Adolescentes: “El cuerpo no está preparado para el alcohol”
El consumo en jóvenes de la secundaria lleva a la máxima preocupación porque provoca comas alcohólicos, pérdida de la memoria e impensables efectos sobre el desarrollo cognitivo; la bióloga Lucía Sáenz Briones, especializada en el tema, cuenta por qué es sano, en padres e hijos, saber decir que no
El alcohol y sus consecuencias sobre los adolescentes es un tema que preocupa tanto a los padres como a las escuelas. Es por eso que la bióloga Lucía Sáenz Briones dicta el programa Familias y escuela, socios en el cambio para alertar y reflexionar con la comunidad educativa, los padres y los jóvenes sobre el daño del consumo del alcohol en edad temprana.
"Cuantos más adultos estemos convencidos de que el alcohol daña a nuestros hijos, más fácil será para ellos decir que no. Hay que convocar a padres y chicos porque hay mucha necesidad de reflexión", asegura Sáenz Briones que, desde hace 9 años, trabaja en escuelas con jóvenes de 2° a 5° año del secundario.
– ¿En qué consiste el programa Familias y escuela, socios en el cambio?
– Antes de comenzar, los jóvenes completan una encuesta online que me permite profundizar mejor sobre sus patrones de consumo de alcohol, pero también sobre sus intereses y recursos. Esta encuesta es totalmente anónima para que sientan la libertad de presentar su realidad. Los chicos se animan a decirles a la computadora cosas que a un ser humano tal vez no le dirían. Les pregunto si se emborracharon, por qué toman, con quién hablan sobre sus problemas. Todo lo contestan. Después comparto los resultados de las encuestas, informo sobre los daños del alcohol e invito a reflexionar a los jóvenes, padres y escuelas sobre la situación. Aunque quizás no se logre que el adolescente no consuma alcohol hasta los 18 años, tal como dicta la ley, la propuesta es, al menos, lograr atrasar los tiempos para que el adolescente logre desarrollar más su cerebro y su personalidad y aprenda a plantarse con una idea. Me parece fundamental que aprenda a decir que no a lo que no quiere. Además, biológicamente hablando, lo ideal es que no tome alcohol hasta que su cerebro termine de desarrollarse.
– A nivel biológico, ¿qué efectos provoca el alcohol en la salud de los jóvenes?
– Está comprobado que hay efectos a nivel neuronal. La generación de dendritas, que son extensiones de neuronas que conectan neurona con neurona, en un adolescente se ve afectada por el consumo de alcohol.
– ¿Por qué la ley prohíbe el consumo de alcohol hasta los 18 años?
– Porque realmente el cuerpo de ese chico no está preparado para recibir una sustancia como el alcohol. Cuanto menos desarrollado esté el cuerpo el efecto es más dañino y provoca más posibilidad de adicción. Los estudios científicos indican que con sólo tomar los fines de semana el joven tiene mayores posibilidades de caer en la adicción En Estados Unidos la edad permitida por ley es a partir de los 21 años.
– ¿Qué es lo que más te sorprende de los resultados de las encuestas?
– Al principio, en las encuestas les preguntaba: ¿cuánto tomas? No me sabían decir porque no saben ni cuánto toman. Ahora, para medir, les pregunto: ¿Te pasó alguna vez que por haber tomado te olvidaste lo que pasó la noche anterior o actuaste en desacuerdo con tus valores respecto a temas sexuales? Y las respuestas que los chicos dan los sorprenden a ellos mismos. Muchos no saben lo que pasó la noche anterior. Entonces el riesgo no es sólo la intoxicación y el coma alcohólico, sino las conductas que tienen de las cuales no son conscientes. La intención de la encuesta es que se enfrenten a su realidad también y reflexionen sobre algo en lo que no piensan demasiado. A la pregunta: ¿por qué tomas?, los chicos contestan: para que me guste. Triste y sorprendente respuesta. Hay una especie de obligación de que les tiene que gustar para encajar en su etario de amigos. Toman porque se sienten presionados o inseguros o necesitan pertenecer al grupo. Muchas veces responden porque mis padres me dejan. Después les presento estos resultados a los padres, para que abran los ojos y vean que muchos chicos toman porque está disponible.
– ¿Cómo es el trabajo con los padres?
– A los papás también les hago una encuesta anónima porque es importante saber cuánto de esta realidad de sus hijos conocen. Además, les propongo que se junten mamá y papá a hablar sobre el tema. Ese es otro de los objetivos del programa. ¿Crees que tu hijo toma? ¿Por qué sí o por qué no? A veces discuten porque papá dice que sí y mamá que no. Me gusta que puedan conversar estos temas sobre sus hijos. Todo es anónimo porque quiero que sean sinceros. Luego les presento a la escuela y padres los resultados de todas las encuestas, que son bastante crudos. Los padres se enfrentan a lo que le ocurre a su hijo y su grupo de amigos. No es una estadística nacional o mundial, sino que habla del curso de su hijo. Si en la encuesta de los jóvenes sale que 50% de los chicos toman, en la de los padres sale que el 30% lo hace.
– ¿Qué rol tienen los padres?
– Lo que hacen los jóvenes depende de los permisos y actitudes de los padres. Está visto que en los más chicos la decisión de tomar tiene que ver con la opinión de los padres. A medida que van creciendo ya es más su opinión, en función de lo que ven a su alrededor. No creo que haya ningún padre que les diga que tomen, pero sí hay muchos papás que creen que hay que aceptar y adaptarse a esta realidad, entonces sostienen que es mejor que tomen en su casa por lo cual ponen ellos el alcohol, a pesar de que los chicos no tengan edad para tomar. El chico que ve eso se siente autorizado para tomar. Como papás tenemos que hacérselas más fácil y no que se enfrenten a la elección de elegir el vodka o la Coca-Cola a los 13 o 14 años. No hay necesidad de hacer esa elección a esa edad.
– ¿Cuál es tu mensaje para los padres?
– Como papás tenemos que ayudar a que el momento de la elección del adolescente para tomar alcohol sea lo más tarde posible. Ocurre que cuando los padres ponen el alcohol para el preboliche, lo hacen porque tienen la misma presión social que sienten los chicos para que su hijo pertenezca. Pero los padres no deben caer en eso. Si no estoy de acuerdo con eso, entonces le muestro que esto no y le propongo otros desafíos, como el deporte o temas solidarios.