Ante la gravedad de la situación, tanto esta Municipalidad como la de Alta Gracia declararon la emergencia hídrica; la provincia de Córdoba arrastra tres años de sequías
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CÓRDOBA.– La extrema sequía atraviesa la provincia de Córdoba desde hace tres años. Una consecuencia son los incendios y, otra, la sequía. En este contexto, la Municipalidad de Villa Carlos Paz declaró la emergencia hídrica, al igual que la de Alta Gracia, en el Valle de Paravachasca. Por el momento la situación no afecta a la ciudad de Córdoba.
El “alerta rojo” decretado por el municipio de Villa Carlos Paz restringe el agua solo para consumo humano, prohibiéndose cualquier otro uso como el riego de parques y jardines, llenado de piletas, lavado de veredas y patios y lavado de autos.
La sequía complicó el caudal del río San Antonio que no alcanza para abastecer la planta de Cuesta Blanca que es la que sirve a la zona de Punilla; por eso la Municipalidad de Villa Carlos Paz autorizó a captar agua desde Los Chorrillos y, aunque es “filtrada y clorada adecuadamente” las características no son las habituales. Por eso la Cooperativa San Roque, encargada del servicio, advirtió que es “agua corriente no apta para consumo humano”.
El San Antonio y el Cosquín son los ríos más importantes que nutren al dique San Roque, pero ambos reciben agua de otras corrientes que tienen como “gran almacén” las propias sierras, ya que no hay diques aguas arriba. Una situación similar de compleja atraviesa el Valle de Paravachasca, servido por el río Anisacate, que tiene como ciudad cabecera Alta Gracia.
El subsecretario de Agua y Sanamiento de Villa Carlos Paz, Roberto Cotti, sostuvo que las inversiones realizadas les permite “maniobrar el sistema de alertas de diferentes formas; estamos repartiendo la pobreza”. La referencia es a que la instalación de válvulas en diferentes lugares determina la gestión de la presión del agua. Según sus datos, el consumo de agua está 40% por debajo del habitual.
En el caso de Alta Gracia, el intendente Marcos Torres explicó: “La situación algo inusual y extraordinario. La falta de lluvias continuadas en el tiempo y lo que se esperaba con la corriente de El Niño lamentablemente no llega y el río (NR: Anisacate) fue bajando a niveles alarmantes y eso hace que ingrese mucho menos caudal nuestra planta”. En Potrero de Garay (a 30 kilómetros de Alta Gracia) ya comenzaron los cortes programados.
Cambio climático
Santiago Reyna, docente de Hidráulica de la Universidad Nacional de Córdoba, explicó a LA NACION que Villa Carlos Paz no toma agua del dique San Roque, sino del río San Antonio que llega a la planta de Cuesta Blanca. “Los mayores inconvenientes hoy están en zonas que reciben el agua de embalses naturales, como son las propias sierras –dijo–. Villa Carlos Paz es una ciudad con mucha población y hay poco volumen; lo mismo corre para las localidades intermedias y, en otra región, en Alta Gracia”.
Insistió en que, por el momento, la ciudad capital no está en riesgo porque el dique San Roque es “enorme”. Llegado el caso, “hay muchos pasos para recorrer, como disminuir el consumo, pasar a distintos niveles de alerta” aunque reconoce que “no es fácil recortar el consumo humano”.
El experto subrayó que se está en presencia de un “evento anómalo” producto de que la provincia viene de una sequía “prolongada de tres años” que tiene como base el calentamiento global. En esta región las lluvias son, habitualmente, entre este mes y marzo, pero las registradas hasta ahora son débiles para la necesidad existente.
Marcelo García y Nicolás Guillén, integrantes del Proyecto Matteo –una iniciativa educativa y científica que tiene como eje las observaciones meteorológicas– señalan en su último reporte que hay un “déficit marcado en los caudales aportados” por los principales tributarios al lago San Roque, una situación que definieron como “muy preocupante” principalmente para todas las localidades de la cuenca, entre ellas Villa Carlos Paz, Cosquín, Tanti.
Dieron cuenta de que se acumulan “más de 180 días con precipitaciones diarias menores a 15 milímetros en la cuenca de aporte”. La última lluvia significativa que generó crecidas fue el 5 de mayo pasado, según registros de la red oficial de mediciones de la Subgerencia de la Región Semiárida del Instituto Nacional del Agua.
“Este prolongado déficit de precipitación –dijeron– ha generado un impacto marcado en la disponibilidad de agua en las fuentes que abastecen a nuestras vertientes, arroyos y ríos. Si bien este retraso en el inicio del periodo húmedo en la cuenca de aporte es una situación extraordinaria, existen antecedentes que nos llevan a evaluar si esto responde a una tendencia debido a la variabilidad y cambio climático que retrasa el inicio de la temporada de lluvia en comparación con los valores históricos”.
En diálogo con LA NACION, García ratificó que la misma realidad atraviesa la zona de Paravachasca. Respecto del dique San Roque, precisó que el embalse está “muy cercano a la situación normal” debido al manejo que se realiza de los caudales para distintos usos como agua potable, energía o riego.
Sin embargo, al domingo último, el ingreso de agua era del orden de 200 litros por segundo sumado el aporte de todos sus tributarios, un volumen que “preocupa” porque “muchas de las plantas de tratamiento de agua potable estarían trabajando por debajo de su capacidad”.
Por el análisis de la tendencia climática, García indicó que es “probable” que este mes presente lluvia “por debajo de la media histórica”, situación se iría revirtiendo durante la temporada de verano.
Niveles medios
Edgar Castello, secretario de Recursos Hídricos del Ministerio de Servicios Públicos, dijo a LA NACION: “Si bien estamos en una situación que se ha complejizado por la falta de lluvias en los últimos meses, y después de tres años consecutivos de sequía, los diques se encuentran dentro de los niveles medios para esta época del año y se esperan, según los pronósticos, precipitaciones en las próximas semanas que permitirán mejorar la situación”.
“Hemos planificado y trabajado en obras para compensar los efectos del cambio climático, tal como esta secuencia de tres ciclos Niña consecutivos. Por ejemplo, el sistema que abastece el dique La Quebrada hoy recibe aportes de un obra que habilitamos recientemente. Este acueducto Sierras Chicas Norte trae agua de perforaciones que se encuentran a más de 35 km y con ello ayudamos a que el abastecimiento desde el dique no se resienta más por efecto de la falta de precipitaciones”, agregó.
“Otra cosa que estamos trabajando es la gestión del acueducto interprovincial para traer agua del Paraná. De esta manera generamos lo que denominamos redundancia de fuente que nos ayuda a compensar con las fuentes de agua locales”, finalizó.
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