“Aprendí a conseguir trabajo”
“El año en que cumplí cuarenta me quedé sin trabajo. Parecía un chiste. El año en que todos te hablan de la crisis de la mitad de la vida, y que además no sólo te hablan sino que vos la sentís, te quedás sin trabajo.” Así empieza su relato Martín cuando habla de la época en que, siendo gerente de planta en una pyme del sector de alimentos, fue reemplazado por el hijo del dueño, que para entonces volvía de una experiencia laboral en el exterior. Lo que más bronca le dio, cuenta ahora Martín, es que no la vio venir (o no la quiso ver), aunque había algunas pistas para intuir que ésa era una posibilidad. No estaba preparado ni un poco para quedar fuera de la empresa.
Tan enfrascado en su trabajo en la planta, no se había hecho tiempo para contactarse con colegas de otras empresas; las capacitaciones que había recibido en esos años habían sido dentro de la planta; a los congresos de su sector había dejado de ir hacía mucho porque “los consideraba puro chamuyo”.
Frente al despido tuvo pavor de quedar para siempre fuera del mercado laboral. La indemnización que recibió estaba bien para un par de años pero se convertía en nada si nunca más volvía a insertarse. “Caí en un bajón tan grande. Tuve que recibir medicación psiquiátrica. Me desconocía. Yo, que había sido siempre tan ‘vamos para adelante’. Pero mi mujer, que es un sol, es la que me ayudó a salir de ese estado. Un día me despertó con una lista de las cualidades que ella veía en mí. ¡Una listita en papel! Ahí anotó cosas como Gran compromiso con el trabajo; Buen jefe, exigente en lo profesional y amable en lo personal; Leal con la empresa. Ese gesto me dio confianza interna, me activó algo que estaba como anestesiado. Y me puse a buscar trabajo.”
La búsqueda, un proceso
Martín activó su búsqueda. Pero la primera etapa fue desastrosa. “Llamaba por teléfono a conocidos y les decía ‘Si sabés de algo, chiflá’. Me fijaba en los sitios de ofertas laborales y estaba demasiado calificado o era viejo para la edad que pedían. Cuando lograba una entrevista, no sabía qué decir de mí y terminaba hablando con enojo sobre la coyuntura económica o sobre el motivo por el cual me despidieron”. Pensó entonces que la búsqueda tenía que ser más estratégica para que le diera mejores resultados. Pero no tenía idea de cómo hacer. Entonces fue a una ONG de asesoramiento a desempleados, donde le dieron algunas pautas, y habló con un par de amigos que se desempeñaban en otros rubros, que habían pasado por una situación de despido y ahora estaban trabajando nuevamente.
Estas son algunos de los pasos que dio para rearmarse: Diseñó su curriculum poniendo más claramente en valor su trayectoria. Se contactó con viejos compañeros de facultad y con proveedores de la planta en la que había sido gerente. Hizo un curso de actualización. Se animó a pedirle referencias al dueño de la empresa. Empezó a presentarse en entrevistas para trabajos que mucho no le interesaban y así fue ganando seguridad, aprendiendo qué tipo de respuestas dar y cuáles no.
Martín, ahora con 48 años, hace cinco que trabaja en otra empresa. En el medio entre aquel despido y esta empresa trabajó en otra un tiempo, y eso le permitió reposicionarse para conseguir un empleo mejor. Ahora se hace espacio para estar en el radar de otras personas que eventualmente podrían tenerlo en cuenta para futuros trabajos porque, dice, si hay algo que aprendió es “a estar listo porque nunca se sabe.”
Algunos consejos para lograr resultados
¿Cómo iniciar una búsqueda laboral? A partir del caso de Martín, Mercedes Korin, asesora en desarrollo profesional, da estas sugerencias para tener en cuenta a la hora de hacer una hoja de ruta que ayude a la reinserción:
- Pedirle a personas que nos conozcan en lo laboral y sean de confianza, que nos digan qué aspectos positivos ven en nuestra forma de trabajar.
- Armar un CV que incluya no solo las funciones realizadas en los distintos puestos sino los logros obtenidos al realizar esas funciones.
- Ir a cursos de especialización o actualización, no solo por los contenidos sino para generar vínculos con docentes y compañeros que pueden ser potenciales recomendadores o empleadores.
Una forma de evitar quedar sometidos a los formularios web de ofertas de empleo es avisarles de la búsqueda a quienes en algún momento nos vieron trabajando (colegas, clientes, proveedores, ex jefes) y tienen un buen concepto de nuestro accionar. En las entrevistas de selección, no confundamos honestidad con una sinceridad suicida que nos deja expuestos y vulnerables.
Mercedes opina que la búsqueda es algo que se entrena. “Buscar trabajo es un trabajo en sí mismo. Lleva tiempo, esfuerzo y requiere de una estrategia y poner foco. Y también es necesario tener claro que tal vez donde busquemos no encontremos, pero que todo el movimiento que generamos en este proceso puede ayudar a que aparezca una posibilidad donde no habíamos buscado.”
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