Antonio Skármeta: "La palabra es hasta más atractiva eróticamente que la imagen"
El autor chileno está en Buenos Aires, donde participa del Encuentro Federal de la Palabra
Es uno de esos escritores capaces de convertir una frase en verso y una novela en una poesía extensa. El autor chileno Antonio Skármeta, figura excluyente del Encuentro Federal de la Palabra, que se desarrolla en Tecnópolis hasta este domingo, combina como nadie verbos, adjetivos y sustantivos para transformarlos en verdaderas obras poéticas, aunque él prefiera definirse a sí mismo como un simple narrador.
Invitado a Buenos Aires para hablar de la palabra, esa materia prima de la que se alimenta en forma permanente, Skármeta, autor entre otros títulos de El cartero de Neruda, afirma en diálogo con LA NACION que la palabra no ha muerto, aun cuando asistimos, de manera inevitable, al predominio de la imagen.
-Vivimos en una era donde la imagen es cada vez más poderosa. ¿La palabra ha perdido peso con respecto a ella?
-Puede ser que haya perdido en masividad, pero no prestigio. La palabra poética es cada vez más prestigiosa, todos aquellos que la enfrentan y se sumergen en ella sienten que amplían su universo, que son mejores personas, que se comunican mejor. La palabra es hasta más atractiva eróticamente que una imagen. Cuando se usa la lengua para hacer algo más que pegar estampillas, esa persona es una persona seductora.
-Seducir con la palabra es algo que Neruda hizo de forma magistral y que usted mismo reconoció cuando dijo que ha perdido la inocencia con sus poemas.
-Sí, así es. La palabra es erótica cuando se comunica a niveles emocionales que a veces las ideas o conceptos no tienen.
-¿Cuál sería su palabra preferida?
-Es muy difícil, siempre hay encuestas en las que se pregunta esto y no es fácil definirse porque hay palabras que te cautivan por el sonido y otras, por lo que expresan. Pero si tuviera que elegir una sería amistad. Me gusta el sonido, me gusta la cantidad de vocales que tiene y me gusta que contenga la palabra mi y me gusta lo que significa. También me gusta mucho hacer juegos de palabras, siempre estoy inventado alguno...
-De eso se trata ser escritor, de jugar con las palabras.
-Sí, aunque hay palabras muy trágicas y pueden tener connotaciones muy dramáticas. No siempre esos juegos son lúdicos. De todas maneras.
-¿Qué le sugiere la palabra inclusión, que es sobre la que gira este encuentro?
-Es sin duda una palabra que me representa, que me toca muy profundamente. Me interesa enormemente la inclusión, porque parte del trabajo del escritor es traer a la creación a la gente, ofrecerla para que quien la recibe la cree y la recree. Cuando observo la enorme dimensión que tuvo una obra como El cartero de Neruda, el clic de esa novela es la inclusión. Porque uno de los poetas contemporáneos más grandes, como Neruda, incluye dentro de sus conversaciones, de su vida, a un hombre que no tiene acceso a l poder de la palabra poética, a la cultura del poeta, y esa inclusión hace posible este diálogo entre un simple pescador y ese gran poeta. Y esa relación inclusiva lo hace crecer como persona para que pueda decirle palabras de amor a la chica que le gusta.
-En países como Chile o la Argentina, la palabra inclusión tiene más bien un sentido político.
-Sí, y creo que inclusión es la palabra de la década. Sin dudas, es aquello que ampliaría, que perfeccionaría la democracia, que le daría mayor estabilidad. Pero la inclusión por la palabra es muy importante porque no es pragmática, es esa inclusión que defiende la libertad, la creación, la imaginación. La palabra poética incluida en la vida cotidiana de los personajes de mis novelas actúa como detonante de posibilidades de vidas distintas o de superar conflictos que tienen. El efecto que causa la palabra poética va directamente al nervio y se inserta en el torrente sanguíneo.
-Sus novelas son muy visuales y varias de ellas incluso se han transformado en películas. ¿Esto es algo buscado por usted o espontáneo?
No es buscado, y de hecho mi penúltima novela, Un padre de película, será llevada al cine por un director brasileño. Pero si quisiera hacer una película escribiría directamente un guión.
-La poesía y su lenguaje atraviesan todas sus novelas. Escribir un libro de poesía, ¿es una asignatura pendiente?
-Escribo desde la admiración que siente un narrador por esos poetas. Pero yo me siento narrador. La poesía tiene algo muy puro, esencial, despojado. La esencialidad es un requerimiento y yo me siento más cerca de un lenguaje más turbio, más sucio, más contaminado de realidad. Pero eso no quita que sea la poesía la que anime la vida de los personajes de un narrador.