Año Nuevo en la costa. Lluvia, miles de turistas y récord de contagios en Mar del Plata
Hay cancelaciones de reservas tomadas hace tiempo por contactos estrechos o infectados; siguen las filas para testearse y saber si se tiene Covid-19, pero prácticamente no hay internaciones por el virus
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MAR DEL PLATA.- El mayor ingreso de turistas y el récord de nuevos positivos de coronavirus en la costa se cruzaron justo en estas fiestas de Año Nuevo, que con sus reuniones y celebraciones prometen todavía un arranque de enero con mayores complicaciones en el ritmo de contagios, que preocupa por volumen, pero aún mantiene tranquilidad entre las autoridades sanitarias porque no alteró la demanda de internaciones.
Y encima, lluvia. Arrancó 2022 entre chaparrones a repetición, ideales para seguir en casa luego de noches que devolvieron imágenes de cierta normalidad a las cenas y celebraciones, tanto en domicilios particulares como en los restaurantes, hoteles y paradores, que después de dos años volvieron a tener mesas completas, como en viejas épocas pre pandemia.
Recién por la tarde avanzada, entre nubarrones y amenazas de más chubascos, el sol se hizo lugarcito de a ratos y animó a los turistas a pisar la arena bastante después del almuerzo.
El panorama fue casi un calco en todos los balnearios de la costa atlántica, que se habían preparado para este fin de semana como disparador de una afluencia turística alta y sostenida al menos hasta el cierre de este mes, en varias localidades con ocupación casi completa. Bastante mejores condiciones presentó esta primera madrugada, con fiestas electrónicas en playas y boliches colmados. De esos bailes codo a codo se alimenta esta pandemia.
Cancelaciones de reservas
La novedad de las últimas horas fueron primeras cancelaciones de reservas que se habían tomado con mucha anticipación. Los operadores confirman que algunos clientes desisten porque están contagiados, tienen familiares alcanzados por Covid-19 y deben aislarse o, frente a un escenario que se complicó con una altísima circulación del virus en todo el país, resolvieron tomarse una pausa y esperar a mejores momentos en un verano que recién empieza. A la par llegan otros pedidos que cubren esas plazas. “No hay alarma porque la ocupación, al menos por ahora, no se resiente”, aseguraron a LA NACION fuentes del rubro hotelero.
Mar del Plata es la muestra del extremo que se transita. En las últimas horas de 2021 el municipio confirmó 1042 nuevos positivos de coronavirus, más del doble del máximo diario que se había registrado durante el primer año y medio de pandemia y 45 veces más que los contagios confirmados en la primera jornada del diciembre que se fue. Cuando se creía que todo había pasado, lo que alguna vez fue una ola de repente se convirtió en un tsunami. Que además está vivo y no para de crecer.
“Vinimos hoy [por ayer] temprano porque sabíamos que iba a ser más tranquilo porque todos descansan y los jóvenes duermen”, contó Elías, de Capital Federal, que hace cinco días está aquí con su familia y esperaba por un hisopado en el Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias (CEMA), tras contacto reciente con familiares locales que dieron positivo. “La idea es confirmar o descartar para no afectar a nadie más”, explicó.
Hace días que testearse es casi deporte nacional. Solo aquí hay nueve centros públicos. En Playa Grande, por ejemplo, llegó a haber hasta 600 metros de cola y cuatro horas de espera. Hubo laboratorios privados que, a costo desde casi $3000, se quedaron sin testeos frente a una demanda inédita y una tasa de posititividad pico: casi 50% de los que afrontaron la incomodidad del hisopo en naríz y/o garganta tenía Covid-19.
Esos cuidados que se perdieron, reuniones que se multiplicaron durante todo el mes para despedir el año y fiestas y boliches que mueven decenas de miles de jóvenes cada día alimentan esta maquinaria que desparrama el virus a ritmo exponencial, sin límites en la geografía. La buena: casi no hay demanda de terapia intensiva por cuadros de Covid-19. En Mar del Plata, con casi un millón de habitantes, hay dos camas ocupadas en este sector y un único paciente conectado a respirador mecánico. En octubre de 2020, el peor momento, se llegaron a cubrir más de 120.
Aquí, y vale para todo el frente de costa turístico, está todo preparado para que por las próximas semanas se conviva con estos o peores escenarios. Los sanitaristas ya dieron tranquilidad que, aunque crezcan los contagios, es difícil que se complique la capacidad de respuesta de hospitales y clínicas.
Ahora queda ver si, como exige el gobierno provincial desde el 21 y el nacional hace desde este sábado, la obligación de presentar pase sanitario para ingresar a edificios públicos y determinadas actividades cubiertas o al aire libre pero multitudinaria influye para que la curva en crecimiento se detenga pronto su proyección híper verticalizada. Por el momento no encuentra freno. Ni voluntad de volver a los cuidados como para que los resultados mejoren.
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