Coronavirus: la Argentina, al borde de los 10 países con más muertos por millón de habitantes
A pesar de que en la Argentina no hubo un colapso del sistema de salud durante la pandemia de Covid-19, el país está al borde de ser una de las 10 naciones con mayor tasa de mortalidad (cantidad de muertes por millón de habitantes). De hecho, en las últimas horas, con 684,5 decesos, casi igualó al Reino Unido (685), que está en el puesto 12 en el ranking que elabora el sitio Worldometers, en el que se recopilan datos, entre otros, sobre población e incidencia del Covid-19 de más de 200 países.
Si de la lista se excluyera a los microestados, como San Marino, que está primero (42 muertos sobre 33.955 habitantes), y Andorra, que figura cuarto (75 muertos y 77.306), la Argentina quedaría entre las 10 naciones con más muertes por millón de habitantes totales.
Para los especialistas consultados por LA NACION, el país alcanzó esta situación por una combinación de diferentes factores: la falta de una estrategia sanitaria unificada a nivel nacional; las dificultades para testear, rastrear a los contactos de los casos confirmados y aislarlos, y el hartazgo social por la extensión de la cuarentena.
"No hubo tipos de modelos biomatemáticos, como sí ocurrió en el Reino Unido, para pronosticar los diferentes escenarios sobre la base de distintas decisiones de salud pública", analizó la gestión sanitaria nacional Marta Cohen, patóloga pediatra argentina residente en el Reino Unido y recientemente reconocida con el título de la Orden del Imperio Británico. Y completó: "La estrategia fue algo más intuitiva y digo esta palabra, porque se hablaba de que el pico llega mañana, luego pasado, que la vacuna estará lista en breve. Sin embargo, la ciencia debe basarse en hechos y en evidencia científica. También hubo un poco del hecho de que la población hizo lo que mejor le parecía. Se polarizó mucho. Hay es una gran anosmia, si vale la palabra, que es la pérdida del olfato, en la conducción política y sanitaria para salir de esto".
Ángela Gentile, jefa del Departamento de Epidemiología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, puso el acento en los operativos de rastreo en el país: "El avance del virus en etapas es lo que permite entender que no colapse el sistema. Esas mismas etapas permitieron aprender diferentes cuestiones. Por ejemplo, trabajar en terreno con operativos como el Detectar, que en algunas provincias lo hicieron mejor que en otras. No todo el país lo hizo igual".
"Creo que habrá una segunda ola de Covid-19 en el país, pero dependerá de cómo trabajemos será la magnitud que tendrá. Si seguimos con responsabilidad individual cumpliendo los protocolos, más el programa Detectar, será menor", adelantó Gentile . Y agregó: "Es importante seguir trabajando ‘en terreno’, en la atención primaria de salud en cada jurisdicción. Hay que seguir aplicando y ampliando el testeo y rastreo de contactos. Eso nos permitirá tener, en la segunda ola, una menor magnitud de la que estamos viendo ahora".
Para el exsecretario de Salud de la Nación Adolfo Rubinstein, "el colapso del sistema sanitario tiene que ver con la velocidad de propagación del virus, algo que se vio en varios países de Europa, en Brasil, Estados Unidos o Ecuador. En el caso de la Argentina, con la cuarenta se logró amesetar la curva y disminuir la pendiente. Como la primera oleada se dio en el AMBA, donde la capacidad de adaptación del sistema de salud es mejor y más resiliente, nunca se logró ese colapso". Y acotó: "Es la diferencia que vemos hoy con algunos sistemas de salud del interior que tienen menos resiliencia y están más expuestos a la saturación".
Para Cohen, es necesario hacer testeos masivos (tests rápidos de antígenos), sobre todo por el rol que juegan los asintomáticos en la propagación del virus. "Con los testeos masivos y rápidos, las personas podrían comenzar a volver, en parte, a su vida normal. A las escuelas, universidades, trabajos". La experta explicó: "Cuando hablo de tests masivos, me refiero a los rápidos de antígenos que tienen una efectividad que va del 85 al 100%. Estos tardan 20 minutos. China logró cortar la pandemia, con 6,5 millones de test diarios".
Con este planteo coincidió Eduardo López, médico infectólogo y jefe del Departamento de Medicina del Hospital Ricardo Gutiérrez: "Con menos de 100.000 testeos diarios en el país, vamos a perder la batalla".
En tanto, Gentile sumó: "No es solo testear, tiene que haber un programa de atención integral de salud. El testeo es una herramienta para la política de trabajo en el terreno. Cuando se aplicó, funcionó perfecto. El gran mensaje es que, a pesar de que los casos están disminuyendo, esta herramienta de atención primaria será clave para contener la situación y evitar posibles rebrotes o una segunda ola muy fuerte".
Segunda ola
"La pregunta del millón es si este virus va a circular más de dos años con esta virulencia. No existe antecedente. Ya está entrando en su segundo año en Europa. Si son correctos los datos de Italia que el virus está perdiendo virulencia, por ahí, cuando pase el invierno del hemisferio Norte deje de circular", planteó López, que forma parte del comité que asesora al Gobierno. Y agregó: "Mucho se habló de si este virus sigue circulando en el verano. Si se miran las curvas de Europa, el calor tuvo impacto, porque bajaron los casos allá. Creo, y es un halo de esperanza, que durante el verano acá también bajará la circulación. Pero si no tenemos la vacuna antes del otoño, podemos tener la misma curva que en Europa".
Rubinstein coincide con López en la baja de circulación: "A partir de fin de mes la situación va a mejorar mucho. Esto no quiere decir que no haya brotes y zonas focalizadas que se deban testear, rastrear y hacer un seguimiento. El país está preparado para un rebrote, pero eso no implica que haya que bajar la guardia".ß
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