Afirman que Maradona no quiso ofender
Guillermo Cóppola, su representante, intentó atenuar los insultos contra el Papa y afirmó que "sigue siendo creyente"
* El manager aseguró que Diego "le agradece a Dios todas las mañanas por estar vivo" * Varios intelectuales coincidieron en que los excesos verbales del ex futbolista no son novedosos
La fuerte repercusión suscitada por los insultos de Diego Maradona proferidos contra el papa Juan Pablo II no se agotó con la condena pública del Arzobispado de Buenos Aires.
Guillermo Cóppola, representante de Maradona, buscó atenuar el impacto de los exabruptos del ex jugador, al explicar que la ex estrella de fútbol "sigue siendo creyente y no quiso ofender" cuando emitió los gruesos epítetos contra el Papa, conocidos durante una entrevista realizada en el programa "Punto.doc/2", que conducen Rolando Graña y Daniel Tognetti por Azul TV.
En un diálogo que mantuvo ayer por Radio Continental, Cóppola dijo que todas las mañanas Maradona "le agradece a Dios el hecho de estar vivo" y no descartó que el ex futbolista aclare el sentido de sus palabras en las próximas horas desde Cuba, donde se encuentra internado en un proceso de recuperación por su adicción a las drogas.
Qué dijo Maradona
Durante la entrevista que se emitió por televisión el domingo, Maradona, bebida en mano, dialoga con Tognetti en Cuba y, en un momento, relata su visita a la Santa Sede: "Entré al Vaticano con el techo de oro y dije: ¿cómo puede ser tan h... de p... que besa el piso (de los países), ve los chicos con la panza así (hace el gesto de hinchado) y éste (el Papa) tiene techos de oro. Ahí dejé de creer".
Hubo luego otra fuerte referencia contra el Papa. Fue al contar su encuentro en el Vaticano: "Le dio un rosario a mi mamá, otro a Claudia y el tercero a mí. Y me dijo que era distinto. Yo lo medí con el de Claudia y el de mi vieja y vi que eran iguales y se lo dije. Me quería asesinar el h... de p....". Sobre el final de la entrevista editada por "Punto.doc/2", el ex astro de fútbol se disculpó con los católicos. "Pido perdón a los que creen en el Papa -dijo mirando a la cámara-, pero no me retracto."
El malestar que las palabras de Maradona causaron en el Arzobispado prosiguió ayer en un diálogo telefónico que mantuvieron por radio el manager Cóppola y el sacerdote Guillermo Marcó, director de la Oficina de Prensa de la arquidiócesis porteña.
Cóppola consideró que la opinión de Maradona sobre la acción de la Iglesia "es personal" y afirmó que en sus declaraciones no actuó bajo los efectos de ninguna droga. "Lo vio todo el pueblo. Diego dice lo que siente, habla de corazón, siempre es así", explicó su representante.
El padre Marcó insistió en que la Iglesia repudió "la dureza de las palabras" del ex jugador y no al futbolista. "Nadie puede permanecer callado cuando insultan a su padre", graficó.
Los tres mitos
El exceso verbal del ex futbolista, que se suma a otras manifestaciones expresadas en su vida de jugador, no sorprendió a escritores e intelectuales consultados por La Nación .
El ensayista Juan José Sebreli dijo que "sus ataques son un componente más del mito de Maradona, que tiene tres variantes: el mito blanco, el negro y el rojo". Y es desde esa última perspectiva que Maradona se muestra de izquierda, se graba al Che en la piel, vive en Cuba y ataca al Papa.
Sebreli dijo que "los ataques no son algo nuevo", y enumeró:
- En 1990, Maradona criticó que los techos del Vaticano estaban llenos de oro.
- En 1992, cuando fue detenido por tenencia de droga, dijo que la Iglesia argentina lo había crucificado.
- En 1993, cuando se conocieron declaraciones papales sobre la suspensión de Caniggia por doping, le contestó al Papa que se ocupara de Giulio Andreotti, el líder italiano vinculado con la mafia.
- En 1994 dijo que el Papa no existía.
Sebreli, autor de "La era del fútbol", agregó: "Se trata de una posición dual, como todo en la vida de Maradona. Por un lado ataca al Papa, pero se casó por la Iglesia. Aunque también hay dualidad por parte del Vaticano. L´Osservatore Romano, el periódico de la Santa Sede, fustigó la falta de humildad y las desfachatadas exhibiciones de opulencia de Maradona, pero después de eso el Papa lo recibió, luego de que Maradona lo hiciera esperar".
Para el semiólogo Luis Quevedo, los epítetos de Maradona contra el Papa "no son novedosos y forman parte de su enfrentamiento con las instituciones de poder, desde sus tiempos de jugador del Napoli. No creo que tenga dimensión de lo que dijo ni de sus consecuencias sociales y culturales. Tampoco creo que la respuesta de la Iglesia haya sido la adecuada al atribuir sus expresiones a la droga".
El periodista Mariano Grondona señaló: "No me gusta lo que dijo Maradona, pero tampoco la respuesta eclesiástica. Si todo el que critica a la Iglesia es considerado loco o drogadicto, entonces se cae en un autoritarismo dogmático. Si el lenguaje de Maradona es inaceptable, el fondo de la cuestión es debatible".