Aglomeraciones y control de vacunación nulo: así se vivieron las últimas compras antes de Navidad en La Salada
En la feria no se reclamaba esta mañana el pase sanitario impuesto por la Provincia de Buenos Aires y el respeto de los protocolos era irregular
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Adriana Rola, de 31 años, revolvía los vestidos de noche en uno de los puestos de la Feria Punta Mogote, sobre la calle Tilcara al 5085, perteneciente al complejo La Salada, en el municipio bonaerense de Lomas de Zamora. “¿Este no lo tenés en rojo?”, le preguntó a la vendedora. Hoy, si bien el predio no estaba tan repleto como otros días porque únicamente llegaron quienes dejaron las compras navideñas para último momento, se mantuvieron las aglomeraciones en los pasillos y en los comercios.
Roxana acudió a su puesto, en la Feria Ocean, alrededor de las 6 de la mañana, media hora antes de que el complejo abriera sus puertas. “No hay casi nadie, en comparación con estos días atrás”, destacó. Hoy La Salada funcionó de manera excepcional, fuera de su habitual horario de apertura de lunes, miércoles y sábados, de 7 a 14 horas, debido a las vísperas de las fiestas de Nochebuena y Navidad, ocasión en que la mayoría de las familias intercambian regalos.
A las 9.30, Adriana ya había comprado casi todos los presentes y solo le faltaba la ropa para ponerse este 24 de diciembre. “No paré de trabajar estos días y, como siempre, dejé todo a último momento”, señaló a LA NACION. Era una de las pocas personas que llevaban el tapabocas bien colocado dentro de la feria. “Acá no se cumple ningún protocolo, solo te echan alcohol en gel a la entrada y ya. La gente compra y vende sin barbijo y no hay distancia social. Además, yo tengo mucho miedo a la nueva variante [ómicron], porque tengo dos hijos con asma y trabajo con una señora mayor con problemas respiratorios”, agregó.
Pase sanitario
La joven afirmó que tiene descargada su constancia de vacunación en el teléfono por si se la piden, pero que en los distintos establecimientos de La Salada no tuvo necesidad de mostrarla, tampoco en la entrada. Ante el incremento de casos positivos por Covid-19 en las últimas semanas, desde anteayer rige en la provincia de Buenos Aires el pase sanitario obligatorio para mayores de 13 años en actividades consideradas de riesgo epidemiológico y en la realización de trámites de manera presencial. Es el caso, por ejemplo, de centros culturales, cines, gimnasios, eventos deportivos masivos, bares y restaurantes. Para quienes no lo exijan, se impondrán multas de hasta 5,7 millones de pesos.
Iniciativas similares fueron instrumentadas en las provincias de Tucumán, Salta, Santa Fe, Córdoba, Río Negro y Santiago del Estero, mientras que a nivel nacional empezará a ser obligatorio el 1° de enero. El objetivo, indicaron, es fomentar la vacunación de la población y reducir el riesgo de contagio de Covid-19.
A pesar de que ya entró en vigencia el pase sanitario en territorio bonaerense, la Feria Urkupiña anunció a través de sus redes sociales que lo implementarán a partir del 1°de enero: “Cuidemos y respetemos nuestro lugar de trabajo, por un 2022 trabajando juntos”, se lee en el flyer difundido.
En La Salada, ningún efectivo de seguridad reclamaba hoy el pase sanitario a la entrada del complejo. “Pedimos que se pongan bien el barbijo, les tomamos la temperatura y les aplicamos alcohol en gel, pero nada más”, indicó la jefa de Seguridad, que estaba en uno de los accesos a la Feria Ocean. En su interior, algunos puestos contenían una mampara en el frente, pero la mayoría de los vendedores atendían sin protección.
En las calles que dividen las distintas ferias del complejo, un auto del programa EcoLomas rociaba la vereda con amonio cuaternario. Mientras, adentro de los recintos se escuchaba por altoparlantes un recordatorio de las medidas de prevención contra el Covid-19: mantener un metro y medio de distancia social y el uso permanente del tapabocas. Pero, como admitió Cinthia, de 56 años y que había llegado con sus dos hijas, no es la regla general de La Salada: “Nos echaron alcohol al pasar, pero adentro nadie usa el barbijo”, destacó, y agregó que no tenía conocimiento de que le fueran a pedir el carnet de vacunación.
Ella tenía previsto terminar sus compras al mediodía, ya que trabaja en un comercio de la zona. “Hoy está mucho más tranquilo, ya quedamos solo los adormilados. La semana anterior no se podía caminar”, describió.
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