Aborto: la nueva pregunta de los chicos que muchos padres no saben cómo contestar
Desde el asiento de atrás del auto llegó la pregunta: "Ma, ¿qué es el aborto?". A la abogada Silvia Pieroni se le cortó el aliento. El planteo de Federico, de ocho años, la tomó por sorpresa. No supo qué responder. "Me quedé sin palabras, pero llena de incomodidad y angustia por no saber cómo darle una explicación adecuada", cuenta.
La pregunta de Federico no es casual. El tema, que se debate en el Congreso, se instaló como nunca antes en la conversación social y, en un recorrido predecible, se coló en los hogares. ¿Cómo se aborda este asunto complejo, con posturas enfrentadas, interpretaciones disímiles y enclaves con diferentes características políticas, éticas y religiosas?
"Es difícil, como sucede con otros temas vinculados con la sexualidad, la muerte y, en particular, cuando se trata de nuestros hijos -dice Valeria Llobet, investigadora del Conicet en temas de derechos y políticas para la infancia-. Lo primero que se debería hacer es registrar la propia incomodidad y entender la razón. Y asumir que no tenemos todo resuelto. Muchas veces, no sabemos qué responder porque tiene que ver con nuestras propias incertidumbres".
Para Llobet, además, cuando un chico pregunta sobre un tema determinado es porque tiene una posibilidad concreta de escucha. "A veces los adultos tendemos a minimizar sus preguntas y dilatar la respuesta. Pero cuando un tema está socialmente problematizado, como el aborto, evitar responder resulta, como mínimo, inconducente. La información ya circula entre ellos, es multiforme. Tratar de eludirlos hará que nos vean como menos confiables".
Pero, ¿qué decir? "Brindar la información, revelar cuál es nuestra posición de una manera abierta, respetuosa, y abrir la chance a que el chico, eventualmente, construya su propia respuesta. Hablar desde una posición dogmática tampoco es lo ideal porque el dogma no permite la propia incerteza", agrega.
El aborto, según cuentan los propios chicos, también es un tema que se discute con los compañeros del colegio, aunque los contenidos del programa que plantea la ley de educación sexual integral (ESI) y que incluyen especificaciones sobre los derechos sexuales y reproductivos, aparecen en los cuadernillos del nivel secundario. "Sobre el tema se trabaja en los talleres de 1° a 5° año, pero en el diseño curricular los contenidos de la ESI atraviesan todos los niveles. Ya desde el inicial se habla con los chicos de la autonomía, de la relación con los otros, del cuerpo y de la salud. En función de la edad y la necesidad de los chicos el abordaje se complejiza -señala Sofía Torres, gerente operativa de equipos de apoyo de la Subsecretaría de Coordinación Pedagógica y Equidad Educativa-. Y si un alumno de 5° grado trae el tema al aula, será el maestro el que defina en ese momento cómo tratarlo según el marco normativo adecuado".
Hace ya más de un mes, cuando Marina Céspedes se preparaba para ir a la marcha del 8-M, sus hijas Emma, de 12 años, y Olivia, de 8, la inquirieron: "Ma, ¿vas a la marcha por las mujeres o por el aborto?". El cuestionamiento, confiesa Marina, la puso contenta. "Me gusta cuando se dan estas charlas. Veo que se interesan, y lo fomento. Me contaron que habían hablado del tema con sus compañeros en la escuela, y yo les conté que se estaba dando una discusión a nivel nacional y que, por eso, todos estábamos hablando del tema. Les dije que estoy a favor de la vida y de la despenalización del aborto. De la misma manera que quiero que comprendan cómo pienso y por qué, también insisto en el respeto hacia los que piensan diferente. Que esto no es un Boca-River porque me cuentan que la discusión entre sus compañeros se cierra a si es matar una vida o no", dice.
Sobre ese punto cavila Silvia Pieroni cuando no encuentra las palabras para responderle a su hijo Federico. "El embrión tiene un ADN diferente del de sus progenitores desde el momento de la concepción. Lo que se defiende con la ley de aborto es la libertad de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo. Pero no puedo desconocer que ese embrión también tiene un estatus jurídico que le da derecho a desarrollase. Por eso es que no puedo, con apenas 8 años, decirle sin más que el aborto es la interrupción voluntaria del embarazo", indica.
Suele suceder en el momento menos oportuno. Así llegan las preguntas "incómodas" de los chicos, que muchas veces sacuden a los adultos por su espontaneidad, y su simpleza. "Puede ser una consecuencia inesperada para muchos padres. Pero creo que siempre hay que responder. También es importante que los adultos estén atentos a las conversaciones que se entablan frente a los chicos, a los programas que ven y la información a la que acceden en Internet. Me parece que es posible explicarles que se trata de la interrupción del embarazo, y dar la postura que tenemos sobre el tema. Pero sin fanatismos", señala Maritchu Seitún, psicóloga especializada en orientación a padres.
A Viviana Pastorino, madre de Santiago, de 13 años, no la tomó desprevenida cuando su hijo sacó el tema de conversación. "Fue antes de la marcha del 8-M, y la charla surgió mientras mirábamos un noticiero. A Santiago le interesa el periodismo, la política, y siempre está muy activo en las redes sociales", cuenta. Luego confiesa: "No me sorprendió que estuviera al tanto de todo, pero tampoco esperaba que tuviera una posición tan definida sobre el tema". Santiago responde: "Ella me preguntó qué opinaba, y le di mis argumentos . No creo que solamente deba ser legal en caso de violaciones. Mis papás no están de acuerdo con la ley, pero yo creo que las mujeres tienen el derecho a decidir sobre su propio cuerpo".
Lectura
Luego de la charla, y del intercambio de argumentos, Viviana cree que su hijo reflexionó sobre algunas cuestiones, evaluó otras aristas y contempló la mirada que sus padres tienen sobre el tema. "No nos pusimos de acuerdo, pero la escucha fue productiva. Me parece fundamental que estos temas puedan hablarse en las casas. Es una manera de darles la contención necesaria a nuestros hijos, de enseñarles a que sepan analizar la información que les llega por todas partes", argumenta.
En el último mes, coincide Gabriela Larralde, autora de Una poética del género. Guía de lecturas para abordar la Ley de Educación Sexual Integral, que Paidós publicará en agosto, el proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo está en las redes, en los medios y en la calle. "Responder, callar, hablar, reprimir, son formas de educar sexualmente. Siempre le otorgamos sentido a la sexualidad. Sea a base de silencio, risa o el ocultamiento", señala. Y recomienda no solo dialogar con los chicos, sino también una lectura. "Propongo a todo aquel que esté cerca de un adolescente o un preadolescente, un libro. Yo sé que la mayoría dice ?pero si no lee, está todo el día con el celular'. Es un libro que comienza con una adolescente a la que le da positivo un test de embarazo. Y está en el baño con su mejor amiga", revela Larralde. Se trata de Una delgada línea rosa, de la escritora italiana Annalisa Strada, editado por Zona Libre. La obra ganó el Premio Andersen, en 2014, como mejor libro para jóvenes. Según Larralde, el texto es una herramienta más y una oportunidad para debatir, construir un pensamiento crítico y reflexionar sobre un tema que como sociedad nos atraviesa a todos.
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