Para cuando sonó el pitazo final del partido donde la Argentina fue derrotada 3 a 0 por Croacia, ya se había ido casi todo el público que vio el encuentro en una pantalla gigante ubicada en la base de la barranca de la Plaza San Martin, en Retiro. La mitad de los hinchas ya se había ido luego del segundo gol, cuando aún restaban diez minutos.
"¡Una decepción más! El equipo no jugó a nada. Messi no funcionó. Que le dé triunfos al Barcelona porque en Argentina no anda", dijo indignado Miguel González, de 50 años y mendocino. Mientras, Walter Romero, de 41, vecino de Laferrere, digo: "Si jugamos así no vamos a ir a ningún lado. A Sampaoli no se le cae una idea".
Tambien expresó su desazón Betty Solá, vecina de la Villa 31, que llevó mate y quería sentir la emoción de ver el partido con una hinchada grande: "Me voy triste. Ahora hay que esperar a Nigeria".
Tan frío como la tarde, el equipo argentino en ningún momento de los 90 minutos logró despertar entusiasmo en la hinchada argentina, que vio el partido en silencio. Los bombos, las vuvuzelas y los cantitos quedaron silenciados por los nervios y la angustia.
En la barranca de la plaza se habían abarrotado miles de personas llegadas de distintos barrios porteños y partidos del conurbano. Oficinistas, turistas, trabajadores y vecinos compartieron una platea y se fueron a sus casas con la cabeza gacha.
"En conjunto el equipo no anda. Aunque cada uno en su club funcione muy bien. Los cambios fueron mal hechos y a destiempo", sintetizó Lionel Arias, de 29 años, que trabaja en la zona.
Tras el encuentro, los preadolescentes y adolescentes también se mostraron dolidos. Algunos con esperanza en pasar de fase; otros, resignados a que la Argentina termine su camino por Rusia la semana que viene.
"Estoy triste porque quería clasificar. Obviamente que hay esperanzas, pero después de la cagada que se mandó Caballero al equipo le agarró una depresión y dejaron de jugar bien", dijo a LA NACIÓN, Carlos de 15 años y agregó: "Yo le tengo fe al equipo, a la Argentina, a que clasifiquemos. Sufrí mucho hoy. No insulté a los jugadores. Nunca los insulto. Siempre que nos hacen un gol la Argentina comienza a jugar mal. Me hubiese gustado Armani y Pavón, pero el resto del equipo estaba bien".
Jenifer y Belén son dos amigas de 14 y 15 años, que vieron juntas el partido y coincidieron: "El partido fue malo. Si mejoran pasamos de ronda. Si entrenan más y cambian los jugadores, en especial al arquero, pasamos".
"En mi corazón creo que no pasamos", aseguró Jenifer y Belén, aseguró: "No creo que pasemos de ronda. Siempre dije que nos iba a ir mal".
Tristeza en el obelisco
Tristeza popular. El Obelisco, un emblema porteño que tantas veces resultó escenario de celebraciones futboleras, luce apagado. Tan sólo un día atrás recibió a una enorme cantidad de personas con los colores celeste y blanco, en el Día de la Bandera. El panorama fue totalmente opuesto tras la histórica derrota argentina 3-0 frente a Croacia, que deja al equipo de Jorge Sampaoli al borde de la eliminación en Rusia 2018. Cabezas gachas, rostros serios, miradas perdidas. Y un punto en común que une a todos: una búsqueda de explicaciones que resultan difíciles de encontrar.
"Más allá de la derrota y de los errores puntuales, lo que duele es la falta de rebeldía. Queda una sensación de angustia por la inacción de los jugadores. De Sampaoli se ve improvisación y confusión, surgida desde su discurso, y trasladada al equipo. Duele ver la apatía de Messi, inexplicable a esta altura. Y veo una expresión de desconcierto que genera un DT que no planifica. De Croacia, es envidiable el trabajo de Modric y Rakitic. En fin, la lógica es implacable y ganar es fruto del trabajo", remarca Bernardo Grigüelo, un economista que se juntó en la zona céntrica a ver el encuentro con un grupo de amigos.
"Habría que explicarle a Sampaoli que el fútbol es más simple de lo que el creé. Lo que hizo en estos dos partidos fue un papelón en todo sentido. Futbolísticamente y fuera de la cancha. Me dio vergüenza cómo insultó a un jugador de Croacia. Habría que mostrarle un video de los demás entrenadores de este mundial. Me da pena por Messi, pero era bastante predecible lo que sucedió ya que siempre se tuvieron más dudas que certezas", argumenta Guillermo Dalla Valle, diseñador industrial.
"Sampaoli es el máximo responsable del desastre. Desarmó la poca idea de juego que tenía Argentina. Y Messi es otro gran responsable del presente. Jamás fue el líder del equipo y no se hizo cargo del juego. En cuanto a la estructura, fue un rejunte de futbolistas que no sabían a qué jugaban. Una línea de tres improvisada por el DT. Posiciones extrañas y el resultado quedó a la vista", dice Julio Cardozo, quien trabaja en la zona y vio el partido en un restaurante cercano al Obelisco.
"Sampaoli nunca encontró el rumbo en un equipo que tiene serios problemas en partidos importantes. Y eso que les pasa, el bloqueo psicológico, no se aprende. Se nace así , se nace para jugar en la selección. Lamentablemente Messi no resultó un líder contra Croacia, ni adentro ni afuera de la cancha. No sé dónde está la solución", reflexiona Leandro Gatto, comerciante.
"Argentina jugó un partido discreto en el primer tiempo, acorde a sus posibilidades. Messi estuvo ausente y bien neutralizado, en un equipo sin identidad ni alma. Luego del gol Argentina se desmoronó y mostró su fragilidad mental. Falto de ideas, un equipo sin rebeldía, sin transiciones rápidas, falto de sorpresa. Somos un equipo previsible, que aún no sabe a qué juega y que espera que Messi sea el salvador, en un deporte de conjunto. El DT no resiste un análisis", dice Juan Andrés González, comunicador social.
Con la colaboración de José María Costa y Fernando Vergara
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