Aprender a vivir con uno menos
El testimonio de una joven que sobrevivió a la tragedia de Once, pero perdió a su hermano de 13 años
Tiene la mirada clara y un espíritu inquieto que desborda sus 17 años. Pura sonrisa, pura dulzura. Fragilidad y fortaleza en un mismo cuerpo menudo. Así es Mailin Blanco.
La última madrugada de 2004 la encontró en una camilla de la sala de terapia del hospital Ramos Mejía, con los pulmones impregnados por el humo ácido que horas antes se había apoderado del boliche República de Cromagnon.
Su mamá, Mercedes, le sostenía la mano, la misma que le soltó su hermano menor Lautaro –Lauti– arrastrado por una estampida ciega y desesperada que buscaba abrirse paso hacia una puerta cerrada.
"No me voy a morir acá..., ¿no me voy a morir a acá?" recuerda como los últimos pensamientos que cruzaron su mente como rayos antes de desplomarse en una oscuridad que casi la devora.
Dice que no sabe cómo salió, que alguien –un alguien, como los tantos héroes anónimos que arriesgaron su vida para rescatar a los que quedaron atrapados- la sacó inconciente del lugar, que para ese entonces ya era un infierno. "Pero Lauti no salió" cuenta y la voz se le ensombrece.
Luego vinieron los días en el hospital, la rehabilitación, los intentos por volver a respirar con normalidad y la insoportable ausencia de Lautaro.
"Fue un año muy duro", cuenta en un ensayo por resumir el aturdido tránsito de los días por 2005 sin su hermano de 13 años. Pero no deja de sonreír. Llora, y mucho, pero sigue sonriendo.
Tanto ella como su familia comenzaron a hacer terapia para poder acomodarse en la vida con uno menos y poder así seguir adelante. "
Traté de rehacer mi vida lo más rápido posible. Cromagnon ya me sacó un montón de cosas y no quiero que se lleve nada más", afirma.
Para poder sobrellevar la angustia y los recuerdos de aquel día que todavía la persiguen, se reúne con un grupo de chicos que también sobrevivieron o que perdieron a familiares en la tragedia de Once.
"Claro que nos hicimos amigos con los otros chicos sobrevivientes", sonríe ante la pregunta y se muerde los labios para no tentarse. Luego mamá Mercedes contará, casi como una infidencia, que sí, que se hicieron tan amigos que hasta se puso de novia con uno de ellos.
"Siento que crecí de golpe en un montón de aspectos", reflexiona y asegura que no va a bajar los brazos hasta que se haga Justicia. "Cromagnon significa una tristeza enorme en el corazón, pero también significa seguir para que todo cambie y que no vuelva a repetirse. Nunca más".
mluzar@lanacion.com.ar
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