Andrew Graham-Yooll y el idioma de los angloargentinos
Híbrido: el periodista del Buenos Aires Herald reeditó un libro de poemas escritos mitad en inglés y mitad en castellano.
El año que se va fue muy prolífico para Andrew Graham-Yooll. Dispuesto a disfrutar de sus libros en la Argentina -algo que nunca pudo hacer por estar exiliado en Londres-, se lanzó a reeditar gran parte de su obra.
Tras el éxito de novelas y relatos históricos como "Goodbye Buenos Aires", "Rosas visto por los ingleses" y "Pequeñas Guerras Británicas de América Latina", el editor senior del diario Buenos Aires Herald acaba de relanzar una pequeña colección de poemas que escribió en los 70 en el idioma propio de los angloargentinos: el spanglés. "Supongo que las maestras de idiomas me van a odiar, porque es la forma de hablar que viven combatiendo en sus clases. Pero si bien es un recurso haragán, creo que es una forma de serle fiel a mis dos culturas", aseguró el periodista a La Nación .
Pero confesó no ser demasiado original con "Se habla spanglés", su su más reciente reedición: durante años existió en el Herald una columna llamada "Ramón Writes", donde se contaban historias en las pampas narradas en un inglés argentinizado.
" Pass me la ensalada"
"Creo que el spanglés es un idioma único, muy distinto de lo que se habla en Miami. Acá no vas a escuchar los típicos ´vacuname la carpeta´ -por vacuum the carpet o pasá la aspiradora por la alfombra- o "se venden groserías" -por groceries, productos de almacén-. En lugar de eso, se van mezclando palabras como ´ pass me la ensalada, che´", explicó.
Hijo de inmigrantes británicos, Graham-Yooll nació en 1944 en Ranelagh. Durante el gobierno militar debió exiliarse en Inglaterra, donde trabajó en los diarios The Daily Telegraph y The Guardian, además de ser director de las revistas South e Index on Censorship. En la actualidad tiene quince libros publicados en Gran Bretaña, España, Venezuela, los Estados Unidos y la Argentina, que en su mayoría abordan el conflictivo tema de ser un "anglo" en Buenos Aires cuando no un argie en Londres.
Claro que a veces esta aparente desventaja lo llevó a ser protagonista de situaciones únicas. Por ejemplo, en 1993, mientras todos se preparaban para la Navidad con regalos para la familia y los amigos, los Graham-Yooll empaquetaban Pingus para los habitantes de las Malvinas, hecho que relata en el libro "Pequeñas Guerras..."
"Guido Di Tella me había anticipado en noviembre último que quería mandar a los kelpers un regalo de Navidad como señal de buena voluntad. El elegido era un popular dibujito de la BBC llamado Pingu, un pingüinito que se mete en problemas y que era favorito de sus nietos", recordó el periodista.
Como la Cancillería acababa de hacerle un gran favor arreglando una entrevista con Menem y se imaginaba que podría salir una buena nota del envío, Graham-Yooll accedió a colaborar.
Misión diplomática
"Un cadete de la embajada argentina en Londres llevó a casa unas cinco cajas con 600 videos de Pingu y mis hijos los ensobraron y llevaron al Correo. Luego envié la nota sobre el regalo, sin mencionar mi intervención, al Buenos Aires Herald, y la repercusión que tuvo fue impresionante", agregó entusiasmado.
A pesar de asegurar que "las guerras sólo sirven para una cosa: hacer avanzar la carrera de un periodista", Graham-Yooll cubrió el conflicto del Atlántico Sur como corresponsal para medios ingleses, con enorme cinismo y tristeza.
"Era como mirar a dos adultos que se pelean como chicos, la misma sensación que tuve con los iraquíes en 1991. Sólo que en 1982 sirvió para que yo me diera cuenta del todo de que no era un inglés en Londres, ni completamente un argentino en Buenos Aires. Pero que de las dos, me quedaba con la última, aunque me tomó doce años más volver aquí para siempre".