"Los mejores crímenes para mis novelas se me han ocurrido lavando los platos. Lavar platos convierte a cualquiera en un maníaco homicida". Este pensamiento que circula como meme en las redes sociales, se le atribuye a Agatha Christie, la reina de las novelas policiales. Aunque en verdad, solo parece haber constancia de la primera de las dos frases, el resto es pura invención de alguien que lo asumió como conclusión lógica al atribuir a la tarea doméstica una connotación negativa. Pero quizá no haya sido esa la intención de la escritora, quien jamás renegó de las costumbres hogareñas. Aunque más justo sería decir que no siempre se inclinó por llevar una vida conservadora, a tono con las normas de la sociedad inglesa.
Lo cierto es que esta mujer se convirtió en un símbolo, una marca registrada, una colección literaria, un festival de escritores y hasta un portal de internet. Su nombre es sinónimo de misterio, de enigma, de sagacidad.
Agatha Christie es la autora más vendida en el mundo después de Shakespeare: se calcula que fueron compradas más de dos mil millones de copias de sus libros, traducidos a más de 103 idiomas. Durante 50 años, desde 1920 a 1970, escribió 66 novelas detectivescas y 14 relatos cortos a un ritmo de 1,48 libros por año. También compuso 20 obras de teatro, 3 poemas y 2 autobiografías.
Janet Morgan, la primera biógrafa de Agatha Christie, tuvo acceso irrestricto a sus documentos, fotografías y reliquias, además de la oportunidad de hablar abiertamente con miembros de su familia y allegados que la ayudaron a reconstruir la vida de una de las más fascinantes mujeres de acaso los dos siglos pasados. Agatha Mary Clarissa Miller, nació en Torquay, el 15 de septiembre de 1890 y murió en Wallingford, el 12 de enero de 1976.
¿Por qué fascinante? Porque rompió con las barreras establecidas en su época, aunque no lo haya hecho tanto por voluntad sino porque no le quedó más remedio. "Mujer casada era una profesión en sí misma, y era mi profesión. Mi segundo trabajo era escribir", asumió en una de sus pocas declaraciones públicas. Como joven inglesa educada con las mejores institutrices, en un prestigioso colegio de monjas en París donde estudió danza, canto y piano, jamás se habría planteado desafiar los modelos esperados para la vida de una dama de clase acomodada. Pero tuvo que hacerlo cuando, a los doce años de haberse casado con Archibald Christie, el hombre que había aceptado como marido para llevar una vida libre de imprevistos, le pidió el divorcio. Le confesó que se había enamorado de otra mujer, más precisamente de una amiga de la pareja. Era 1926, ese año Agatha venía de enfrentarse a la difícil situación de ver morir a su madre - su padre había fallecido cuando ella tenía solo 11 años, un punto bisagra al que llamó "el final de mi niñez"- y aunque ya llevaba vendidos algunos libros y su oficio de escritora era una situación bastante sólida, el asunto de ser una mujer divorciada con una hija a la que alimentar, la descolocó a un punto límite.
Interpretar la propia obra
Durante once días desapareció del mundo y hasta el día de hoy nadie sabe qué es lo que ocurrió durante ese tiempo. Ni siquiera su biógrafa autorizada. En su página oficial, www.agathachristie.com, en la que se puede encontrar información actualizada de eventos en su honor, filmes, artículos, festivales, museos y todo lo que mantiene vivo su legado, no se menciona este hecho en absoluto.
Se llevó a su tumba el secreto que no compartió con nadie pero que hoy, casi un siglo después, continúa despertando especulaciones. El 3 de diciembre de 1926, tras enterarse de que su marido tenía una amante, a los 36 años desapareció durante once días de su vivienda en Sunningdale, Berkshire. Nadie se comunicó con ella durante largos días y la preocupación de su familia y amigos aumentaba. Incluso la noticia se publicó en los diarios de la época, que interpretaron los hechos como una estrategia de Christie para o bien llamar la atención hacia su obra literaria o bien, para castigar al infiel, al hacerlo quedar como sospechoso del crimen de su desaparición y, quién sabe, de su presunto asesinato, si ella no hubiera vuelto a escena.
Finalmente, la encontraron escondida en un pequeño alojamiento en Harrogate llamado Swan Hotel, registrada bajo una identidad falsa, como Nancy Neele, el nombre de la tercera en discordia.
Recientemente, el escritor Andrew Wilson escribió una ficción sobre ese hecho, aunque en muchos medios se la tomó por biografía, en la que sugiere que la verdadera intención de la novelista fue estrellar su auto y al fracasar en su intento de suicidio, siendo una cristiana devota, decidió fingir que había perdido la memoria para que no la juzgaran mal.
Además de escribir sobre crímenes y de casarse dos veces, algo que era prácticamente impensable para una mujer a principios del siglo XX, viajó por el mundo. Tuvo una vida tan emocionante como la que tenían los personajes de sus novelas: fue enfermera durante la Primera Guerra Mundial y una de las primeras surfistas británicas de la historia. En Honolulu pasó dos semanas arriba de una tabla buscando la ola perfecta.
La importancia del método
Durante toda esa década no paró de escribir, tanta era su productividad que se refirió a sí misma como "una máquina de hacer salchichas". Había desarrollado un método, una estructura que en años posteriores cientos de escritores usaron para escribir libros del género que actualmente se conoce como "novela negra". La mayoría de sus relatos ocurren en un entorno cerrado, tienen un crimen que resolver y transcurren en un paisaje misterioso, alejado o exótico. Hay un círculo limitado de sospechosos, la víctima y un culpable que se maneja en las sombras. Así se estructura el subgénero policial que se resume en la fórmula Whodunit (contracción de "Who has done it?"). Pero el condimento destacado de su fórmula es el personaje que protagoniza la mayoría de sus obras literarias: el inspector Poirot.Un dato: John Malkovich interpreta a Poirot en "El misterio de la guía de ferrocarriles", en la miniserie ABC Murders de Movistar + en España (también se emite en la plataforma de Amazon Prime Video, pero todavía no está disponible en Argentina). Otro dato: Hércules Poirot apareció en 37 historias de Christie y Miss Marple - la otra gran investigadora de casos, tal vez un alter ego de la autora- lo hizo en 32. La pareja imbatible de investigadores fueron reunidas en cine y hasta se los mostró enamorados.
Hasta que murió a los 85 años en 1976, siguió escribiendo, inspirada en sus viajes, amores y aventuras. Se subió sola al Orient Express, recorrió Siria e Irak, donde descubrió la arqueología. Participó en excavaciones en el desierto, sacó fotografías excepcionales y filmó sus expediciones. Conoció al arqueólogo Max Mallowan, catorce años menor que ella, del que se enamoró y con quien se casó en 1930. "Cásate con un arqueólogo. Cuanto más vieja te hagas, más encantadora te encontrará", dicen que dijo ella antes de convertirse también en una arqueóloga en acción. "Estoy pensando -le digo a Max años más tarde-, que esta es una forma muy feliz de vivir".
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