
Alto perfil para diferenciarse
Los jueces de la Corte hacen declaraciones y se expresan sobre casi todos los temas. Asumen un alto perfil, para mostrarle a la sociedad su preocupación por las cuestiones sociales. Pero también parecen tener la intención de colocar en la agenda política y legislativa temas que el Gobierno y la política soslayan.
Ricardo Lorenzetti respaldó un pedido de la Cámara Federal de Salta y reclamó al Ministerio de Justicia que instale radares para evitar que ingrese droga por vía aérea -obviamente, la Corte también deja en claro así que el flagelo de la droga no es consecuencia de un fallo del tribunal que desincriminó la tenencia para consumo personal, sino de la falta de políticas claras-; Carmen Argibay habló de la falta de presupuesto judicial y sobre la necesidad de que el Congreso se ocupe del aborto; Carlos Fayt, sobre todos los asuntos, y nunca pasan más de cuatro días sin escuchar declaraciones de Raúl Zaffaroni.
La pregunta es: ¿por qué hablan los ministros de la Corte? En un primer período, que comenzó en 2004, la Corte, con su nueva composición, desplegó una inteligente política de comunicación para revertir la mala imagen que se había forjado en la sociedad a lo largo de los años noventa. Ahora, ya logrado ese objetivo, los jueces parecen preocupados por mostrarle a la sociedad que están interesados en temas cotidianos, que aquejan al hombre común.
Basta con ver la lista de audiencias públicas realizadas por la Corte -por ejemplo, para ocuparse del saneamiento del Riachuelo, la tala de los bosques de Salta o la intimidad de las comunicaciones telefónicas-, para advertir que entre las declaraciones públicas de los jueces y las audiencias públicas que convocan hay un común denominador.
Pero las declaraciones, sean espontáneas o, en ocasiones, aparentemente planeadas con fina estrategia, también son un camino informal que encontró la Corte para tomar distancia de las falencias que muestran el Gobierno y la política.