Alerta: qué variantes del coronavirus amenazan el escenario epidemiológico argentino
En el país circulan las cepas que causan mayor preocupación, como las de Manaos y el Reino Unido, al igual que la andina; piden extremar precauciones para que no ingrese ampliamente la Delta, que está desafiando los avances alcanzados en otros países
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La pandemia “modelo 2021″ es diferente de la de 2020. Según el último informe del Proyecto Argentino Interinstitucional de Genómica del SARS-CoV-2 (PAIS), dada a conocer hace algunos días, más del 95% de los coronavirus que circulan en el AMBA corresponden a variantes del microorganismo original de Wuhan. Son las detectadas en el Reino Unido, en Manaos, en Río de Janeiro, en Perú y en California. Pero no solo fueron detectadas en la ciudad y la provincia de Buenos Aires, sino también en Mendoza, San Luis, Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba y Neuquén. Para ese informe, la predominante era la de Manaos, a excepción de Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos, donde prevalecía la del Reino Unido. La C.37, también llamada andina (o Lambda que acaba de ser catalogada como “de interés”), mostraba una alta frecuencia de detección con incremento sostenido: ya se le adjudican el 30% de los casos confirmados.
A esta altura, el SARS-COV-2 dio lugar a una genealogía profusa: los detectives genéticos que siguen sus rastros ya establecieron 1500 linajes, que se caracterizan por un conjunto particular de mutaciones en el genoma viral y que tienen un ancestro común directo. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretó que únicamente cuatro son “de preocupación” (VOC, según sus siglas en inglés por variant of concern, cuando existe evidencia de una mayor transmisibilidad, de que provoca casos más graves, presenta una reducción significativa en la neutralización por los anticuerpos generados durante una infección anterior o la vacunación, o es causa de fallas de detección). Siete son “de interés” (VOI, por variant of interest, cuando tienen marcadores genéticos que pueden afectar la transmisión, el diagnóstico, los tratamientos o el escape inmunitario, o existen evidencias de que causan una mayor proporción de casos).
Entre las primeras, se encuentran la detectada en septiembre del año pasado en el Reino Unido, ahora llamada “Alfa” según la nueva denominación establecida por la OMS que les asigna una letra griega; la detectada en mayo de 2020 en Sudáfrica (Beta), la identificada en noviembre en Manaos (Gamma) y la vista por primera vez en octubre en la India (Delta). Entre las de interés, están la Epsilon (Estados Unidos, septiembre 2020), Zeta (Brasil, abril 2020), Eta (varios países, diciembre 2020), Theta (Filipinas, enero 2021), Iota (Estados Unidos, noviembre 2020), Kappa (India, octubre 2020) y Lambda (Perú, agosto 2020).
Según los informes periódicos de PAIS, que reúne a un centenar de investigadores de todo el territorio nacional, en la Argentina la Delta y la Beta solo fueron observadas en dos viajeros que fueron aislados. La primera se detectó en un menor procedente de París (en un hermano se encontró la Kappa, por ahora considerada de interés). La segunda se encontró en una persona de 58 años procedente de España. Hoy, el Ministerio de Salud de la Nación informó que el Laboratorio Malbrán detectó la Delta en otro joven que ingresó al país proveniente de los Estados Unidos el 4 de este mes. El pasajero cumplió aislamiento de 10 días en un hotel de CABA. Su acompañante se confinó en el domicilio y sus tests dieron negativo.
Entre todas las que hoy inquietan, la que surge como amenaza es esta última, Delta, ya identificada en alrededor de 80 países, que está presente en 29 estados de los Estados Unidos y cuya incidencia se duplica cada menos de dos semanas. La OMS advirtió que en la actualidad es responsable del 90% de los casos en el Reino Unido y esta semana el primer ministro Boris Johnson anunció que, por el peligro que suponía su alta circulación, se prolongaría cuatro semanas el confinamiento en ese país para dar tiempo a ampliar la vacunación.
En la Argentina, tras la detección inicial de la variante, “no volvió a aparecer en los estudios de monitoreo genómico, ni en los muestreos al azar a nivel federal; es decir que aún no hay evidencia de que circule en la comunidad”, aclara el virólogo molecular del INTA e integrante del consorcio PAIS, Humberto Debat.
Alerta en las fronteras
Sin embargo, de acuerdo con este especialista “con el antecedente de nuestro fracaso sistemático para prevenir el ingreso internacional y el establecimiento de las distintas variantes, empezando por la de Río (Zeta), la del Reino Unido (Alfa), la de Manaos (Gamma) y la de California (Epsilon), nuestras expectativas de poder evitar que se establezca en el país deben ser bajas y tenemos que actuar asumiendo que eventualmente ingresará y puede impulsar nuestra situación epidemiológica”. Con esta preocupación, un grupo de investigadores hizo llegar a las autoridades sanitarias una carta pública pidiendo que se extremen los controles y el confinamiento de cinco días, hasta testearlos, a los viajeros llegados al país.
De hecho, después de realizar 747 inspecciones en domicilios declarados por viajeros en ocho provincias y la Ciudad de Buenos Aires, la Dirección Nacional de Migraciones detectó 287 incumplimientos; es decir, que casi el 40% de las personas que ingresan en la Argentina no cumplen con la cuarentena obligatoria de una semana.
Hoy se considera que la variante Delta es 60% más transmisible que la del Reino Unido, que a su vez es más contagiosa que el virus original; duplica la probabilidad de hospitalización y disminuye la efectividad de las vacunas en alrededor de un 20-30% para casos sintomáticos en aquellos inmunizados con una dosis.
Informes de Inglaterra y Escocia indican que escapa en mayor medida de los anticuerpos neutralizantes. Por su parte, médicos de la India afirmaron haber visto problemas de audición, trastornos gástricos graves y coágulos sanguíneos asociados con esta forma del virus.
Según los ensayos realizados hasta ahora por Public Health England (PHE), la primera dosis de las vacunas de Pfizer y AstraZeneca solo tendrían una efectividad del 33% en la prevención de cuadros sintomáticos de esta variante. La buena noticia es que estudios que acaban de darse a conocer estiman que una dosis de esas vacunas alcanzaría una eficacia de entre el 57% y el 85% para prevenir la hospitalización y los cuadros graves; y dos dosis, entre el 85 y el 98%. Estas diferencias llevaron al sistema sanitario británico a la recomendación de diferir solo ocho semanas (y no doce, como se venía haciendo) la segunda dosis de inmunización.
Con respecto a los jóvenes, en los que se sospechaba que podía causar cuadros más graves, Debat opina que “no necesariamente esto corresponde a la biología del virus, sino más bien a la dinámica epidemiológica que está teniendo en el Reino Unido, donde se lo detecta en la gran mayoría de las muestras secuenciadas: como allí una parte importante de la población ya está inmunizada por lo menos con una dosis, los grupos más afectados son los de 0 a 30 años”.
Nuevos síntomas
La veloz propagación de esta forma del virus hizo que surgieran nuevos síntomas característicos de la infección por Covid: el cuadro empieza por dolor de cabeza y de garganta, rinitis y congestión nasal. De hecho, el Ministerio de Salud de la Nación el 31 de mayo incorporó la rinitis y la congestión nasal en la lista de señales que deben hacer sospechar Covid.
“La variante Delta tiene mutaciones características, algunas de las cuales se localizan en la región que codifica para la proteína Spike [la que se utiliza en las vacunas, se encuentra en la superficie del virus y le permite el ingreso en las células]. El número de mutaciones que presenta depende de con qué sea comparada, pero con respecto al genoma de referencia de Wuhan, son 18 –explican Carolina Torres, viróloga también integrante del consorcio PAIS y Humberto Debat–. Resultan de especial interés la L452R (asociada con una mayor afinidad por el receptor humano y una menor capacidad de reconocimiento por anticuerpos de individuos convalecientes o vacunados) y la P681R (asociada con más capacidad infectiva en células). Asimismo la región S incluye otras vinculadas con mayor infectividad. En estudios preliminares se observó que la variante Delta está asociada con mayor transmisibilidad y severidad que la variante Alfa, que a su vez resulta más transmisible y causa infecciones más severas que los virus de la primera ola”.
En la India, esta variante fue asociada con importantes brotes epidemiológicos y una crisis sanitaria. Comprende varios sublinajes que mostraron gran aumento de su frecuencia en diversas regiones de ese país. Algunas de sus mutaciones fueron identificadas en otras, como la Epsilon, la Alfa, la Gamma, la Beta y la Zeta.
La otra que está en aumento sostenido es la llamada originalmente C.37 o “andina”. Actualmente es la prevalente en Perú con más del 80% de las nuevas infecciones. También se encontró en alta proporción en Chile y en la Argentina ya representa más del 30% de las muestras analizadas por vigilancia genómica y cocircula con la Gamma (Manaos) y la Alfa (Reino Unido).
Sin embargo, esta última todavía requiere más estudio. “Lambda incluye una serie de mutaciones con sospechas de implicancias fenotípicas, como un posible aumento de la transmisibilidad o de aumento de la resistencia a los anticuerpos neutralizantes –concluyen Torres y Debat–. Actualmente, no hay evidencias del impacto de esta combinación de mutaciones sobre la biología del virus o sobre la efectividad de las vacunas”.
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