Alta demanda en vacaciones: cuánto cuesta alquilar una casa en un country este verano
Al igual que el año pasado, las casas con pileta siguen siendo una opción muy requerida para enero y febrero a pesar de los altos valores en dólares
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Con mucho interés aunque con menos furor que el año pasado, cuando la pandemia y sus restricciones generaron un frenesí de demanda de “verde local”, en estos días ya se intensifica la demanda para alquilar quintas y casas en barrios privados por parte de quienes tienen planificado pasar sus vacaciones sin salir del área metropolitana de Buenos Aires el próximo verano.
Si bien este tipo de operaciones se suelen cerrar con el mes de octubre más avanzado, los operadores inmobiliarios ya comenzaron a recibir consultas de personas que buscan alquilar propiedades con pileta —el requisito base que buscan todos los inquilinos— tanto en la zona norte como sur del conurbano.
Algunos factores podrían moldear la dinámica de este verano para el sector. Por un lado, la existencia del programa PreViaje, que contempla la devolución del 50% de los gastos de turismo que se realicen entre noviembre y febrero dentro del país y entusiasma a muchos para realizar turismo local. Por el otro, hay más de 10 millones de argentinos que recibieron la vacuna Sputnik V que por el momento no están autorizados para entrar en Europa ni en Estados Unidos a partir de noviembre.
Es el caso de Claudio —prefiere no decir su apellido—, un contador de Recoleta de 65 años que ya se aseguró su refugio de enero: una casa con pileta en el barrio cerrado El Cantón, de Escobar. Es la misma que alquiló el año pasado y que, asegura, fue un éxito: “Disfrutamos como locos con mis nietos, y mis hijos pudieron seguir trabajando pero con una pileta cerca”, explica.
Volver a estar todos juntos conviviendo bajo el mismo techo es una experiencia que quiere repetir. No cree que lo que pague sea barato, pero por una casa de similares características en Costa Esmeralda, un barrio cerrado del Partido de la Costa, le pidieron 3000 dólares más que la actual.
Pese a que con menos restricciones para acceder a vuelos locales o internacionales podría haber cierto margen de negociación en los contratos, en principio los precios se mantienen similares al año anterior. En el caso de las casas en barrios cerrados eso es, en casi todos los casos, en dólares físicos.
“Hay un gran nivel de interés, principalmente para diciembre y enero”, dice Mariano Canedo, broker y martillero de Century 21 Canedo. Según explica, hay aproximadamente un 20% menos de demanda que el verano anterior, pero que sigue siendo muy grande porque el nivel de reservas de enero del 2021 fue pico máximo de los últimos años. Según sus estimaciones, los 30 días de alquiler en enero en barrios de zona norte cuestan 5000 dólares.
¿Qué barrios cerrados miran más los inquilinos? “La zona más buscada es la del complejo Villanueva, ubicada en Benavidez y Tigre. Las segundas opciones son Nordelta, Pilar y Escobar”, detalla.
En Izrastzoff Compañía Inmobiliaria, que trabaja fuerte en la zona del corredor Bancalari, Nordelta y Pilar, estiman que el rango promedio de un alquiler mensual (para el mes de enero) comienza entre los U$S 3000 y U$S 5500 para una casa estándar “bien presentada” en un barrio cerrado. Las casas de alto estándar o con salida al agua en los barrios privados más caros comienzan a cotizar desde los U$S 5000. Estos costos no suelen incluir los gastos de servicios y mantenimiento (por ejemplo, piletero, jardinero, expensas).
Una curiosidad: hasta hace dos años solo las viviendas de mucha categoría se cotizaban en dólares. Eso pasó a ser la norma general hoy. Por lo general, el alquiler se paga en su totalidad por anticipado el día de la firma del contrato.
“Siempre hablamos de dólar billete”, aclara Ariel Champanier, presidente de Remax Premium. Allí ven mucho interés por alquilar (aunque aún pocas operaciones cerradas, que se suelen concentrar más hacia fines de octubre) y prevén que los precios se mantendrán similares al verano pasado: “En zona norte los alquileres arrancan en unos U$S 3000 al mes, y si uno va hacia la zona sur se pueden encontrar opciones un poco más baratas”, explica.
En el corredor de Canning y San Vicente, los barrios cerrados con casas de 150 a 250 m² cuestan entre 2000 y 3500 dólares al mes. Damián Garbarini, CEO de DG Negocios Inmobiliarios, que trabaja en la zona, dice que el nivel locativo es constante hace años, y lo que hay es escasez de oferta. “Las reservas explotaron como cada verano, se alquila todo lo que se ofrece. Y el valor en dólares año a año se mantiene”.
Miguel Di Maggio, director de la inmobiliaria Depa, estima que en la zona de Pilar hay que calcular unos 3000 dólares para una quincena de enero y 5000 para el mes entero. “Si bien puede haber opciones más económicas, el promedio son esos valores”, explica.
“La mayoría de los propietarios arrancan pidiendo los dólares. Con los dólares en la mano uno puede negociar el precio”. Según dice, a medida que se acerca el verano van apareciendo renegociaciones y muchos alquileres pueden terminar siendo en pesos.
En el ámbito de las quintas, en el Centro de Martilleros de Tandil estiman que este verano salen entre 10.000 y 20.000 pesos por día.
Sabrina —prefirió no revelar su apellido— acaba de cerrar un contrato para una quinta en esa ciudad durante el mes de febrero. “Ayer alquilé en Tandil. Pagué más del doble que el año pasado por la misma quinta. Es una locura”, dice.
Ella negoció abonar $ 220.000 por una quincena. Por otras pedían $ 300.000 con características similares. Y febrero no es el mes más caro.
¿Quiénes ofertan sus casas de barrios cerrados en alquiler? “La mayoría de los propietarios que ofrecen sus casas en alquiler residen de forma permanente en ese lugar”, explica Horacio Benvenuto, gerente general de Izrastzoff Compañía Inmobiliaria. “En la zona de Pilar sí se pueden encontrar aún algunas casas de fin de semana que se alquilan. Pero ya en la zona de Bancalari, Nordelta o Villanueva es toda gente que vive habitualmente en esos hogares”.
Según explica, los dueños utilizan el dinero del alquiler para hacer sus propias vacaciones u optan por ir a la casa de sus padres o suegros para generar un ahorro.
Del lado de los inquilinos, suelen ser familias numerosas y con niños, gente mayor que alquila casas grandes para alojar a sus hijos y nietos o familias en las que algún integrante debe continuar yendo a trabajar a Capital Federal mientras sus hijos disfrutan de una casa con pileta en un entorno con seguridad privada. También son una opción para los padres que pueden seguir trabajando en modalidad home office o para los argentinos que viven en el exterior y vienen a pasar las fiestas con sus familias en la Argentina.
¿Qué buscan los inquilinos en las propiedades que alquilan? “La vedette es una buena conexión a internet, sin lugar a dudas”, plantea Miguel Di Maggio, director de la inmobiliaria Depa.
“Mucha gente va a tener vacaciones pero, tal vez, son más vacaciones para los chicos que para ellos mismos. Muchos se van pero se llevan sus notebooks para trabajar. Después, obviamente, el que el barrio sea seguro. El porteño busca esa sensación de seguridad que tienen muchos barrios de Capital y trata de no perderla. Entonces quiere ir a un barrio donde siga sintiendo esa sensación de seguridad”.
Luego, la cercanía a la Panamericana siempre cotiza y lo buscan especialmente quienes van y vuelven del centro. Es, a la inversa, una forma de buscar un buen precio para quienes no necesiten tan buena accesibilidad.
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