Alerta naranja por cianobacterias: por qué la ribera bonaerense está otra vez verde y qué consecuencias tiene para la salud
Las autoridades de la provincia de Buenos Aires pidieron tomar precauciones y evitar el contacto con el agua; los síntomas que provoca el contacto con estas bacterias
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Distintas zonas de la costa sur del Río de la Plata están afectadas, otra vez, por la presencia de cianobacterias. El subsecretario de Recursos Hídricos de la provincia de Buenos Aires, Guillermo Jelinski, emitió un comunicado a través de su cuenta de Twitter donde informó que hay una alerta naranja por esta situación y destacó que Quilmes, Berazategui, Ensenada, Berisso y Magdalena son las zonas más comprometidas.
Desde el Gobierno de la provincia de Buenos Aires explicaron que las cianobacterias son organismos que viven en el agua y generalmente presentan un color azul verdoso, y algunas especies son nocivas para la salud.
“Las cianobacterias son bacterias capaces de realizar fotosíntesis, es decir de fabricarse su propio alimento en base a la energía lumínica y CO. Estos organismos estuvieron entre los primeros habitantes de nuestro planeta y el oxígeno liberado en la atmósfera a través de su fotosíntesis, habría sido el precursor de la capa de ozono. Para esto necesitan además de nutrientes como el fósforo y el nitrógeno. Son organismos muy sencillos pero a la misma vez muy eficientes para lograr crecimientos masivos (floraciones) cuando las condiciones les son favorables”, especifica Inés O’Farrell, investigadora del Conicet, especializada en la ecología del fitoplancton con particular enfoque en las floraciones de cianobacterias.
Qué implica la alerta naranja
Los especialistas indican que cuando el agua está infectada se ve de un color verde brillante en la superficie y en la arena. Esto se debe a que las cianobacterias se acumulan en la columna de agua o en la superficie, pero no en una capa continua.
“El alerta naranja llama a un uso recreativo responsable, en especial en relación con niños y personas con afecciones hepáticas o predisposiciones a problemas de piel. La exposición crónica en aguas con alerta naranja es peligrosa para la salud tanto humana como animal. Dependiendo de la edad (organismos más pequeños se ven más afectados), el estado inmunológico de la persona y el grado de exposición se pueden ver afecciones que van desde dermatitis, alergias, conjuntivitis hasta cáncer”, explica la investigadora del Conicet.
Nora Gómez, investigadora principal del Conicet y directora del Instituto de Limnología “Dr. Raúl A. Ringuelet” de La Plata, detalló: “En el caso de las personas expuestas a las cianotoxinas al tocar el agua o las arenas contaminadas o nadar, o bien inhalar gotitas de aire contaminado, pueden presentar irritación en la piel, ojos, nariz, garganta, pulmones. En el caso de consumir alimentos o suplementos nutricionales contaminados con cianobacterias, o tragar agua contaminada, pueden aparecer distintos síntomas que dependerá de la cianotoxina ingerida”.
Algunos de los síntomas más comunes que pueden provocar son vómitos, diarreas, dolor de cabeza, debilitamiento muscular y alergias en la piel.
Según indican desde la Subsecretaría de Recursos Hídricos, en caso de sentir olor u observar color en el agua no se debe tomar contacto. También destacan que ante una posible intoxicación los pacientes deben consultar en el hospital o salita más cercana ante una posible intoxicación.
“Es muy importante que las personas que estuvieron en contacto directo o indirecto con la floración y manifiesten alguno de los síntomas mencionados consulten a un centro de salud”, dice Gómez, y destaca que es fundamental la responsabilidad ciudadana frente a los alertas que se emiten y respetarlas.
En caso de que un paciente sufra una intoxicación debido a las cianobacterias, O’Farrell asegura que no corre riesgo de infectar a otra persona ya que no es contagiosa. Por su parte, la directora del Instituto de Limnología “Dr. Raúl A. Ringuelet” especifica: “El contagio se centra en el contacto de la piel con el agua que contiene toxinas mientras nadan o realizan otras actividades en el agua, al beber agua que contiene toxinas, al respirar gotitas diminutas presentes en el aire que contienen toxinas (aerosoles) o bien al consumir pescado o mariscos que contienen toxinas. Cabe resaltar también que el contacto con las arenas que contienen cianobacterias constituyen otro riesgo”.
Ante la ocurrencia de eventos de floraciones de cianobacterias en la provincia de Buenos Aires, la Subsecretaría de Recursos Hídricos con sus diferentes áreas, convocó a representantes de ABSA, la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC), Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina La Plata (Conicet- La Plata), la UNLP, la UTN y los municipios afectados para el desarrollo del Programa de Gestión Integral de Cianobacterias bonaerense.
Pero, ¿por qué aparecen?
“Se ven desde hace mucho tiempo durante la primavera y el verano, luego de varios días de mucho calor y sin viento o en lugares resguardados como bahías y puertos. Esto es así porque, en estos ambientes los sólidos en suspensión del río sedimentan y entonces el agua es más clara y las cianobacterias pueden fotosintetizar”, explica O’Farrell.
Y compara: “Si bien las floraciones son más comunes en las orillas de Uruguay que en la Argentina, donde las aguas son más turbias por los aportes sedimentarios del Río Paraná, la bajante del Paraná y la contaminación por materia orgánica potencian este fenómeno que se extiende en la región y en el tiempo (otoño)”.
Gómez afirma que las cianobacterias en el Río de la Plata se ven cada vez más seguido: “Son mas frecuentes, en parte porque algunas condiciones locales las favorecen, como la contaminación de distinto origen, entre ellos efluentes cloacales pobremente tratados o sin tratar que le aportan al sistema acuático materia orgánica y nutrientes (alimento para las cianobacterias). Por otra parte, a una escala regional, el fenómeno hidroclimático de La Niña junto a un menor aporte de agua del Río Paraná contribuyen a que las floraciones se intensifiquen en magnitud y frecuencia”.
En esta línea, O’Farrell destacó que la falta de obras de saneamiento adecuadas en las ciudades con gran densidad poblacional a orillas Río de la Plata y sus tributarios se suman a los aportes de nutrientes de las actividades agrícola-ganaderas, contribuyendo a establecer las condiciones óptimas de recursos para crecimiento de las cianobacterias en temporadas cálidas.
La directora del Instituto de Limnología “Dr. Raúl A. Ringuelet” afirmó que evitar las cianobacterias en el Río de la Plata es una tarea difícil, pero si se puede reducir su frecuencia e intensidad: “Para ello hay que enfocar los esfuerzos en reducir la contaminación, mejorando el tratamiento de los efluentes cloacales y controlando otras fuentes de contaminación que afectan la franja costera sur del Río de la Plata”.
En diálogo con LA NACION, el subsecretario Jelinski consideró que no se puede evitar la existencia de cianobacterias. Sin embargo, dijo, la Provincia está trabajando en el tema: “Intentamos disminuir esto. A pedido de gobernador, lo primero que hicimos fue armar una mesa con expertos para aprender bien sobre cianobacterias: trabajamos con investigadores, expertos en el tema, aprendiendo cada día más”.
“Usamos imágenes satelitales, tomamos muestras y trabajamos mancomunadamente con los municipios. Por un lado, la alerta; por otro lado, estamos desarrollando un programa de recuperación de plantas de tratamiento de cloacas de la provincia que no estaba funcionando bien”, especificó.
En este sentido, aclaró que no hay obra que alcance para evitar que los ríos tengan cianobacterias, más con el cambio climático y la producción agropecuaria intensiva. Según Jelinski, puede mejorar, pero va a haber momentos donde habrá floraciones.
En la misma dirección, O’Farrell advirtió que es imperativo avanzar en el saneamiento de los desechos cloacales a partir de plantas de tratamiento asociadas al sistema cloacal del AMBA y grandes centros urbanos del cordón sur, así como en el control del uso y destino final de agroquímicos.
Por último, el funcionario bonaerense espera que para el año que viene ya haya menos cantidad, pero aconseja a la población estar atenta a los “cianosemáforos”, una herramienta que cuenta con cuatro colores: verde, amarillo, naranja y rojo. “El color indica cómo esta el cuerpo de agua superficial del río. Si no tiene cianobacterias, si tiene poquitas, si tiene muchas o tiene muchísimas. A partir de ahí se indica qué hay que hacer en cada caso”, concluyó.
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