Informe de Unicef. Por la pandemia, habrá más de un millón de nuevos niños pobres
¿Cómo cambió la vida de los chicos con la cuarentena? Mucho. No sólo por el encierro. El aumentó la pobreza impacta principalmente a los más chicos. Por la pandemia, seis de cada diez niños argentinos serán pobres antes de fin de año. Y de ellos, dos vivirán en hogares en los que no se llega a cubrir la alimentación más básica. Hoy, una de cada cuatro familias tuvo que dejar de comprar ciertos alimentos durante la cuarentena. Y el 10% de la población asiste a comedores como estrategia de supervivencia alimentaria.
Los números surgen de un informe que presentó hoy Unicef, con una nueva estimación de la pobreza infantil en el país y adelantó los resultados de la segunda encuesta nacional de impacto del COVID-19 en familias con niñas, niños y adolescentes. Las nuevas estimaciones del organismo alertan que, entre diciembre de 2019 y diciembre de 2020, la cantidad chicas y chicos pobres pasaría de 7 a 8,3 millones.
"Entre los efectos que desencadena la caída de los ingresos familiares y del empleo, se puede presentar la reducción del gasto en alimentación. Esta situación puede desencadenar mecanismos de ajuste al interior de los hogares en perjuicio de los niños, niñas, adolescentes, con efectos sobre su bienestar y salud", explicó Sebastián Waisgrais, especialista en Inclusión Social y Monitoreo de Unicef, responsable de presentar el informe. "El sistema de protección social en Argentina tiene una cobertura alta. El 57% de los hogares con menores de 18 años reciben algún tipo de transferencias", agrega.
Para conocer cómo está impactando la cuarentena en la vida de los más chicos, reiteraron una encuesta que ya habían realizado en abril y entrevistaron 2525 hogares de todo el país donde viven chicos. No sólo consultaron a los padres, sino que entrevistaron a los hijos para conocer cómo cambió su vida durante la pandemia.
En la primera infancia, el impacto fue alto. El 48% de los menores de seis años cambió su forma de comer. Desde los que comen menos a los que comen más. Y el 46% sufre alteraciones del sueño: tiene pesadillas, insomnio, o duerme hasta tarde. Un 16 %, además tuvo cambios en la forma de comunicarse con sus padres.
"Los niños y las niñas pequeños pueden hacer preguntas directas sobre lo que está sucediendo ahora o lo que sucederá en el futuro y pueden comportarse de manera diferente en reacción a sentimientos sobre la pandemia. Su salud emocional debe ser una prioridad central que atender durante la pandemia, dado que se corre el riesgo de desarrollar manifestaciones y problemas significativos como estrés, ansiedad o depresión", dice el informe.
Entre los chicos en edad primaria, también se vieron cambios. Si bien el 95% dijo que continuó con la escolaridad, hay grandes diferencias entre los que tienen accesos a recursos tecnológicos y los que no. Durante el encierro, según surge de la encuesta, en casi el 70% de los hogares se suspendió la atención médica de los chicos y se descontinuaron los controles pediátricos y el 27,7% los chicos no fueron vacunados como indica el calendario.
Los adolescentes están deprimidos. Aunque el 95% opinó que la cuarentena es una forma efectiva de controlar la pandemia, están angustiados porque no ven un horizonte de finalización. Extrañan a sus amigos, extrañan poder salir y hasta ir al colegio. Pero también tienen miedo de volver a la escuela. La mitad de ellos dijo que si le dijeran que puede volver a clases presenciales, siente temor. Y también a no adaptarse de nuevo al ritmo escolar. Este temor es compartido por los padres. El 45% de los adultos dijo que cree que las escuelas no podrán cumplir con las medidas necesarias de prevención.
Hay otro factor de estrés en la vida de los adolescentes. Así como el 73% aumentó la cantidad de horas que pasa frente a pantallas, la encuesta relevó que el 17% de los adolescentes dijo que durante la cuarentena vivió situaciones de acoso y violencia como ciberbullying, acoso personal y sexual en las redes. También el 9,5% estuvo expuesto a contenidos inapropiados y pornografía. Un tema que preocupa a los especialistas.
"Muchos adolescentes nos contaron que están viviendo con una sensación de angustia permanente, que se sienten deprimidos y asustados. Se nota que aumentó la angustia en ellos si se compara con la anterior medición de abril. Esto indica que hay un efecto acumulativo de la situación, con un horizonte incierto que los preocupa. Quieren volver a ver a los amigos, a la escuela pero también siente miedo de ese nuevo mundo", apunta Luisa Brumana, representante de Unicef en la Argentina, durante una conferencia de prensa virtual.
"Con el correr del tiempo (de la cuarentena), la situación de los adolescentes ha variado en términos de sentimientos negativos. Todas las situaciones de angustia, depresión, o miedo han crecido en proporción a lo observado en el mes de abril", dice el informe.
Entre abril y julio, creció un 71% el número de adolescentes que dijeron sentirse angustiados y un 78% de los que dijeron estar deprimidos. ¿Qué es lo que más te cuesta de la cuarentena? Más del 70% indicó que no verse con sus amigos, la mitad no salir, no ir a la escuela, estar encerrado, no poder estar al aire libre o realizar actividades que antes sí hacían, como deportes, actividades culturales, militancia, talleres, entre otras.
Una infancia sin pediatras ni vacunas
Según los datos de la encuesta, el 69% de los niños argentinos dejó de asistir a consultas médicas. El 14% de los hogares respondió que no había asistido a estudios médicos. Otro 11% declaró en la encuesta que no asistió a prácticas médicas y cirugías programadas (9% y 2% respectivamente). "El 27,7% de los hogares no han podido llevar adelante los controles de salud y vacación de sus hijos, situación que constituye una alarma importante en relación al derecho a la salud de niñas y niños. En los casos de hogares localizados en villas o asentamientos estos valores ascienden al 31%", apunta el informe.
El estudio indagó sobre qué ocurría con esta situación en las localidades que pasaron a una cuarentena flexible. Y la respuesta fue que en la mayoría se habían retomado paulatinamente los controles médicos.
En cuanto a las salidas recreativas, tanto la opinión de los padres como de los mismos chicos es que tuvieron un efecto muy positivo sobre la salud emocional de los niños. De los que salieron, el 75% de los porteños dijo que impactó positivamente en el bienestar de los chicos, lo mismo que el 96% de los que salieron en el Gran Buenos Aires, donde las salidas no están permitidas. Pero no todos los chicos quisieron salir. Las reacciones de los niños y niñas fueron distintas y diversas. Mientras que el 61% reaccionó con agrado, el 38% lo hizo con asombro y atención. Asimismo se ha relevado que un 10% de se opusieron a la salida, dice el informe,
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