Alquilaron su casa de Carlos Paz para una despedida de soltero y se encontraron con una escena de terror
Un grupo de 12 hombres decidió hacer la tradicional “ceremonia” pero, a su paso, dejaron destrozos; “Desde el principio se disculparon”, aclaró la dueña de la vivienda en diálogo con LA NACION
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Carlos Paz es una de las ciudades turísticas más elegidas por los argentinos para pasar sus vacaciones. Sus paisajes y recorridos atraen a miles de personas cada temporada, quienes con anticipación averiguan por un lugar cómodo para pasar sus días de descanso. En línea con esto, el descargo de una mujer a la que le alquilaron una casa para hacer una despedida de solteros se volvió viral en TikTok por las pésimas condiciones en las que la entregaron. “Me acerqué con un grupo de chicos que me ayudan con la limpieza y encontramos una gran cantidad de cosas rotas”, detalló Lucrecia, la dueña del lugar, en diálogo con LA NACION.
Indignada por la situación, a través de la cuenta del lugar en cuestión, la prestadora turística compartió en TikTok el video de los destrozos que un grupo de amigos realizó en la vivienda. En un detallado recorrido mostró muy enojada el estado deplorable en el que encontró todo.
“¿En serio se puede dejar una casa así?”, escribió indignada en la publicación. Ya desde el exterior del jardín, se alcanzó a visualizar la situación: sillas de plástico y cerraduras totalmente rotas y mucha suciedad. En otra parte del clip, enfocó el estado de la cocina y colocó el emoji de una cara que demuestra asco, para luego señalar que la heladera estaba sin funcionar y que arriba de la mesa había comida de hace días junto con vajillas sin limpiar. En el baño las cosas no parecían mejor. Según consta en la filmación, el inodoro tenía una notable falta de limpieza y se encontraba totalmente roto.
La publicación se volvió viral de inmediato. Cientos de usuarios criticaron a los inquilinos por el estado en el que devolvieron la casa y defendieron a la dueña. “Y pensar que en sus hogares no deben de tirar ni un papel“, apuntó una joven. “No entiendo cómo pueden romper tantas cosas. Son unos animales”, criticó otra. En tanto, un tercero fue más directo y precisó: “Te puedo entender que dejes sucio o rompas una silla de plástico. Pero ¿cómo rompés un inodoro así?”.
Ante la viralización, la propietaria dialogó con LA NACION y explicó que esta es la primera vez que le ocurre algo así con los inquilinos. “Tengo un alojamiento turístico llamado Quiko Amadeo, no es un complejo, es una casa privada. Está ubicada en el barrio Villa del Lago de Carlos Paz. Tiene pileta, asadores, una galería y el frente vidriado da a las sierras. Lo alquilamos todo el año, para fines turísticos, despedidas de solteros, cumpleaños, casamientos y todo tipo de evento. Encaramos el proyecto en pandemia, basándonos en la necesidad de los jóvenes y de los grupos que quieren pasar un fin de semana y hacer una juntada de amigos. Adaptamos todo para que puedan pasar días tranquilos y pensamos en todo para la diversión”, detalló.
Si bien aclaró que su vínculo con los huéspedes suele ser estrecho, en esta ocasión sostuvo que todo se dio de otra manera. “Le alquilamos a un grupo de chicos. Primero les preguntamos cuál era su plan, si querían pasar un fin de semana o si venían a hacer una reunión privada. No tienen que darnos detalles, pero son nuestras pautas para alquilar. Eran 12, de entre 28 y 35 años, y nos contactaron para hacer una despedida de solteros. En los tres días que estuvieron nos hablamos, me preguntaban dónde podían salir a bailar y hasta por negocios de la zona. Un día fui a llevar cosas de la parrilla y todo parecía que se desarrollaba con normalidad”, explicó sobre cómo fue el diálogo que mantuvo con los turistas, oriundos de Buenos Aires.
Al terminar su hospedaje, los hombres se fueron del lugar y no dieron respuestas: “Les entregué la casa perfecta. El día del check out me puse en contacto para coordinar la entrega de la llave, pero no me respondían. Los llamé por teléfono y uno de ellos me dijo ‘ya nos fuimos, la dejamos en la parrilla’”.
Cuando llegó a la propiedad, no imaginó lo que iba a encontrarse. “Fui con un grupo de chicos que me ayudan con la limpieza y encontramos una gran cantidad de cosas rotas: juegos de sillones, el inodoro, cerraduras, vasos, platos, y todo sin lavar. En los tres días no lavaron ni un tenedor”, sostuvo.
Al hablar de lo primero que sintió cuando puso un pie en la casa, reconoció que el sentimiento que más afloró fue el de la decepción. “Son cosas para las que uno está preparado y duelen. Es difícil llegar y encontrarte con tus cosas en ese estado. No todo el mundo tiene la cultura de la limpieza y de tratar el alojamiento como si fuera su propia casa. Al margen de que paguen los daños, lleva un tiempo arreglar todo, no es solo ‘rompo y lo pago’”, remarcó.
Respecto de la respuesta que recibió cuando se contactó con los inquilinos para que se hagan cargo de los daños, reveló: “Saqué fotos de cómo encontré la propiedad, y ellos desde el principio se disculparon y pagaron la totalidad de los gastos. No tuve inconvenientes en ese sentido, tuvieron predisposición, volvieron después de todo esto y tuvimos la mejor. Son cosas que pasan y trato de no perder la fe en la juventud, ya que el lugar está pensado para ellos”.
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