¿Adoctrinamiento? La historia detrás del anexo de una escuela de Pilar que funciona en un local del Frente de Todos
Los motivos de la mudanza de los cuatro cursos y el entramado político que rodea a las instalaciones
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Cerca de las 13, decenas de alumnos de la Escuela Secundaria N° 38 –situada en Raíces 263, en la localidad de Presidente Derqui, en Pilar– entraron al aula, pero en otro domicilio. Desde que comenzó este ciclo lectivo estudian en Sarmiento 1006, donde hasta hace poco funcionaba una unidad básica de la agrupación 17 de Octubre, alineada con el Frente de Todos. La fachada del edificio se encuentra recién pintada de blanco, y no es casualidad. Hasta hace pocos días había un “17″ negro dibujado en la puerta, que señalaba la pertenencia del inmueble al espacio político. ¿Cómo terminaron estudiantes de un establecimiento secundario estatal, dependiente de la Provincia, cursando las clases en una sede partidaria? Las respuestas no se obtienen en el lugar, donde tanto los chicos como los docentes evitan hablar durante la recorrida de LA NACION por el barrio.
La reciente pintura de la fachada también tiene explicación en el reglamento general de las instituciones educativas bonaerenses, que prohíbe la colocación de símbolos religiosos o de partidos políticos en los edificios escolares, excepto en las escuelas religiosas de gestión privada. Y en el video que, días atrás, reveló la irregular situación, cuando todavía se podía leer el ícono de la agrupación en el frente de Sarmiento 1006 detrás de los chicos que salían del lugar.
Son dos cursos de cuarto año, uno de tercero y otro de segundo de la Secundaria N° 38 los que están concurriendo a clases en el espacio de la calle Sarmiento que funcionó como una unidad básica durante la campaña electoral del Frente de Todos el año pasado.
Desde la Dirección General de Cultura y Educación (DGCE) bonaerense confirmaron a LA NACION que la escuela depende de la gobernación y que las instalaciones de la sede partidaria que ahora se utilizan como anexo provisorio de la escuela, fueron refaccionadas para que se pudiera dictar clases. Además, sostuvieron que las actividades partidarias fueron trasladadas.
Los motivos
La Secundaria N° 38 necesitaba obras para ampliar la capacidad de la escuela. Esas tareas estaban programadas para 2020 y 2021, pero por la pandemia de coronavirus se postergaron. Hoy, según constató LA NACION durante la recorrida por Derqui, en el cruce de las calles Henry Martin y España se construye un nuevo edificio que contará con seis aulas y reemplazaría al anexo provisorio donde hoy cursan cuatro comisiones de estudiantes (las demás lo hacen en el edificio central de la calle Raíces). Los trabajos forman parte del Plan de Obras 2022 de la gobernación bonaerense, informaron los voceros de la DGCE. Pero en la obra había solo una persona trabajando, por lo que aún faltan meses para que el nuevo anexo esté finalizado.
Marcelo López, que es miembro de ECO Educativo –una organización de consejeros escolares y docentes de todo el país alineada con Juntos por el Cambio– en la provincia de Buenos Aires, denunció que el local de la agrupación 17 de Octubre responde a un concejal de Pilar, José Molina (Frente de Todos), hermano del consejero escolar Juan Molina.
A su vez, José es el padre de Eva Molina, concejala con licencia y ahora secretaria de Mujeres, Género y Diversidad Sexual. El marido de Eva es Damián Espíndola, subsecretario de Educación. Por eso, López señala que ese anexo, en realidad es una especie de “emprendimiento familiar y político de los Molina”.
Según la Dirección General de Cultura y Educación bonaerense, hay un acuerdo por la cesión del edificio hasta que finalice la construcción de las nuevas aulas. Esa cesión, aclararon, es sin cargo, es decir que la Provincia no abona un alquiler al dueño de la propiedad o a la agrupación política.
Otra duda que plantea López es si el inmueble de la calle Sarmiento cumple con las condiciones edilicias para que los adolescentes estudien de manera segura.
“En Pilar, por la crisis económica muchos chicos dejaron la escuela privada y se pasaron a la pública. Nosotros lo advertimos, pero las obras no se hicieron y hoy hay chicos sin vacante. La realidad es que nosotros no sabemos si el edifico está preparado para que los chicos estudien en un ámbito acorde, con calefacción, salidas de emergencia, etcétera”, agrega el consejero.
Desde la DGCE aseguran que las instalaciones fueron adaptadas para que los alumnos pudieran cursar. LA NACION no logró ingresar al lugar.
Por su parte, el diputado nacional Alejandro Finocchiaro, exministro de Educación durante la presidencia de Mauricio Macri, resaltó que esa situación es “escandalosa”.
“La escuela debe promover la incorporación de saberes significativos, tender puentes al mundo del trabajo y la educación superior, formar en valores, promover la construcción de la ciudadanía plena, estimular el criterio propio a partir de la pluralidad de voces y miradas. Para todo eso, que esta escuela funcione en un ambiente partidario es profundamente negativo”, argumentó Finocchiaro.
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