Alan Rusbridger: el Guardián de la prensa libre
El gran editor de The Guardian, promotor del periodismo de investigación, llevó al matutino británico al podio de los medios de habla inglesa
Detrás de sus anteojos asoma una mirada afilada, y aunque Alan Rusbridger no deja que las extensas jornadas de trabajo al frente de The Guardian borren su sonrisa leve ni sus extremados buenos modales, hace falta compartir algunas horas con él para comprender esa rara alquimia de hombre escéptico pero optimista.
Este año cosechó los frutos de su determinación por el periodismo de investigación: recibió el Premio Ortega y Gasset a la Trayectoria Profesional, y el Premio Pullitzer por la publicación de los documentos y el testimonio de Edward Snowden , que revelaron el espionaje electrónico masivo norteamericano y británico sobre ciudadanos y políticos de todo el mundo. Su papel en esa historia lo puso a la altura de Ben Bradlee, el célebre editor de The Washington Post (que falleció en octubre de este año), cuya determinación fue decisiva en el caso Watergate y la renuncia de Richard Nixon.
"¿Ama usted a su país?", le preguntó el diputado laborista Keith Vaz cuando Rusbridger fue citado a comparecer ante la Cámara de los Comunes en medio de la publicación de la historia. Luego de unos segundos de silencio, respondió: "Vivimos en una democracia y la gran mayoría de la gente que está trabajando en esta historia son británicos que aman este país. Estoy algo sorprendido de que me haga esta pregunta pero, sí, somos patriotas y una de las cosas en la que somos más patriotas es en la naturaleza de nuestra democracia, la naturaleza de una prensa libre y el hecho de que, en este país, uno puede discutir e informar de estas cosas".
La revelación del masivo espionaje digital, que incluyó a 35 mandatarios internacionales y entre otras cosas provocó una crisis diplomática entre David Cameron , Angela Merkel , Barack Obama y Dilma Rousseff fue otra oportunidad en la que Rusbridger demostró su coraje editorial. Antes lo había hecho con la revelación de escuchas telefónicas a políticos y miembros de la familia real por parte de periodistas del News Of The World (escándalo que llevó a Rupert Murdoch a cerrar después de 168 años el diario que vendía más de 2,5 millones de ejemplares cada domingo), y con el escándalo de WikiLeaks: los cables diplomáticos del Departamento de Estado revelados por Julian Assange .
Nacido hace sesenta años en Lusaka, una pequeña ciudad en lo que hoy es Zambia, su familia volvió a Londres cuando tenía 5 años, y allí fue donde su madre lo empujó para que tocase el piano unas tres horas al día. Hace algunos meses publicó Play It Again: An Amateur Against the Impossible, un libro en el que narra los dieciocho meses que le llevó aprender a tocar la Balada para piano N 1 de Chopin, con el caso Snowden como telón de fondo.
Su prédica y práctica del "periodismo abierto" -no cobrar por los contenidos digitales, fomentar la participación de las audiencias- llevaron a The Guardian al segundo lugar como medio informativo más leído en inglés. Rusbridger lo resume así: "Ya no ponemos palabras sobre el papel, ahora provocamos conversaciones y discusiones e ideas, ése es el papel de los medios en el siglo XXI".
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