Acorralados, los tíos de Sheila confesaron el crimen ante la policía
"Tomamos droga y alcohol. No sabemos cómo llegamos a eso". Así, los tíos de Sheila Ayala habrían confesado, ante los policías que los detuvieron, su presunta responsabilidad en el homicidio de la pequeña, de diez años, que había desaparecido el domingo pasado en San Miguel. En cinco días, la tía de Sheila, embarazada de siete meses y madre un niño de un año y medio, pasó de reclamar por la aparición de su sobrina a confesar su presunta participación en el crimen.
Ambos sospechosos habrían sido identificados por fuentes de la investigación como Fabián González, de 24 años, de nacionalidad paraguaya, y Leonela Ayala, de 25, hermana del padre de la niña. Con respecto a González, trascendió que había estado preso por un robo con armas que habría cometido en 2013.
Su pareja, madrina de Sheila, habló en representación del padre de la niña durante la búsqueda. Afirmó que si se la cruzaba "mataría a la persona que se llevó a mi sobrina". La mujer también habría tratado de desviar la atención sobre la madre de Sheila, al decir que la desaparición de la niña podría estar vinculada con un ajuste de cuentas contra su cuñada porque ella, supuestamente, llevaba droga a presos detenidos en una comisaría.
Por la noche, familiares y amigos de la madre de la víctima se concentraron frente al complejo habitacional del barrio Trujui y arrojaron piedras contra los efectivos de la Infantería de la policía bonaerense que custodiaban el departamento de los sospechosos.
En ese inmueble trabajaban los técnicos de la Superintendencia de Policía Científica, supervisados por el fiscal, Gustavo Carracedo, quienes revisaban la escena del homicidio para tratar de buscar pruebas que permitieran presentar un pedido para cambiar la aprehensión de urgencia de la pareja a una detención efectiva de ambos sospechosos.
Hasta el momento se pudo saber que Sheila fue víctima de una muerte violenta; así lo afirmó el jefe policial que estuvo a cargo del operativo de búsqueda. Se detectaron marcas en el cuello de la menor compatibles con un estrangulamiento. Se habría utilizado una sábana blanca con dibujos infantiles. El cuerpo estaba desnudo dentro de la bolsa, con signos de abuso.
El cuerpo de Sheila fue hallado, minutos después de las 17, en el hueco de la medianera situada entre el precario edificio en el que viven los sospechosos y la pared de un galpón, a pocos metros de la casa en la que la víctima vivía con su padre, Juan Carlos, y frente a la plaza donde había sido vista con vida el domingo pasado, al mediodía. Según fuentes de la investigación, los sospechosos metieron el cuerpo de la niña en una bolsa de basura y lo arrojaron en el hueco de la medianera.
Al allanar el departamento de la pareja, los policías hallaron una escena macabra: un colchón de espuma de poliuretano derruido poblado de moscas, un muñeco de Hello Kitty, una bolsa de polietileno similar a la que cubría el cuerpo de la pequeña y una cinta de embalar.
A partir de la confesión de los sospechosos, habría quedado descartada la presunta venganza por narcotráfico por la actividad de narcomenudeo que desarrollaba la madre de la niña como móvil del homicidio. Si se confirma la sospecha que apunta a los tíos de Sheila, el móvil del asesinato pasaría a un hecho de violencia intrafamiliar con un posible abuso.
Intensos rastrillajes
Desde el lunes, cuando la desaparición de Sheila tomó estado público, más de cien efectivos de la policía bonaerense, con la ayuda de escuadrones de perros de la Policía Federal y bomberos, participaron de los rastrillajes para tratar de encontrar a la niña.
Hubo sobrevuelos del predio con drones y helicópteros. Se allanaron viviendas de familiares. Se sumaron buzos de la Prefectura que revisaron el lecho del río Reconquista. Pero el cuerpo de Sheila estaba a pocos metros de su casa. En un lugar que no fue marcado por los perros y que no había sido revisado debido a que, cuando los policías pasaron casa por casa, nadie respondió a los llamados.
Por la tarde, uno de los policías que participaban de la búsqueda regresó al departamento para continuar con la barrida de la zona y al asomarse al hueco de la medianera observó una bolsa de basura que le llamó la atención. Al bajar a revisar el contenido, encontró el cuerpo de Sheila.
Anoche, la pareja imputada permanecía en la Subdelegación de Investigaciones de San Miguel de la policía bonaerense. Mientras que los responsables de la pesquisa trataban de obtener los elementos que permitieran establecer cómo había sido el homicidio para poder fundamentar la acusación.
Los investigadores sospechan que Sheila fue asesinada el mismo día que desapareció y que los imputados no tuvieron la posibilidad de descartar el cuerpo. Por tal motivo, lo habrían arrojado en el único lugar que tenían a mano: el hueco de la medianera.
Informe de Leonardo Scannone
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