Alejandro R. Caride
El sepelio
Como un hombre de conocimientos profundos en el mundo del Derecho y comprometido con su fe religiosa será recordado el doctor Alejandro Roberto Caride, que falleció a los 84 años.
Dedicó su vida a la Justicia, y una vez retirado canalizó sus energías en el servicio al prójimo. Fue ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, entre 1976 y 1977, y anteriormente, durante el gobierno de la Revolución Argentina, ministro de Bienestar Social y de Gobierno de la provincia de Buenos Aires y subsecretario de Cultura de la Nación.
De joven demostró su devoción por la caridad mediante su colaboración con la Casa del Canillita. Durante los últimos años acompañó a enfermos terminales de cáncer en el Hospital Municipal de Oncología Marie Curie, de parque Centenario.
Caride nació en 1913 en Buenos Aires, y a los 36 años se casó con Clotilde Zubizarreta. Tuvo ocho hijos y llegó a conocer a 21 nietos.
Era un hombre muy estudioso, que se graduó de abogado en la Universidad de Buenos Aires, en 1937. Comenzó su carrera como empleado en Tribunales y con el tiempo se convirtió en una figura profesional correcta y reconocida por su inteligencia y voluntad de permanente superación.
En el ámbito académico se desempeñó con solvencia como profesor en la cátedra de Derecho Penal, en las universidades Católica y de Buenos Aires. También enseñó sociología y economía en el Colegio Militar de la Nación y dictó cátedra en la Escuela de Comando y Estado Mayor de la Fuerza Aérea.
Como juez de sentencia en lo penal, entre 1948 y 1958, Caride le imprimió un impulso notable a la justicia de menores. No sólo realizó un seguimiento personal de los establecimientos dedicados a esa área, sino que además participó en la creación del Consejo del Menor y la Familia.
Las injusticias le dolían en carne propia. Una gran angustia le produjeron las sospechas de irregularidades y manejo interesado que cayeron sobre sus espaldas en 1984, a raíz de haberse desempeñado ad honórem como negociador oficial del tramo final de la transferencia al Estado de la Compañía Italo Argentina de Electricidad.
"Fui testigo del intenso dolor moral que le provocó esa calumnia", dijo anteayer su colega y amigo Lucas Lennon, en el sepelio, realizado en el cementerio de Pablo Nogués. "Fui testigo también -agregó- de la manera heroica y silenciosa con que asumió esa afrenta que le desgarró el alma."