La Argentina, en alerta por las altas temperaturas: registraron un trimestre de calor récord en el país y el agobio continuará
El Servicio Meteorológico informó que el período noviembre-diciembre-enero fue el más cálido desde 1961, en lo que algunos consideran “un desvío brutal”; las razones de esta tendencia
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La Argentina está atravesando la octava ola de calor estival, que en la ciudad de Buenos Aires impulsó hoy la temperatura más alta registrada para febrero desde 1961: 38,1°C. A ese dato inédito se suma otro que genera inquietud: considerando todos los trimestres de noviembre a enero, el del período 2022-2023 fue el más cálido registrado desde 1961, con una anomalía de +1,7°C, según reveló el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) en un informe especial.
“Estadísticamente, usamos los datos desde 1961 porque desde esa fecha se cuenta con una base de datos nacional más grande, robusta y completa. Pero hay estaciones que tienen datos de calidad de más de 100 años”, explicó Cindy Fernández, comunicadora del SMN.
CALOR RÉCORD| 🔥🌡
— SMN Argentina (@SMN_Argentina) February 10, 2023
Argentina está registrando la 8va ola de calor estival, cuando en la última década no hubo más de 4 o 5 episodios por temporada. (información prelimimar) pic.twitter.com/eiHW7KO50F
En este sentido, Ignacio López Amorín, meteorólogo de LN+ y del SMN, especificó: “Estamos comparando la misma cantidad de estaciones meteorológicas y series estadísticas completas, por eso lo hacemos desde 1961 en adelante. De cualquier manera, si uno fija el trimestre noviembre, diciembre, enero y compara con ese trimestre de todos los años anteriores, este es el más cálido de la historia porque no hubo nunca ocho olas de calor. Desde finales de primavera y verano principios de febrero, que se hizo el informe, ya hubo ocho olas de calor en algunos lugares del país. Es impresionante”.
El informe especificó que la anomalía es de +1,7°C, “un desvío brutal” en palabras de López Amorín, quien explicó: “Entre 0,1 y 1 es un desvío débil, entre 1 y 1,5 es un desvío fuerte, pero ya más de un 1,5 es un desvío bestial; sobre todo porque estamos considerando todo el territorio nacional. Entonces, si se calculan las anomalías de 125 estaciones meteorológicas, que los resultados arrojen +1,7 realmente es increíble. Hubo estaciones con +0,5, pero hubo muchas con +3 para que se llegue a este promedio”.
“Hubo zonas mucho más cálidas que otras. Estas zonas cálidas también fueron variando mes a mes, pero en promedio, lo más cálido fueron el norte de Patagonia y el centro del país”, remarcó Fernández.
“El aumento en las temperaturas globales y regionales responde al incremento en las concentraciones de gases de efecto invernadero como consecuencia de las actividades humanas, en particular relacionadas con la quema de combustibles fósiles. Desde el punto de vista de la sequía, hay diversos factores, naturales y antropogénicos, que favorecen las condiciones deficitarias de la precipitación. En particular en el caso de la sequía actual, el rol del fenómeno La Niña –que ya está finalizando, pero se extendió a lo largo de los últimos tres años– juega un papel importante”, explicó Juan Rivera, doctor en ciencias de atmósfera y los océanos e investigador del Conicet.
“El impacto de estas sequías se amplifica cuando existen condiciones de olas de calor, dado que se potencia el estrés hídrico de la vegetación, siendo un ejemplo claro de la coexistencia de dos fenómenos climáticos extremos en simultáneo, que generan enormes impactos en sectores como la agricultura”, ahondó.
Ambos meteorólogos informaron que las causas de este fenómeno aún se están analizando, pero que todo indica que las altas presiones que predominan sobre el Atlántico podrían haber favorecido el calor.
“Esas altas presiones funcionan como un muro, en meteorología lo llamamos bloqueo, que impide que las masas de aire frío avancen de sur a norte. Entonces solo llegan las masas de aire cálido y no hay aire frío para cortar esta seguidilla de días calurosos”, sostuvo Fernández.
Por su parte, López Amorín afirmó que las razones son muchas, pero que aún están en fase. “El fenómeno La Niña cambia la circulación y deja una sequía desde 2019. Es el que está dejando un cambio en la circulación y favorece a que haga más calor y llueva menos. Normalmente en los meses de verano y la época estival, los sistemas frontales se mueven más lento por naturaleza que en los meses de invierno. El cambio climático, el aumento de la temperatura promedio global, están aumentando los fenómenos extremos. Particularmente en América del Sur aumentan las sequías y las olas de calor”, señaló.
Todos estos ingredientes determinan que sea un verano seco y cálido. Según adelantó el meteorólogo, en marzo el fenómeno La Niña se va: “Entramos en una neutralidad desde marzo hasta fin de año y es probable que hacia fin de año podamos entrar en una fase Niño, pero falta mucho”.
“Por lo pronto, debería empezar a normalizarse lentamente el régimen de lluvias, aunque los pronósticos todavía están dando lluvias por debajo de lo normal en la región núcleo. Quizás al debilitarse el fenómeno La Niña ya la dinámica de la atmósfera va a favorecer que pueda llover un poco más a partir del otoño”, señaló.
Los especialistas indican que, como ya ocurre este mes, el resto del verano continuarán las altas temperaturas y, en promedio, superiores a las normales. Esto no significa que las temperaturas registradas en el país este fin de semana se sigan manteniendo en estos valores. “En promedio se espera que el verano se siga manteniendo cálido, con pocos ingresos de aire frío, pero va a haber variaciones de temperaturas”, dijo Fernández.
Proyecciones para el resto del siglo
“Las proyecciones indican un incremento probable en las temperaturas a nivel global y regional, el cual depende del escenario de concentraciones de gases de efecto invernadero considerado. Por ejemplo, un escenario relativamente optimista donde se tomen medidas efectivas para mitigar el cambio climático puede resultar en incrementos de entre 1,5°C y 2°C hacia fin de siglo, mientras que un escenario más extremo, donde las naciones no limiten las emisiones de gases de efecto invernadero, puede proyectar incrementos de 5°C a nivel global”, planteó Rivera.
En esta línea señaló: “Este aumento en los valores medios de temperatura estará acompañado por un incremento en la ocurrencia de temperaturas extremas, lo cual va a incrementar la frecuencia y severidad de las olas de calor a futuro. Además, las proyecciones climáticas indican probables incrementos en los valores medios y extremos de las precipitaciones sobre el sudeste de América del Sur, con lo cual el riesgo de inundaciones urbanas se incrementará”.
“En la Cordillera de los Andes el panorama indica una disminución de las precipitaciones proyectada para el resto del siglo, lo cual, en simultáneo con el incremento en las temperaturas, pondrá en riesgo las principales fuentes de agua regionales, constituidas por la nieve y los glaciares”, concluyó.
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