Apuntan a las complicidades que permitieron la triple fuga
LA PLATA.- Algo quedó en claro para los primeros testigos que declararon ayer en la segunda jornada del juicio oral por la triple fuga de General Alvear: los hermanos Martín y Cristian Lanatta y Víctor Schillaci no podrían haberse escapado del penal de máxima seguridad sin haber recibido ayuda. Los cuatro agentes del servicio penitenciario que prestaron declaración deslizaron que hubo irregularidades en el complejo carcelario, que comenzaron poco antes de que se concretara el "gran escape" que mantuvo en vilo a gran parte del país durante dos semanas desde los últimos días de diciembre de 2015.
Entre esas irregularidades se mencionó que dos meses antes de la fuga fue quitado el sistema de grabación de las cámaras de seguridad en el sector de Sanidad, donde comenzó la evasión. Se dijo también que disminuyó la cantidad de vigilantes dedicados a la custodia del penal, que con una llave se podía abrir tres o cuatro rejas de un mismo sector (situación que sorprendió al juez) y que usaron precintos negros para atar a parte del personal reducido (elementos que, aseguraron los testigos, no formaban parte de los elementos del penal).
Saludos fraternales
Quizá la parte que más sorprendió al Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 1 de La Plata, presidido por el juez Juan José Ruiz, fue la mención de que algunos jefes de la unidad N° 30 de General Alvear solían visitar a los hermanos Lanatta -en los días previos a la evasión-, con los que tomaban mate y hasta se saludaban con un beso como si fueran amigos.
"Las autoridades [del complejo carcelario] iban muchas veces. Y pasaban como si fueran al despacho de ellos [de los Lanatta]. Se sentaban y tomaban mate? No es habitual que hicieran estas cosas con otros [reclusos]", dijo Luciano Labat, el primer agente que fue reducido en el sector de Sanidad. "Te daba un poco de impotencia porque trataban mejor a ellos [los detenidos] que a nosotros. Con los jefes superiores míos no tuve mucho contacto, pero cuando iban al sector no saludaban con un beso a los otros presos, pero sí con los Lanatta y Schillaci".
Para la defensa que encabeza el abogado Pedro Martino, los testimonios brindados ayer en los tribunales platenses ayudan a sostener el argumento de que "en realidad no hubo fuga", sino que a los Lanatta y Schillaci "los dejaron escapar para poder salir a cazarlos y matarlos durante la evasión".
Pero la acusación que lleva adelante la fiscal Silvia Lamgone tiene varias hipótesis y quiere saber si hubo complicidades por parte de los responsables de la seguridad de la Unidad Penal 30 de General Alvear. La evasión duró 15 días e incluyó todo tipo de hechos cinematográficos: tiroteos, toma de rehenes, choques de autos, persecuciones a campo abierto, robo de vehículos y policías heridos.
Un guardia desarmado
Ayer, además de Labat, que fue el agente que estuvo a cargo de la custodia de los tres internos en el sector de Sanidad y que fue el primero en ser sorprendieron por los hermanos Lanatta, también declararon otros tres agentes penitenciarios: Ramiro Sebastián Toleres (que estaba a cargo de la puerta de salida del pasillo del sector de sanidad), Eva Godoy, que se desempeña como asistente de expediente en la Unidad Penal 30 de General Alvear, y Ezequiel Dos Santos, que fue el agente que estaba de guardia en el puesto 1 en el momento del escape y que fue tomado como rehén.
El hombre declaró que es testigo de Jehová y que no utiliza armas. Que había ingresado al Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) para hacer tareas administrativas y que durante la fuga había sido asignado por única vez a ese puesto de control. "Fue sorprendido y tomado como rehén. Se lo llevaron en el auto que le robaron a Labat y luego lo abandonaron en un descampado", explicó una fuente del caso.
No dejo dudas Godoy al señalar: "Sin ayuda no se puede producir una fuga" como la que protagonizaron los hermanos Lanatta y Schillaci.
En la jornada de ayer, se esperaba que Martín Lanatta continuará con su declaración, que había sido suspendida el lunes, cuando el defensor solicitó pasar a un cuarto intermedio, ya que el recluso había sufrido un pico de presión. En esa oportunidad aseguró que los habían usado. "Si no nos fugábamos, nos iban a matar. Era más peligroso estar en la cárcel que escaparse", sostuvo.
El defensor Martino aseguró que Lanatta realizará una larga declaración que se extenderá por lo menos cinco horas.