Algunos médicos proponen ahora tratar la obesidad antes que las enfermedades crónicas
Con el auge de los medicamentos para bajar de peso, algunos expertos proponen un enfoque que pone en segundo plano los padecimientos crónicos, aunque otros difieren
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NUEVA YORK.– Lesa Walton sufrió durante años artritis reumatoide. “Era horrible”, afirmó Walton, de 57 años, que vive en Wenatchee, Washington. “Cada vez estaba más enferma”.
También tenía presión alta y era obesa. Los médicos le dijeron que hiciera dieta y ejercicio, y lo hizo, pero fue en vano.
Entonces encontró a un médico que le recetó Wegovy, uno de los nuevos medicamentos contra la obesidad. No solo perdió más de 23 kilos, sino que también se le curó la artritis y dejó de necesitar pastillas para bajar la presión. Su nueva médica, Stefie Deeds, internista y especialista en medicina de la obesidad con consulta privada en Seattle, dijo que Walton ejemplificaba un movimiento creciente en la medicina de la obesidad.
Sus defensores lo llaman “la obesidad primero”. La idea es tratar la obesidad con medicamentos aprobados para ese uso. A medida que se controla la obesidad, señalan, las demás enfermedades crónicas del paciente tienden a mejorar o desaparecer.
“Tratamos al mismo tiempo la obesidad y sus complicaciones”, aseguró Deeds.
Otros se muestran recelosos. Las personas obesas muchas veces se desaniman cuando un médico menciona su peso. Y, en efecto, los nuevos fármacos contra la obesidad pueden tener beneficios inesperados más allá de la obesidad, como la reducción de la inflamación. Sin embargo, los fármacos son caros y muchos de los posibles beneficios no se han demostrado en estudios rigurosos.
Gordon Guyatt, experto en ensayos clínicos de la Universidad McMaster de Ontario, dijo que lo más prudente es utilizar fármacos —a menudo genéricos de bajo costo— que hayan sido bien probados y hayan demostrado su eficacia en el tratamiento de afecciones que suelen acompañar a la obesidad, como la hipertensión arterial, los niveles altos de colesterol, la artritis y la apnea del sueño. Los medicamentos contra la obesidad, señaló, son para tratar la obesidad.
No obstante, a muchos médicos, como Deeds, les sorprenden casos como el de Walton, que dicen ver a menudo en sus consultas. Hay razones para creer que los efectos de los fármacos sobre problemas médicos distintos de la obesidad pueden ser independientes de la pérdida de peso, sostienen.
La idea de tratar primero la obesidad supone un cambio con respecto de la práctica médica habitual. Cuando los pacientes acuden con obesidad y otras afecciones crónicas relacionadas, como hipertensión, niveles elevados de azúcar en sangre y apnea del sueño, muchos médicos recetan fármacos para cada una de ellas. También pueden aconsejar ejercicio y cambios en la dieta, pero a menudo sin una orientación clara y, como han demostrado en repetidas ocasiones décadas de estudios, sin perspectivas reales de que la mayoría de la gente vaya a perder peso.
Al empezar con un nuevo y potente fármaco contra la obesidad, como Wegovy de Novo Nordisk o Zepbound de Eli Lilly, además de dieta y ejercicio, los médicos esperan que mientras tratan la obesidad, utilizando un solo fármaco, mejoren las afecciones relacionadas.
En palabras de Caroline M. Apovian, especialista en medicina de la obesidad del Brigham and Women’s Hospital de Boston: “Lográs perder peso y tratás la hipertensión, el hígado graso, la diabetes, el colesterol alto y los triglicéridos altos”.
Pocos ejemplos
Sin embargo, aún hay pocos ejemplos de estudios rigurosos que demuestren que los trastornos médicos que acompañan a la obesidad desaparecen cuando esta se trata. Se necesitan grandes ensayos clínicos que asignen aleatoriamente a los pacientes un tratamiento contra la obesidad o un placebo para establecer si el medicamento tiene el efecto esperado sobre múltiples afecciones.
Puede que no sea así.
La historia de la medicina está llena de ejemplos de tratamientos que todo el mundo pensaba que funcionarían hasta que un ensayo clínico demostró lo contrario.
Los expertos esperaban que las hormonas de la menopausia previnieran las enfermedades cardiacas, y Wyeth, el fabricante en aquel momento del popular Prempro, incluso pidió a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por su sigla en inglés) que incluyera la protección contra las enfermedades cardiacas en la etiqueta del fármaco. Pero cuando los Institutos Nacionales de Salud llevaron a cabo un estudio amplio y riguroso, la Iniciativa para la Salud de la Mujer, los investigadores tuvieron que finalizar el ensayo clínico antes de tiempo por motivos de seguridad: las mujeres que tomaban el fármaco presentaban un mayor riesgo de cardiopatías, coágulos sanguíneos, accidentes cerebrovasculares y cáncer de mama.
También se realizó un estudio federal para determinar si el betacaroteno, un suplemento antioxidante muy utilizado, podía reducir el riesgo de cáncer y cardiopatías. El suplemento no lo hizo, y aumentó ligeramente el riesgo de cáncer de pulmón entre los fumadores y los expuestos al amianto.
Dos estudios federales analizaron si una dieta rica en fibra reducía el riesgo de cáncer de colon. Los investigadores se asombraron al no encontrar tal evidencia.
Sin embargo, hay motivos para pensar que los nuevos fármacos contra la obesidad podrían ser diferentes. Parecen tener efectos sobre el cerebro y el cuerpo que van mucho más allá de calmar las ansias de comer.
Según Susan Z. Yanovski, codirectora de la Oficina de Investigación sobre la Obesidad del Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales, estos efectos pueden producirse casi de inmediato. Señaló que cuando Novo Nordisk realizó un ensayo clínico de Wegovy en personas con cardiopatías, las complicaciones cardiacas disminuyeron al principio del tratamiento, antes de que los pacientes perdieran mucho peso.
La empresa informó ahora que también mejoraron las funciones renales de los pacientes, sin importar la pérdida de peso. Los participantes que tomaron Wegovy y adelgazaron muy poco experimentaron el mismo tipo de mejora de la función renal que los que adelgazaron mucho.
Un estudio reciente de Novo Nordisk en el que se probó Ozempic en personas con diabetes y enfermedad renal descubrió lo mismo: la función renal se conservaba mejor en el grupo que tomaba Ozempic, un efecto que era independiente de la pérdida de peso. Florian M. M. Baeres, vicepresidente corporativo de asuntos médicos globales de la empresa, señaló que el peso inicial de los participantes tampoco tuvo importancia. El efecto sobre el resultado primario fue el mismo, señaló, “tanto si se parte de un IMC superior a 30 como inferior a 30″.
Gran parte del efecto puede deberse a la capacidad de los fármacos para reducir la inflamación, señaló Daniel Drucker, investigador sobre obesidad del Instituto de Investigación Lunenfeld-Tanenbaum del Hospital Mount Sinai de Toronto. Esto se produce antes de la pérdida de peso.
Respuesta de los pacientes
Drucker, que participó en el descubrimiento de los nuevos fármacos y asesora a las empresas que los fabrican, se quedó soprendido ante la respuesta de los pacientes después de que los medios de comunicación mencionaran un artículo coescrito por él en el que se demostraba que el fármaco contra la obesidad tirzepatida, o Zepbound, puede reducir la inflamación. En ratones.
No solo en ratones, le dijeron los pacientes por correo electrónico. Una mujer que padecía artritis reumatoide desde hacía años envió a Drucker fotos de sus manos antes y casi inmediatamente después de empezar a tomar Zepbound contra la obesidad. En la foto del antes, sus manos estaban hinchadas y le dolían, a pesar de los medicamentos para la artritis que estaba tomando. En la foto del después, la hinchazón y el dolor habían desaparecido.
“En pocos días desaparecieron todos mis dolores articulares”, afirmó la mujer en una entrevista telefónica; pidió mantener el anonimato por temor a que futuros empleadores se enteraran de su enfermedad.
Eli Lilly y Novo Nordisk, los fabricantes de Zepbound y Wegovy, están probando variaciones de los fármacos con la esperanza de que sean aún mejores para provocar la pérdida de peso.
Otros advierten de los riesgos del enfoque de la “obesidad primero”, entre ellos representantes de empresas como Eli Lilly y Novo Nordisk, pues afirman que es prudente esperar los resultados de los ensayos clínicos.
Scott Hagan, médico de atención primaria de Seattle, va más allá y se inclina por un planteamiento de “la obesidad en último lugar”.
Si un paciente acude a su consulta con obesidad y afecciones relacionadas, empieza por tratar las afecciones relacionadas con medicamentos que sabe que pueden funcionar. Solo más tarde, cuando los pacientes se sienten cómodos con él, y si las otras afecciones no mejoran, habla de probar los fármacos para la obesidad, explicó Hagan.
Las personas con obesidad, añadió, suelen tener un largo historial de relaciones tensas con médicos que los culpan de su peso, a pesar de haber pasado años, incluso décadas, probando dietas y ejercicio. Muchos de ellos, comentó, se desanimarán si lo primero que intenta tratar es su obesidad.
“Mi prioridad”, dijo, “es establecer la confianza en una relación”.
Por Gina Kolata
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