Adriana Serquis, ganadora del premio L'Oréal-Unesco
La investigadora trabaja en el Centro Atómico Bariloche
Contrariamente al estereotipo femenino, a Adriana Serquis la deslumbró la belleza de la física desde muy chica, cuando entraba en la adolescencia. Podría decirse sin exagerar que lo suyo fue amor a primera vista.
"Mi abuelo no había terminado la primaria, pero era un investigador nato -cuenta la que ahora es investigadora independiente del Conicet en el Centro Atómico Bariloche-. Se había armado una radio a galena y era el que arreglaba todos los aparatos con desperfectos del barrio donde vivía y donde lo visitábamos todos los veranos, en Córdoba. Mi papá era ingeniero industrial. Cuando descubrí la física, en primer año del Sagrado Corazón, de Villa Celina, supe enseguida que eso era lo que quería estudiar."
A los 46 años, aquella jovencita que conjugaba la curiosidad de su abuelo con la inclinación por la tecnología de su padre se encuentra convertida en una científica destacada. Dentro de algunas horas recibirá en el Salón Azul del Senado de la Nación una de las máximas distinciones para mujeres que se dedican a la investigación: el Premio L'Oréal-Unesco para Mujeres en la Ciencia.
El galardón, dotado de 150.000 pesos, se le otorga por su proyecto sobre "técnicas avanzadas de caracterización de materiales para energías limpias".
Radicada en Bariloche desde que viajó al Instituto Balseiro para hacer su doctorado y con dos hijos, de 17 y 15 años, Serquis trabaja desde hace varios años con un equipo de alrededor de 15 personas en dispositivos conocidos como "celdas de combustible", que convierten energía química en eléctrica.
"La eficiencia de conversión de estos dispositivos, que trabajan con hidrógeno o gas natural , es la mayor que se haya logrado -explica Serquis-. Se trata de celdas planas que tienen tres elementos: un cátodo, un ánodo (los electrodos) y un electrolito. El proyecto intenta caracterizar los materiales y su envejecimiento; es decir, probar la viabilidad de estas celdas de ser usadas cinco o diez años sin degradarse, algo que es bastante difícil."
Según explica la investigadora, estos dispositivos altamente eficientes pueden ofrecer una tecnología limpia y no contaminante que mejore la eficiencia de los sistemas eléctricos. "Ya se están usando en casos aislados -detalla-. Westinghouse, por ejemplo, tiene grandes prototipos para fábricas de hasta un megavatio. Lo interesante es que además de servir para convertir hidrógeno en energía, se pueden usar para producir este gas, que de esa forma se podría almacenar. También se planteó como una opción por su alta eficiencia para las nuevas generaciones de plantas nucleares."
Serquis confiesa que está muy contenta con el premio... y también aliviada: "Si bien nuestro grupo fue muy exitoso en la obtención de subsidios, la inflación hizo que en este momento estemos muy ajustados para solventar gastos básicos de funcionamiento. Esto es un respiro", comenta.
Además del premio a Serquis, se entregarán dos menciones especiales. Una a la doctora María Luján Ferreira, investigadora principal del Conicet en la planta piloto de ingeniería química de la Universidad Nacional del Sur, en Bahía Blanca, por su trabajo sobre combinación de nanotecnología y biotecnología en aplicaciones de materiales magnéticos. La otra será para la doctora Silvia Ceré, investigadora independiente del Conicet en la Universidad Nacional de Mar del Plata, por su trabajo sobre "Modificación en la micro y nanoescala de superficies metálicas para fines biomédicos".
Más leídas de Sociedad
¿Cuándo llueve? Alerta meteorológica por tormentas y vientos en la Ciudad y 15 provincias
Las banderas rojas en plena cita. Qué frases y actitudes revelan que el encuentro se volvió aburrido
"Nosotros los atendemos cuando los cagan a palos". El reproche de un enfermero a los policías en medio de la represión en la Legislatura