Anécdotas: un pueblo “rebelde”, ataques de perros, y hasta un exhibicionista, los hechos inusuales que marcaron los últimos tres censos
En los relevamientos de 1991, 2001 y 2010, hubo sucesos que sorprendieron a los voluntarios; las historias
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Ataques de perros, un pueblo que se rebeló contra el operativo, una casa precaria en la que vivían 22 personas, asaltos, y otros hechos inusuales fueron los que se registraron en los últimos tres censos (1991, 2001 y 2010).
En la Argentina, esta gran encuesta nacional suele llegar en momentos políticos, sociales y económicos complejos. Por ejemplo, y solo por citar los últimos cuatro relevamientos, durante el de 1980 el país atravesaba la dictadura; en el de 1991, la Argentina recién empezaba a salir de la hiperinflación; en 2001 se realizó el operativo un mes antes de que estallara la crisis social y política y el 27 de octubre de 2010, fecha en el que se llevó a cabo la última encuesta, falleció el expresidente Néstor Kirchner.
A continuación, un detalle de esos momentos que dejaron su marca en los últimos tres censos, un día antes de que comience el onceavo operativo en todo el país:
2010
El censo debe continuar
Ese 27 de octubre de 2010, si bien se había informado que la muerte de Kirchner fue a las 9.15, las crónicas de periodísticas de aquel entonces señalaban que, según fuentes oficiales, el expresidente había ingresado a las 8 al hospital José Formenti en El Calafate con un paro cardíaco irreversible y ya sin vida.
Esa mañana fue tanta la incertidumbre que muchos censistas llegaron a creer que el relevamiento se suspendería. Hubo, incluso, consultas a los jefes de zona para conocer qué pasaría. De hecho, era tal el grado de inquietud que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), organismo a cargo del operativo, resolvió, pasadas las 11, emitir un comunicado para informar que el Censo 2010 no se detenía. Ana María Edwin, quien era la directora del instituto, dijo, una vez ratificada la continuidad del relevamiento: “Vamos a hacer el mejor censo de la historia en homenaje a nuestro expresidente”. Y, en medio del estupor político y social, los 600.000 voluntarios salieron a la calle.
Formularios online
Si bien para el censo que se va a realizar mañana se abrió por primera vez a nivel local la posibilidad de llenar el formulario de manera online, en 2010 ya se hablaba que en algunos países de Europa, como en Francia, los ciudadanos podían completar las planillas y enviarlas por internet. Aunque sin ir más lejos, en Brasil los censistas usaban un Personal Digital Assistant, un aparato similar a las viejas palm, para tomar los datos de la población.
Los expertos argentinos señalaban que las herramientas para realizar el censo de manera digital estaban a disposición, pero que había que atravesar un cambio cultural para poder ponerlo en práctica, un pronóstico que se terminó cumpliendo. “Lo importante es entender que se trata de un tema cultural. Hoy existen las herramientas para garantizar la seguridad y la fiabilidad de los sistemas que se utilicen tanto para las encuestas como para relevamientos poblacionales”, explicó en 2010 a LA NACION Christian Rovira, responsable del área Técnica y de Servicios de una empresa llamada Citrix.
Perros guardianes, asaltos y un exhibicionista
Dos censistas, uno en La Plata y otro en Lugano, fueron atacados por perros y sufrieron heridas leves. Mientras que hubo otros voluntarios que tomaron recaudos al respecto. Por ejemplo, Pablo Simonetti, quien relevó una zona de el Delta, llevó una bolsa con alimento balanceado para animales y así evitar contratiempos con los perros. “Es que por acá no podés salir corriendo”, dijo orgulloso de su inusual idea.
En tanto, en San Juan, en la localidad de Concepción, la policía detuvo a un adulto mayor por una denuncia radicada por una censista. La denunciante argumentó que el hombre la llamó para realizarle una consulta referida al relevamiento y le mostró sus genitales.
Si bien siempre se les señalan a los vecinos cuáles deben ser las medidas para evitar que un falso censista ingrese a una vivienda, en 2010 las víctimas de la inseguridad resultaron ser los propios voluntarios. En Córdoba, más precisamente en Villa María y Bell Ville, les robaron el celular a tres voluntarios. A pocas cuadras de la Villa 1-11-14, en la zona porteña del Bajo Flores, otro censista fue asaltado por dos ladrones. Vale recordar que la policía no los acompañó a las villas porteñas porque el relevamiento lo realizaron vecinos de la zona. En Chacarita, a una voluntaria le robaron la cartera. En ese momento, fuentes policiales indicaron que hubo varios llamados de censistas para pedir ayuda por diversos inconvenientes.
Casas con 22 habitantes
Otros censistas que se llevaron una buena sorpresa fueron los que tuvieron que visitar los barrios populares en distintos puntos del país y se encontraron con viviendas repletas de personas. Por ejemplo, en Villa Maipú, en el partido bonaerense de San Martín, los voluntarios llegaron a contabilizar 22 habitantes en un solo hogar. De hecho, ese censo mostró un incremento importante en el número de asentamientos informales. Así, en la ciudad de Buenos Aires se registró un crecimiento en la población de los barrios informales del 52% entre 2001 y 2010.
Censo 2001
Este relevamiento se realizó entre el sábado 17 y el domingo 18 de noviembre, luego de que en la provincia de Buenos Aires se produjeran importantes inundaciones. Hubo voluntarios que tuvieron que realizar su tarea con camiones del ejército. También, por la bronca que generaron los desbordes, muchos vecinos se declararon en rebeldía y no recibieron a los censistas.
En Chascomús, la voluntaria Liliana Ortiz señalaba que hacer el censo era un deber. Para eso, se subió en la parte trasera de un Unimog que la llevó junto a otras censistas a través del agua. Pero hasta para los soldados que conducían el vehículo la situación era “muy peligrosa”, porque la laguna había superado los límites históricos y no era posible diferenciar cuál era el camino. De hecho, el recorrido del Unimog también sirvió para rescatar a personas que de a poco se subían al camión para salir de la zona inundada.
“No al censo”
En el partido de Rivadavia se tuvo que prorrogar la realización del censo. Por las inundaciones los vecinos de la ciudad cabecera, América, colgaron carteles que decían: “No al censo”. El descontento con las autoridades era total. En un comunicado los vecinos señalaron: “Le decimos no al censo, porque le rogamos al gobierno nacional que entienda que nuestras necesidades son otras”.
Mientras que en la localidad de Carhué, partido de Alsina, los vecinos también lanzaron un comunicado: “No sirve de nada que nos censen, porque vamos a desaparecer abajo del agua”.
El reclamo de pobladores originarios
Comunidades originarias rechazaron el Censo 2001 porque, expresaron, que no se sintieron representadas. El director del Indec de aquel entonces, Héctor Montero, tuvo que aclarar que el relevamiento solo buscaba determinar si en los hogares hay o no personas de ascendencia indígena, pero que ya estaba previsto que al año siguiente se iba a realizar una encuesta en profundidad sobre las comunidades.
A mula
Solo tres personas fueron las encargadas de censar la localidad de Yayamayo, 150 kilómetros de San Miguel de Tucumán, sobre los Valles Calchaquíes. Se trata de una zona inhóspita donde solo es posible llegar a lomo de burro. Esos tres censistas tuvieron que cubrir un área de 300 kilómetros donde solo había una treintena de casas.
Al pie de la pileta
El fin de semana que se realizó el censo estaba soleado. Una voluntaria llamada Susana se llevó una gran sorpresa cuando llegó a un edificio de Puerto Madero, en la calle Aimé Painé 1665. Allí, el encargado le dijo que la dueña de uno de los departamentos no se encontraba dentro de la residencia, sino que estaba en la pileta. Amante del sol, la mujer no quiso abandonar la piscina para ser censada y Susana tuvo que entrevistarla, en cuclillas, al borde de la pileta.
Censo 1991
Preguntas superficiales
La decepción por los pocos interrogantes volcados a las planillas fue un sentimiento mayoritario. Tanto, que esa inquietud, cuentan las crónicas de ese momento, fue la que más retumbó en el edificio del Indec.
“Pararon el país un miércoles con las pérdidas tremendas que eso implica, y montaron un censo que costó 60 millones de dólares para preguntar tres o cuatro cositas”, planteaba Ricardo Ferrari, un solitario caminante de la City porteña que lucía vacía.
En un submarino
En la ribera portuaria de La Boca, a una censista le tocó una jornada un tanto inusual. Tuvo que cumplir con su tarea en las entrañas de un submarino de la Armada, cuyo personal debía realizar reparaciones “impostergables”.
Un suicidio
En La Plata, una censista encontró el cadáver de un hombre de 38 años que se había suicidado y avisó a las autoridades.
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