Alto costo: advierten que se diagnostica tarde más de la mitad de los casos del tercer cáncer más frecuente en el país
Los tumores de pulmón le cuestan 555 millones de dólares por año al sistema de salud; insisten en la necesidad de un programa de detección temprana; se recomienda el control anual con una tomografía de baja dosis para fumadores y exfumadores de entre 55 y 74 años
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Una primera estimación de cuánto le cuesta al sistema sanitario argentino la atención del cáncer pulmonar demuestra que sigue relegada la detección temprana para reducir la mortalidad por la enfermedad en la población de riesgo, según se reveló ayer durante una jornada en la Embajada de Reino Unido en la que participaron especialistas de ambos países, funcionarios y financiadores.
Los resultados de un modelo que permitió estimar la carga y los costos de esos tumores indican que el cáncer de pulmón le cuesta 555 millones de dólares por año al sistema local. Es decir, un 1,4% del gasto nacional de salud, según explicó Andrea Alcaraz, coordinadora de Evaluación de Tecnologías Sanitarias del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS) y docente de la Maestría de Efectividad Clínica de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
A partir de los datos disponibles para los tres subsistemas de salud (público, privado y de la seguridad social), el equipo del IECS definió que la mayoría de los diagnósticos (85%) es de tumores de células no pequeñas –las nuevas terapias disponibles, más costosas, son para ese tipo de cáncer– y que más de la mitad de los casos se diagnostican ya en una etapa avanzada (estadios III y IV).
Tratar a un paciente con un tumor en etapa inicial (estadio I), según detalló la investigadora al auditorio, cuesta 10 veces menos (US$3000) en el primer año del diagnóstico que tratar a uno en una etapa avanzada (estadio IV). Luego, esa diferencia se reduce, pero no desaparece.
Mientras que, en el primer caso, la mayoría del costo corresponde al tratamiento quirúrgico (extirpación del tumor combinada con radioterapia/quimioterapia), en los estadios avanzados hasta un 85% está asociado con las terapias farmacológicas.
El cáncer de pulmón es el tercer cáncer más frecuente en el país, con unos 12.000 nuevos casos detectados por año, de acuerdo con datos a 2020 que informa el Instituto Nacional del Cáncer (INC).
Todos los profesionales que participaron del encuentro coincidieron al recordar que los tratamientos son más efectivos cuanto antes se empiecen a usar en el curso de la enfermedad. De ahí el énfasis que pusieron en la necesidad de implementar un programa poblacional de detección temprana del cáncer pulmonar.
Un panel de 19 expertos de las sociedades científicas de oncología clínica, medicina respiratoria, radiología, cirugía de tórax y broncoscopía ya dio a conocer este año las primeras recomendaciones clínicas en la región sobre cómo y a qué población hacer esa evaluación.
Gustavo Lyons, jefe del Servicio de Cirugía Torácica del Hospital Británico, que participó de ese consenso argentino sobre el tamizaje de cáncer de pulmón, repasó que la mejor evidencia científica disponible hasta el momento respalda que la detección temprana debe hacerse con una tomografía computada de baja dosis (TCBD) y en la población de entre 55 y 74 años de “alto riesgo”: fumadores de 30 o más paquetes por año o exfumadores que hayan dejado de fumar en los últimos 15 años o, si es más de 15 años, que tengan alguna vulnerabilidad.
Anual y combinado
Ese control por imágenes, según detalló el cirujano, debe ser anual y combinado con una evaluación cardiovascular y un tratamiento para dejar de fumar.
“El Estado debe tener un rol en la prevención y la detección temprana del cáncer”, sostuvo Sandra Tirado, secretaria de Acceso a la Salud del Ministerio de Salud de la Nación. La funcionaria fue la primera oradora del encuentro de ayer en la Embajada de Reino Unido, tras la apertura a cargo de la embajadora británica Kirsty Hayes. Tirado mencionó el relevamiento de equipos de TCBD que empezó la Comisión Nacional de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Excelencia Clínica (Conatec) para conocer cuántos hay, dónde están ubicados y si hay personal entrando para utilizarlos, además de si existen turnos protegidos disponibles y acceso al diagnóstico y tratamiento.
Hace dos meses, empezó a funcionar una Red de Detección Temprana en la provincia de Corrientes. Aunque aún no tienen datos disponibles, Lucía Cuper, coordinadora de la red, refirió que un 80% de los pacientes están en una etapa avanzada de la enfermedad (estadios III y IV) al momento de indicar el tratamiento quirúrgico.
“El diagnóstico temprano es clave para mejorar los resultados del tratamiento”, sostuvo David Baldwin, profesor honorario de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nottingham y médico principal para cáncer de pulmón en el Servicio Nacional de Salud de Inglaterra. Se refirió a la experiencia en ese país con el programa de pesquisa de la enfermedad en la población de riesgo. Incluidos los obstáculos, como “la falta de comprensión inicial” de los beneficios que hubo en los funcionarios con decisión en las políticas de salud pública. “El tamizaje es la única intervención que demostró reducir sustancialmente la mortalidad por cáncer de pulmón”, dijo.
En las mujeres, según detalló, el beneficio es tres veces mayor que en los hombres, cuando se sigue un protocolo, de acuerdo con las recomendaciones nacionales. En Reino Unido, se recomienda el control anual con una TCBD a las personas de entre 55 y 74 años que alguna vez fumaron, según detalló el especialista durante el encuentro, que fue coorganizado por la embajada, el Hospital Británico y AstraZeneca.
De muy alta calidad
Definió, a partir de la experiencia, que es “crucial” tener un programa de detección “de muy alta calidad desde el principio”. Eso incluye, además de un protocolo de tamizaje, el entrenamiento del personal a cargo de las evaluaciones.
Baldwin advirtió que “puede haber muchos más casos de cáncer pulmonar que los que se conocen” y, ya en diálogo con LA NACIÓN, explicó por qué los criterios de inclusión se limitan a los fumadores o exfumadores si en los últimos años aumentó la detección de la enfermedad en personas sin ese antecedente de riesgo.
“Desde que empezamos con el programa en Reino Unido, muchas personas nos preguntan por qué no son candidatas para el tamizaje si nunca fumaron. Necesitamos más estudios para saber quiénes en la población de no fumadores serían buenos candidatos para pasar por el programa de evaluación”, respondió Baldwin.
Recordó que hay países en los que se detectaron algunos factores que pueden incidir en el riesgo de los no fumadores, como la exposición a ciertas formas de cocinar (a fuego abierto o en ambientes cerrados) y a la contaminación del aire o el asbesto, y se utilizan como indicación del tamizaje.
“Es cierto que algunos de esos criterios de elegibilidad se basan en los costos –concedió el referente británico–, pero también hay que considerar los daños que puede causar el proceso de evaluación [un falso positivo, por ejemplo]. Para las personas que nunca fumaron, eso debe tenerse en cuenta”.
El desafío por delante, según coincidió, es dar con la pregunta en un cuestionario o el criterio de riesgo que sea más adecuado para poder incluirlas. “En la Argentina parece haber algunos factores de riesgo adicionales –continuó al respecto–. Sería adecuado poder definirlos, comprenderlos, para saber cómo se podrían ampliar las evaluaciones”.
Una meta del programa poblacional que lidera en su país es haberle ofrecido la primera TCBD a toda la población de riesgo, de entre 55 y 74 años, para 2028. Eso, por ahora, alcanza al 42% del grupo objetivo. “El gran desafío son las personas que no aceptaron la primera evaluación”, planteó.
Además de una búsqueda activa de ese grupo, Baldwin mostró imágenes de unidades móviles con tomógrafos que ofrecen el control en la comunidad. Por ejemplo, en supermercados.
“Sacar tomógrafos a la calle sin garantizar el acceso al diagnóstico y el tratamiento hasta el final, incluidos los cuidados paliativos, sería una imprudencia”, definió a modo de comparación, a propósito de la realidad local, Karin Kopitowski, jefa del Servicio de Medicina Familiar y Comunitaria del Hospital Italiano. En ese centro, coordina un estudio piloto para la implementación de un programa de tamizaje que está incorporando afiliados a plan de salud del Italiano que reúnen los criterios de inclusión definidos por el consenso argentino.
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