Antes, durante y después de comer: consejos para limpiar en las Fiestas como un profesional
Las recomendaciones de una experta para que las tareas sean más manejables
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NUEVA YORK.– Lavar los platos, la cara B de la cocina de Navidad (o de cualquier fiesta decembrina), puede ser tan satisfactorio como preparar el festín. Hay una certeza en el resultado, una calma que viene con la limpieza y un final definitivo a todo el trabajo de la festividad.
Para que sea menos estresante, es importante reconocer primero que las manchas de grasa persistentes no son la única parte difícil de la limpieza. Navegar por las normas de limpieza, la sensación de estar abrumado y los invitados que quieren ayudar (o no) también puede ser duro.
KC Davis, terapeuta licenciada en Houston y autora de How to Keep House While Drowning, un manual de limpieza y organización, le da prioridad a la gestión de las expectativas y a la comunicación. Si sigues sus consejos prácticos de cocina, la limpieza –antes, durante y después de la comida– será manejable en ejecución y emoción.
Examiná y establecé tus propias expectativas
Preparar una decena de platos desde cero conlleva lavar muchas ollas. Si te encanta cocinar, por supuesto, podés hacer todo lo que quieras, reconociendo que cuanto más prepares, más vas a tener que fregar.
Pero si organizás un festín elaborado solo porque creés que es lo que se espera de vos o lo “normal”, Davis alienta a cuestionar esa idea y a determinar el alcance que puedes y quieres tener. Incluso vale no limpiar en absoluto. Esto es válido para todos, pero especialmente para personas con discapacidades. La limpieza no debe hacerse “a expensas de tu cuerpo”, afirmó Davis, y utilizar platos de papel, cacerolas de papel aluminio y otros utensilios de cocina y piezas para servir desechables puede ser una herramienta importante para mantener la salud física y mental, aunque al hacerlo se alteren las expectativas.
Comunicate rápido y a menudo con los invitados
“Tenemos que acabar con la era en que las mujeres cocinan y limpian mientras los hombres ven el fútbol”, dijo Davis. Todo el que pueda debe ayudar, a menos que realmente quieras hacerlo todo vos. (En cuyo caso, no podés quejarte).
Cuando compartas con los invitados los detalles de la planificación, como la hora de llegada, haceles saber que todos van a ayudar y preguntales qué les gustaría hacer. “Es importante establecer antes cómo va a participar cada uno”, sostiene Davis. Una vez que llegue la gente, da instrucciones claras sobre dónde y cuándo los necesitás.
Limpiá desde temprano y a menudo
Para Davis, demasiado desorden abruma. “Me quedo congelada –afirmó–. Me resulta más fácil concentrarme y resolver las cosas si limpio sobre la marcha”. Esto es válido para cualquiera que cocine. Una parte integral de la formación culinaria en los restaurantes es enseñar a los cocineros a recoger y limpiar sistemáticamente sus lugares de trabajo. No solo es por higiene, sino que también ayuda a los cocineros a concentrarse y trabajar más rápido y de forma más inteligente.
También se aplica a las fiestas. Estar al día con el lavado de platos ayuda a quien cocina a mantener la mente despejada y a ser eficiente. Y en realidad no es más rápido dejar que todo se amontone en la pileta. Cada vez que esté medio llena, limpiala y seguí cocinando. Para mantener la mesada despejada, colocá un recipiente para la basura junto a la tabla de cortar o una papelera justo al lado de donde estés.
Preparar todo lo posible con antelación reduce drásticamente la limpieza el día del banquete. Guardá los ingredientes preparados en recipientes desechables de papel o plástico y, si es posible, refrigerá los platos terminados, como la salsa de arándanos o los guisos, en sus recipientes de servir.
Encontrá un buen ritmo entre cocinar y limpiar
Hacer una pausa en mitad del picado de un ingrediente para lavar una batidora puede ocasionar que pierdas el hilo de una receta o, peor aún, tu concentración feliz al cocinar. No intentés hacer varias cosas a la vez y enjabonar rápidamente el escurridor mientras pelás papas. Es más fácil hacer una pausa para lavar los platos en puntos de pausa definidos, como cuando el pollo se mete en el horno o el aliño de la ensalada en el refrigerador.
Dedicar tiempo a lavar esos platos sin pensar también te da la oportunidad de respirar hondo y meditar con calma en lo que tenés que hacer a continuación. Para el momento en el que te estés secando las manos, te sentirás renovado frente a los pasos por delante.
Minimizá el tráfico en la cocina
¿Te acordás de los ayudantes que asignaste para lavar los platos? No los querés a todos en la cocina al mismo tiempo. Tampoco querés que alguien enjuague las verduras de la ensalada mientras otro se quita el jugo de pollo crudo de las manos.
Deciles a tus invitados que les vas a avisar cuando tengan que unirse a la acción. Así te asegurarás de no tener demasiados cocineros –o lavacopas– en la cocina.
Maximizá la limpieza antes de comer
Intentá limpiar y guardar todos los utensilios de cocina antes de servir la comida. Puede parecer desalentador, pero es posible con un equipo de ayudantes que trabajen en turnos alternos. No dudes en llenar y poner en marcha el lavavajillas en ese momento, o en cualquier otro.
Establecé sistemas de limpieza tras la comida
Seguí el ejemplo de las empresas de banquetes y los chefs privados, quienes reproducen la eficacia del lavado de vajilla de los restaurantes en las cocinas domésticas creando sistemas. En lugar de lavar, secar o cargar al lavavajillas al azar tomando lo que haya cerca, limpiá por tipos de platos en fases.
Empezá por guardar las sobras y luego raspá todos las sobras de los platos. Llená una cazuela vacía o un recipiente de servir con agua caliente jabonosa y poné ahí todos los utensilios. Acto seguido, apilá o poné en fila los platos, cuencos y vasos sucios por tipos. Si hay poco espacio, llevá los objetos a la cocina por categorías.
Cargá el lavavajillas por tipo de plato, y luego lavá a mano también por grupos. Establecé una cadena de trabajo desde el enjabonado y fregado hasta el enjuagado y secado. Apilá o alineá todos los objetos secos y limpios sobre la mesada, si hay espacio.
Por último, guardá todo y disfrutá de la satisfacción de haber terminado las tareas.
Por Genevieve Ko
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