"¿Pero de qué color ves las cosas?", es la pregunta más frecuente y difícil de contestar que nos hacen a los daltónicos. Es algo tan imposible de responder como al resto le resultaría explicar qué es el color rojo. Y ahora que acabo de probar en Buenos Aires unos novedosos anteojos para daltónicos, me encuentro de pronto tratando de ponerle nombre a colores que jamás había visto en mi vida. ¿Cómo se llamará el color de ese cartel que estoy viendo en la calle y que mi cerebro no logra informarme qué color es? "¡Eso es rojo!", me informa mi esposa.
"¡Qué emoción! ¡Qué lindo se ve todo!", fue mi primera reacción. De pronto fue como si la ciudad se hubiera llenado de colores por todos lados. No podría decir si veo lo mismo que el resto, pero de pronto fue como si la ciudad se hubiera llenado de colores.
En el mundo ya hay varias empresas que implementaron tecnologías que, mediante lentes que no difieren en su apariencia externa de un anteojo para sol (también hay lentes de contacto), permiten que los daltónicos perciban los colores. Entre otras compañías cuyos sitios se pueden encontrar en Internet están: Enchroma, Golden Mermaid, VINO Optics y Color Correction System. Los precios de los anteojos varían entre los 7000 y 15.000 pesos si son sin graduación, y entre los $20.000. y $40.000 si se les agrega corrección óptica.
El ingeniero Matías Acerbi, de Óptica Foucault, explicó de qué forma percibe los colores el ojo humano, qué es lo que sucede en casos de daltonismo y de qué manera funcionan los nuevos anteojos. "En la retina hay un tipo de células llamadas conos que reciben la luz y la convierten en impulsos que son enviados al cerebro. Existen tres tipos de conos: los especializados en luz azul, los más eficientes para recibir luz verde y los que mejor reciben el rojo. El cerebro usa la información que envían los conos para determinar el color", señaló.
Diferentes grados
Los daltónicos tienen desde su nacimiento una deficiencia de un tipo o más de conos y entonces el cerebro no recibe la misma información que el resto de las personas. Pero hay diferentes grados de daltonismo (discromatopsia), y son muy raros los casos de acromatopsia (visión en blanco, negro y grises). Mientras padecen acromatopsia una de cada 30.000 personas, la discromatopsia afecta a uno de cada 12 hombres y una de cada 200 mujeres.
Eso daría que en la Argentina hay más de dos millones de daltónicos que aprendieron a identificar las cosas por parámetros que les resultan más confiables que los colores.
Nos alegramos cuando el resto dice que el atardecer está increíble, aunque jamás podríamos ponerle nombre a las tonalidades que vemos""
Sabemos que la luz de arriba del semáforo es color rojo –odiamos los semáforos horizontales–, reconocemos un colectivo solo cuando vemos el número, nos ponemos nerviosos cuando el resto identifica las cosas por su color (¿cuál será el suéter verde?... ¿Cuál de todas será la lucecita roja que titila en el equipo electrónico?), combinamos la ropa que nos ponemos porque nos han informado su color, y nos alegramos cuando el resto dice que el atardecer está increíble, aunque jamás podríamos ponerle nombre a las tonalidades que vemos, aunque nos demos cuenta de que no es blanco y negro.
La explicación que mejor se entiende es que los daltónicos vemos los colores tal como el resto los percibe cuando hay poca luz.
De todas maneras, precisamente la cuestión de los colores del cielo sirve a los técnicos para explicar que la realidad es infinitamente mayor que lo que cualquier ojo humano puede percibir. "El cielo no es intrínsecamente celeste ni dorado ni negro", señala el ingeniero Acerbi. "El ojo capta un espectro muy pequeño de colores en una longitud de onda que abarca desde los 380 nanómetros del color violeta hasta los 780 nanómetros del rojo. Pero no percibe por ejemplo el ultravioleta, por debajo de 380 nanómetros, ni el infrarrojo, de 800 o más nanómetros", explica.
Decodificar la nueva información
"Lo que hacen entonces los anteojos para daltónicos es realzar los tres colores principales (azul, verde y rojo) a partir de los cuales el cerebro humano forma una infinidad de colores. Al mismo tiempo, se aplacan los colores intermedios que producen confusión al paciente que presenta alteración de la visión de los colores".
Puestos los anteojos, un segundo proceso que debe realizar el cerebro del paciente, y que puede llevar desde horas hasta varios días, es aprender a decodificar la nueva información y ponerle nombre a cada color, según la referencia que va recibiendo de los otros.
De todas formas, no hay dos daltónicos que tengan exactamente las mismas deficiencias. Desde el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, que solo tiene problemas para percibir el rojo y el verde y por eso el color predominante en su sitio es el azul, hasta el actor Paul Newman que directamente fue reprobado en el examen de colores cuando intentó ingresar como piloto de avión.
Y entre aquellos que convirtieron su debilidad en su fortaleza, ¿quién sabe qué pensaría de sus cuadros el daltónico más famoso, Vincent Van Gogh, si pudiera ver los colores que realmente usó?
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