Alzheimer: el desafío es llegar antes
"El gran desafío para el mundo científico del Alzheimer está en el estudio de su fisiopatología, porque hoy sabemos que la enfermedad empieza en el cerebro muchos años antes de que se manifiesten sus primeros síntomas, que suelen ser los olvidos. Es esa fase previa, silenciosa, en la que tenemos que meternos de lleno para terminar de entender cómo es el mecanismo de la enfermedad. Y es eso lo que por fin nos va a permitir conseguir medicaciones y tratamientos más efectivos".Quien habla es Ricardo Allegri, Jefe de Neurología Cognitiva y Neuropsiquiatría del Instituto Fleni e investigador del Conicet. En una charla en el marco del "NS Innovation", un encuentro organizado en el hotel Hilton de Buenos Aires por el laboratorio Biogen, el neurólogo advirtió que "estamos en un momento muy interesante, un momento de cambio conceptual con respecto a lo que son las enfermedades neurodegenerativas".
Allegri señala que los tratamientos que hasta hoy se administran para la enfermedad solo sirven para evitar su progreso, pero no para revertir los daños. "De hecho cada vez que arranca un tratamiento tenemos que explicarle al paciente y a su familia que dentro de un año no va a estar mejor, sino ‘menos peor’", explica el especialista que también forma parte del World Dementia Council (WDC), un grupo creado en 2013 en el contexto del G8 para dar impulso a la investigación en el desarrollo de fármacos y terapias que puedan encontrar una cura o medicina modificatoria de la enfermedad antes de 2025. "Ese grupo nació también para entender por qué llevamos más de 20 años de investigaciones farmacológicas que no están dándonos grandes resultados", expresó el médico. ¿Qué es, entonces, lo que concretamente está cambiando en el abordaje del Alzheimer? Más que nada en el hecho de que hoy la investigación no se está haciendo en pacientes con deterioro cognitivo, sino que el eje está puesto en el presintomático, es decir: antes de que arranque la clínica de la enfermedad. "Tenemos que irnos mucho más atrás, ya que son las formas de inicio temprano las que nos van a permitir entender las cosas típicas que tienen que ver con el Alzheimer. Las formas de inicio en sujetos mayores suelen ser mezcla de varias patologías que empiezan a superponerse", marca Allegri.
La clave, los biomarcadores
Para estudiar a los pacientes preclínicos de Alzheimer se usan los llamados "biomarcadores", ciertos indicadores biológicos que pueden medirse para relacionar su presencia e intensidad con el desarrollo de la enfermedad, como podrían ser los depósitos de ciertas proteínas en el cerebro. La información que brindan esos biomarcadores puede resultar más que valiosa para la prevención del Alzheimer, aunque los desafíos aún son muchos. Uno de ellos es que los métodos para obtenerlos son demasiado complejos y caros. Otro, el de cómo delimitar la población sobre la cual encarar esos estudios. "Algo con lo que estamos muy entusiasmados es el estudio de las formas familiares", revela Allegri. Y es que si bien las formas hereditarias de Alzheimer son raras (el 97 por ciento de los casos de Alzheimer son formas esporádicas, y solo entre el 1 a 3 por ciento son familiares), estas pueden convertirse en una excelente vía para estudiar la enfermedad en sus primeras etapas. "La contra de esto -aclara Allegri- es que la forma familiar del Alzheimer no es igual a la esporádica. Pero así y todo estudiando la forma familiar tenemos una forma de entrada a todo el mecanismo". Por lo pronto la red internacional DIAN (Dominantly Inherited Alzheimer Network, de la que Fleni forma parte) acaba de cumplir diez años de trabajo continuo con más de 500 casos reclutados para el estudio. Los resultados preliminares del primer grupo de pacientes (150) indicaron que la bioquímica cerebral y los cambios en las neuroimágenes pueden detectarse hasta 20 años antes de la edad esperada de aparición de los síntomas.
Alzheimer y big data
Allegri defiende a rajatabla la idea de que los estudios deben hacerse también desde América Latina, ya que la mayoría de las guías se escribieron con información de Estados Unidos y Europa cuando las condiciones ambientales y genéticas son en estas latitudes bien diferentes. "¿Por qué hay que hacer ensayos en América Latina? Por la diversidad étnica que tenemos y porque contamos con todo lo necesario, tanto la gente entrenada como el equipamiento", sostiene y agrega que otra de las claves es el uso de la big data. "No solo necesitamos megabases, sino que esas megabases sean abiertas. Hoy ya no podemos considerar válida a la información que obtenemos de cinco o diez pacientes". Respecto del cambio de abordaje que implica "llegar antes", el especialista destaca que para el médico y en el ámbito del consultorio significa también una transformación, ya que hace unos años se pensaba que estas enfermedades degenerativas evolucionaban independientemente de lo que se hiciera, "pero hoy está claro que factores como los estilos de vida pueden impactar sobre el corrimiento del inicio de la enfermedad", concluye.
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