Año Nuevo. Cómo se prepara Pinamar para festejar en las playas esta noche
Comidas en paradores al borde del mar, discotecas con propuestas para los más jóvenes, el rito de vestirse todo de blanco y el impacto del Mundial en este verano
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PINAMAR.- “Llegamos anteayer, somos de Villa Urquiza, en la ciudad. Venimos siempre a Pinamar en esta época del año, pero esta vez recortamos algunos lujos que nos dábamos”, describe Antonella Cassino, de 49 años, que llegó a este balneario con sus tres hijas y su marido. Esta noche van a cenar en el departamento que alquilaron durante toda la primera quincena de enero que cuenta con una balcón terraza y una parrilla. Sin embargo, en años anteriores solían reservar en algún parador para disfrutar de las cenas especiales de Año Nuevo. “Averiguamos y no bajaban de $20.000 el cubierto, entonces, esta vez, desistimos de esa opción”, agrega.
Pinamar se prepara para recibir 2023 con una oferta que crece y se perfecciona todos los años. Para la cena y el brindis casi todos los paradores ubicados en avenida del Mar preparan eventos especiales, también se hacen las ya tradicionales fiestas de blanco y luego llega, sobre todo para los adolescentes, las fiestas en las discotecas como Boutique, Super 15 y Pink, que ofrecen mesas vip que parten de los $40.000 con $30.000 de consumo para ocho o diez personas. La particularidad es que este año, a diferencia del pasado, muchos gastronómicos, hoteleros y comerciantes señalan que la gente está muy atenta al bolsillo. Y también mencionan al Mundial de Fútbol como un factor que puso en pausa muchas reservas.
Un buen termómetro para medir el entusiasmo y el poder adquisitivo de las personas de cara a la noche de Año Nuevo, además de los restaurantes, es la cantidad de prendas blancas que se solicitan en los locales.
Belén Vodanovich es la dueña de Casa Moda Cariló. Dice que el año pasado no le quedó una sola prenda blanca por vender y recuerda que el nivel de movimiento y el entusiasmo de la gente por comprar era realmente sorprendente. Pero, este año, si bien hay movimiento, señala que lejos están del boom de ventas que se vivió la temporada pasada.
“El año pasado se llevaron todo, fue impresionante. Pero esta vez todos están un poco más austeros, vienen a comprar, pero la gran mayoría te dice que va a usar algo que ya tiene. Se me ocurrió preguntar a mis colegas para ver si yo era la única, pero todos me describieron algo similar. Lo mismo sucedió en Navidad”, detalla Vodanovich.
Los precios este año evidentemente juegan un rol importante. En el parador El Dorado, uno de los clásicos de Pinamar, el menú de Año Nuevo, que cuenta con entrada, plato, principal, postre, bebidas con y sin alcohol y brindis, cuesta $35.000 para los adultos y $25.000 para los niños. En este caso, a pesar de la crisis, no hay más mesas disponibles.
Pero para los que aún no reservaron, tal vez la opción más sofisticada y equilibrada en cuanto al precio (siempre dentro de los parámetros pinamarenses) sea Rada Beach, el restaurante del reconocido chef Pedro Demuru. Allí ofrecerán un tapeo con múltiples opciones, como una ensalada césar con pollo crispy y calamares, o una ensalada de mariscos, tablas de quesos. Luego se puede elegir entre dos entradas y dos platos principales, que pueden ser ojo de bife o atún rojo. Por último, los postres, y todo estará acompañado de vinos de la bodega Catena Zapata. El valor por persona es de $20.000.
Además de las cenas, hay grandes eventos cuyo valor por persona no fue develado, pero se presume que es muy alto. Este es el caso de Hemingway, el exclusivo parador de Cariló que esta noche brindará una cena seguida de una fiesta con capacidad para 180 personas con barra libre. Comenzará a las 21 y terminará alrededor de las 3.30.
El factor mundialista influyó en la concurrencia de turistas y en el número de reservas, aseguran algunos hoteleros y gastronómicos. Según el municipio de Pinamar, en promedio en todo el partido la ocupación es del 90%, cuando el año pasado a esta altura era prácticamente imposible encontrar una cama libre.
Juan Topich trabaja en Hemingway y en el apart hotel Casa Grande, en Cariló. “La fiesta la terminamos de vender ayer, y en cuanto al hotel tenemos el 80% reservado, cuando el año pasado ya estaba todo ocupado. El mundial influyó mucho, algunos decidieron irse a Qatar y recortar el resto de sus vacaciones, también sucedió que el año pasado aún había restricciones para viajar al exterior por el coronavirus y eso atrajo a más personas a la costa atlántica, mientras que ahora ese público retomó sus vacaciones en el exterior. De todos modos, de a poco están levantando las reservas”, describe Topich.
Mientras que Guillermo Crinigan, el dueño del parador El Atlántico, ubicado jutso en la esquina de la avenida Jorge Bunge y la avenida del Mar, esta vez decidió no hacer cena de Navidad ni de Año Nuevo. “Preferimos darle descanso al personal y mantenernos al margen de todo el movimiento que se genera en la noche de Año Nuevo. Nuestro restaurante empezó a trabajar mejor hace algunos días, pero venía tranquila la temporada. Antes del Mundial la gente llamaba para reservar carpas, luego se planchó todo. Como nosotros somos un clásico de acá, ya tenemos nuestro público que viene siempre, pero es cierto que está más tranquilo que en años anteriores”, señala Crinigan.
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