.
Puesto en negro sobre blanco, esta "remake" pobre, inexacta e incompleta de lo que ya se sabía abre dudas sobre los resultados finales que se podrán conseguir, y remite a un axioma atribuido a Juan Domingo Perón: "Si usted quiere que un hecho no se descubra, forme una comisión para investigarlo".
Si el axioma se cumple, quien quedará en una situación difícil será el jefe político de la Ceana, el canciller Guido Di Tella. En 1993, al inaugurar unas jornadas sobre nazismo en la universidad que lleva su apellido, el propio Di Tella había pedido disculpas públicas porque la Argentina, según dijo entonces, había sido un santuario para los criminales de guerra.
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