Aborto legal: con lágrimas de alegría o de frustración, así se vivió el momento de la sanción afuera del Congreso
A pesar de que la aprobación del proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) estaba casi confirmada desde la medianoche -cuando tres de los cuatros "indecisos" se manifestaron a favor del proyecto-, a las 4.10, mientras se realizaba el recuento final de los votos, la multitud "verde" se mantuvo sigilosa, expectante, afuera del Parlamento. Su actitud cambió de manera repentina cuando la presidenta del Senado, Cristina Kirchner, dio por finalizada la sesión. "Se convierte en ley y se gira al Poder Ejecutivo", proclamó la exmandataria, y el sector verde de la Plaza del Congreso de la Nación se llenó de abrazos, gritos y llantos efusivos.
"Todos estábamos al tanto de que poroteo marcaba que la ley salía, pero yo estaba muy nerviosa igual. Hasta que no escuché que era ley, no me quedé tranquila", expresó Juana Gandulfo, de 22 años, estudiante de ciencia política, mientras partía de la plaza por la calle Rivadavia.
Pocos minutos más tarde, cuando amaneció, muchos aprovecharon la luz de la mañana para fotografiar el momento. "Es histórico, es histórico", repitió una de ellas mientras posaba junto a una amiga con una bandera verde en mano y el Congreso de fondo. A pocos metros, un vendedor ambulante aprovechaba el triunfo para sacar de su bolso una veintena de afiches verdes con la frase "ya es ley", que tenía guardados por si el triunfo ocurría.
El lado celeste
Del otro lado del doble vallado, también hubo lágrimas, pero de tristeza. El final fue el esperado, pero muchos habían mantenido hasta el final la esperanza de un triunfo sorpresivo y un nuevo rechazo a la ley.
Mientras la mayoría de los convocados dejaba la plaza cabizbaja, un grupo de feligreses, los que realizaron una misa cada 15 minutos mientras se debatía la ley, comenzaron a rezar el Rosario con la mirada puesta en una imagen de la Virgen de Fátima. El hombre que guiaba los rezos con altoparlante intentaba elevar la voz para tapar la música, los cantos y las arengas de sus vecinos verdes, pero era imposible.
"Creo que hoy perdimos todos -expresó Sergio Orellane mientras partía de la plaza cargando un bombo gigante sobre la cabeza-. Yo vivo en Zapiola, en el conurbano, y en los hospitales de allá faltan muchísimos insumos para tratar como corresponde a los pacientes. Bajo este contexto, legalizar el aborto me parece una vergüenza".
Frente al Congreso, Victoria Mainero, estudiante de Medicina y una de las coordinadoras de la agrupación Jóvenes Pro Vida, rompía en varios pedazos los afiches que tenía a mano. "Da bronca. La gente no comprende que el aborto es anticonstitucional. Esto es un golpe muy duro para la mayoría celeste del país. Pero sobre todo para los niños por nacer y para las madres vulnerables", argumentó la joven de 21 años.
A pocos metros, pero en un universo ideológico opuesto, un grupo de jóvenes sentados en el sector verde de la plaza brindaba con cerveza y fernet en honor al triunfo. "Lloramos mucho -expresó con la voz afónica de tanto festejar Bárbara Córdoba, de 24 años-. Me emocioné más que nada por mi abuela, que antes de morir me dijo que su sueño era que se legalice el aborto. Hoy celebro en su honor". Su amiga, Jessica Galvez, también de 24, remarcó un matiz en su opinión con respecto al aborto: "Yo no abortaría, pero lucho por todas las mujeres que hoy no gozan de educación sexual para elegir".
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