Ana Valeria, la misteriosa hermana de los Schoklender
Quién es la menor de los hermanos; qué rol tuvo en la noche del crimen de los padres; dónde está en la actualidad
Ana Valeria Schoklender dejó de llamarse así hace mucho tiempo. Tras el infierno del parricidio cambió su nombre y dejó de existir como tal. Su paradero se perdió para siempre. Con esta decisión logró algo mágico. Pudo detener el tiempo y así dejar atrás su identidad para ponerle fin a una historia tortuosa. Pero hay cosas imborrables. Secuencias que se graban a fuego en la mente y el alma de un ser humano.
Fue el 27 de septiembre de 1959 cuando Ana Valeria nació. Llegaba a una familia consolidada. Nada hacía pensar que años más tarde iba a ser testigo involuntaria de una terrible tragedia. Los primeros años en Tandil fueron felices. Todo era alegría y prosperidad. Pero duró poco. La llegada a la Capital Federal terminó de cambiar el rumbo de la historia familiar. El ascenso económico de sus padres llegó de la mano de una profunda crisis matrimonial. Entonces, todo se empezó a desmoronar.
Ana Valeria sufría cada vez que veía a su madre fundirse en una botella de su vino preferido, el Côtes-du-Rhône borgoña. También le afectaba percibir que entre sus padres se había destruido el amor. Pero ella nada podía hacer. La adolescencia la sumió en inquietudes típicas de la edad pero su madre le daba vuelta la cara cada vez que ella intentaba acercarse con alguna consulta sexual. Detestaba saber que ella coqueteaba con algún noviecito del colegio Nicolás Avellaneda. Y se lo hacía saber a los gritos y con insultos. Así pasó cuando la descubrió con Juan, un amigo uruguayo, que vivía en el balneario La Floresta, a 54 kilómetros de Montevideo, donde los Schoklender tenían una antigua casa de veraneo. También se opuso a la relación que había iniciado con Mario, un viejo amor de la primaria. Pero, Ana Valeria ya empezaba a dar sus primeros pasos de independencia. Fue ese año cuando realizó un excitante viaje a Estados Unidos donde compartió junto a su novio el vértigo de las montañas rusas en Disney.
La noche del crimen. Esa noche la agarró durmiendo en el lujoso piso de la calle 3 de febrero 1480, la misma escena del crimen. Parece increíble pensar que alguien pudo haberse mantenido aislado de tanto horror. Según el relato que construyó Sergio , su hermana habría sido sedada con cloroformo, al igual que la perra "Princesa" la preferida de Ana Valeria. Otra versión indica que la noche del 29 de mayo de 1981 la familia salió a festejar por adelantado el cumpleaños de Sergio, que era el 30. El relato que fue vertido en el expediente indica que cenaron en un restaurante de la Costanera y brindaron con champagne a las doce. Luego habrían vuelto a la casa y a partir de allí los hechos se vuelven difusos. Todo se convirtió en un gran misterio. ¿Dónde estaba Ana Valeria cuando mataron a sus padres?¿Qué pudo saber ella del doble crimen?
Según la investigación el primero en volver habría sido Pablo, luego su madre y después su hermano mayor. En algún momento de esa noche, Cristina y Mauricio Schoklender fueron asesinados a golpes con una barra de hierro. Mauricio fue, además, estrangulado.
Por entonces, Ana Valeria tenía 22 años y toda una vida por delante. Los crímenes lo cambiaron todo. En un abrir y cerrar de ojos sus padres estaba muertos y sus hermanos prófugos de la justicia. Entonces supo como nadie lo que es la soledad. No encontró otro camino que refugiarse en los brazos de quien por entonces era su pareja. Antes del crimen, Ana Valeria se había puesto de novia con Jorge Díaz, su jefe en el trabajo que su padre le había conseguido en Corpimetal una subsidiaria de Pittsburgh dedicada a la venta de materiales para la construcción. Díaz nunca le había caído en gracias a su madre pero eso poco importaba. Ana Valeria se sentía plena con ese hombre separado que la triplicaba en edad y que había tenido tres hijos con su anterior mujer.
Los medios de la época la buscaron por todos lados pero ella supo escabullirse. Tras la tragedia se refugió en la casa de unos tíos pero después comenzó con el proyecto de modificar su identidad. Se convirtió en la única heredera de la fortuna familiar ya que realizó un planteo de impugnación de herencia por desheredación. Uno de los bienes en cuestión fue la propia escena del crimen. El piso de Belgrano cambió de dueños tres veces. Los actuales se mudaron hace algunos años y sólo después de terminar con la decoración se enteraron de la historia policial.
¿Dónde está ahora? Con el paso del tiempo, Ana Valeria desapareció de los lugares que frecuentaba. Suspendió las clases de francés, también dejó computación y abandonó su puesto en el Citibank, el último trabajo conocido. Se habló de una fugaz mudanza a Europa, más puntualmente a Dinamarca, también hay quienes la ubicaron en Estados Unidos y hasta en Uruguay. Se dijo que se había casado con Jorge Díaz, su novio al momento del crimen y que había tenido dos hijos. Pero nada pudo comprobarse. Un axioma del derecho penal indica que "el tiempo que pasa es la verdad que se aleja". La frase bien puede aplicarse a la historia de esta mujer que un día dejó su identidad para esconderse tras un pacto de silencio.