Ansiedad recargada: por qué muchos chicos se resisten a abandonar el barbijo
A medida que se libera la obligación de usarlo, los adolescentes deben procesar emociones contrapuestas
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NUEVA YORK.– Para muchos adolescentes como Belle Lapos, la escuela secundaria ha sido una experiencia rarísima. Cursó primer año en 2020, con una mezcla de aprendizaje remoto y asistencia presencial a su escuela en Stillwater, Minnesota. Ahora tiene 16 años, está promediando la secundaria y hace meses que concurre todos los días a la escuela, donde todos usaban barbijo. Un par de semanas atrás, cuando levantaron la obligación de usar barbijo por la pandemia, ella y sus amigos de su edad tuvieron que procesar muchas emociones contrapuestas.
Los motivos de ansiedad eran muchos y de todos los órdenes: que al verlos sin barbijo los consideraran menos atractivos, que el uso de barbijo hubiese exacerbado los efectos del acné, que pudieran contraer Covid y contagiárselo a sus familias, e incluso que los encasillaran en determinada corriente política por ponerse o no ponerse barbijo.
Al final, y al menos por ahora, Belle y sus amigos decidieron seguir usándolo, “no por nuestras opiniones sobre la pandemia, sino mayormente por nuestra opinión sobre nosotros mismos y por cómo creemos que van a juzgarnos los demás –dice–. Después de dos años de mostrar solamente la mitad de la cara, ¡destaparse y mostrarle todo a la gente es un montón!”
Se sabe que la adolescencia es una etapa caracterizada por la inseguridad sobre la imagen corporal, las presiones para “encajar” socialmente, un creciente sentido de la identidad personal y una gran susceptibilidad a la opinión de los demás. Y ahora que el barbijo dejó de ser obligatorio en la mayoría de los distritos escolares, los adolescentes tienen sentimientos encontrados, debido a la presión de sus compañeros y los continuos desacuerdos sobre si deben cubrirse la cara o no.
Los expertos en adolescentes afirman que entender por lo que están pasando emocionalmente los jóvenes puede ayudar a padres e hijos a navegar la transición.
“En esa etapa del desarrollo, cualquier cambio en la forma en que uno se presenta ante los demás cobra mucha relevancia”, explica Sophia Choukas-Bradley, psicóloga clínica y directora del laboratorio de adolescentes y adultos jóvenes de la Universidad de Delaware en Newark. “No hay duda de que nos espera una transición difícil”, agrega.
Temor persistente al contagio
Ya hace dos años que la pandemia causa, entre otras cosas, problemas de salud mental en los adolescentes. El índice de recurrencia de ideas suicidas en adolescentes aumentó hasta un 25% durante la pandemia y, según algunas estimaciones, los niveles de depresión y ansiedad entre ellos se han duplicado.
Además, en muchos persiste el miedo a enfermarse, ya que el Covid sigue circulando.
En la previa a su primer día de clases sin barbijo obligatorio en Nueva York, Charlie Staub, de 15 años, dijo estar preocupado por la seguridad sanitaria en su escuela, donde no siempre tienen abiertas las ventanas y la ventilación del edificio no es del todo buena. A pesar de que está vacunado y tuvo Covid-19 en diciembre, Charlie admite que la idea de que repentinamente nadie use barbijo lo pone nervioso.
Charlie y sus amigos piensan seguir usándolo, al menos al principio. “Si realmente está todo bien, más adelante lo dejaremos de usar. Pero hasta ahora me siento más cómodo con el barbijo puesto”, declara.
Público imaginario y mask fishing
En esa etapa del desarrollo en que los jóvenes se vuelven hipersensibles a la opinión de los demás y se preocupan particularmente por su aspecto, dejar de usar barbijo también implica transición social, señala Choukas-Bradley. A partir de la pubertad y los primeros años de la adolescencia, los chicos suelen desarrollar lo que los psicólogos llaman un “público imaginario” que los hace sentir que el foco de atención social está puesto en ellos y sus defectos. Y como empiezan a pasar menos tiempo con sus padres y más tiempo con sus compañeros, el estatus social y los estándares culturales de belleza se vuelven extremadamente importantes, especialmente para las mujeres.
Las redes sociales han exacerbado la fijación de los adolescentes con el aspecto físico y el juicio de los demás, según lo confirman numerosos estudios. La preocupación de los adolescentes por verse atractivos en las redes sociales es muy anterior a la pandemia, recuerda Choukas-Bradley, cuyas investigaciones han vinculado ese tipo de preocupaciones con la depresión juvenil.
Las redes sociales también se ocupan de magnificar las implicancias de usar o no usar máscara. El “mask fishing” −la idea de que alguien puede estar usando el barbijo para ocultar sus defectos faciales– surgió por primera vez en las aplicaciones de citas y se convirtió en tendencia en TikTok a fines del año pasado. En los últimos tiempos también se viralizaron varios videos de jóvenes que acusan a sus compañeros de escuela de usar barbijo para ocultar su fealdad, y hasta piden a otros usuarios que califiquen sus rostros.
“El público imaginario dejó de ser imaginario –sentencia Choukas-Bradley–. Ahora me pueden grabar o fotografiar en cualquier momento, y mis compañeros pueden ver mi aspecto y lo que estoy haciendo”.
Este no es el primer fenómeno de las redes por el que se califica a las personas por su aspecto, dice Hannah Schacter, psicóloga del desarrollo de la Universidad Estatal de Wayne en Detroit. Y este tipo de tendencias pueden agravar el dolor y el juicio que los adolescentes ya sienten cuando sus compañeros los perciben como poco atractivos.
“El ‘mask fishing’ es preocupante porque puede exponer a los adolescentes a la vergüenza o la humillación, especialmente cuando los compañeros emiten juicios negativos sobre su apariencia sin barbijo”, indica Schacter. Y añade: “Básicamente, pueden sentirse totalmente expuestos al escrutinio no deseado de sus compañeros después de dos años de estar guardados”.
Para aliviar su propia ansiedad, los padres deben saber que un poco de estrés, rechazo e incluso vergüenza pueden ser necesarios para el desarrollo de los chicos, expresa Pollak. Siempre hubo adolescentes que por un motivo u otro tuvieron que ir a la escuela con algún aparato ortopédico o anteojos, que tuvieron acné, cortes de pelo difíciles y cambios drásticos en el cuerpo.
“El barbijo es algo nuevo, ¿pero realmente es tan diferente que el resto de las cosas que siempre les preocuparon a los adolescentes?”, se pregunta Pollak.
Por Emily Sohn
Traducción de Jaime Arrambide
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