Abierto de Palermo: otro año sin control antidoping para los caballos “mejor cuidados del mundo”
Paradójicamente, y considerando el liderazgo de nuestro país en este deporte, la Argentina tiene las reglas más laxas en cuanto a bienestar animal
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¿Por qué la Argentina, país líder absoluto en polo, no cuenta con protocolo antidoping en los torneos más importantes? La meca del polo en Palermo, a la que cientos de personas vienen cada año a ver lo mejor de este deporte a nivel mundial desde los distintos puntos del planeta, amaga desde hace años con aplicar controles para los caballos. Y, sin embargo, se queda en los aprontes. ¿Qué es lo que sucede? ¿Cuál es la realidad de los caballos “mejor cuidados del mundo”?
En la memoria colectiva del ambiente polero está lo ocurrido el 19 de abril de 2009 en Palm Beach, cuando 21 caballos del equipo Lechuza Caracas murieron súbitamente en ocasión de un partido. Las causas no estuvieron directamente relacionadas con dopaje, sino con la aplicación de una droga en una dosis desproporcionada, pero lo cierto es que después de ese episodio la Federación Ecuestre Internacional (FEI) redactó un protocolo que hoy sigue vigente y que se aplica. ¿Por qué la Argentina no da el ejemplo también, en lo que hace a el bienestar animal, aplicando las reglas que necesitaría para convertirse en líder y ejemplo global?
El país no solo cuenta con el torneo más importante, el Abierto Argentino de Polo, sino con los mejores caballos y los mejores jugadores, amén de ser el único con una raza específica de polo.
En nuestra cultura, el caballo está omnipresente. Historia, literatura, gestas, monumentos, canciones, fiestas, tradiciones, mística e industria. Cada año, a partir de septiembre, cientos de extranjeros llegan a la Argentina para aprender, jugar, mirar, comprar u oficiar de sponsors. La triple corona (reúne los tres torneos más importantes: Tortugas, Hurlingham y Palermo) atrae a miles de personas, y genera trabajo y dinero.
Que el mejor polo del mundo es argentino es algo que nadie pone en duda; que los mejores caballos salen de aquí, tampoco. Que los jugadores de polo viven por y para ellos, es otro dato indiscutible. “Los caballos son deportistas de altísimo nivel y tienen el mejor trato del mundo”, sostiene Adolfo Cambiaso, mientras Nachi Heguy afirma: “Muchos de ellos son tratados mejor que nosotros”. Sucede que los caballos del alto hándicap cuestan fortunas, además de ser parte imprescindible en la tajada de gloria que le toca a cada jugador. Es evidente que nadie arriesgaría a ninguno de ellos. (Lo que pasa con todos aquellos que no sirven es parte de otra historia)
Paradójicamente, y considerando el liderazgo de nuestro país en este deporte, la Argentina tiene las reglas más laxas en cuanto a bienestar animal.
En 2021, a instancias de la Asociación Argentina de Criadores de Caballos de Polo (Aaccp), se anunciaba con bombos y platillos el inicio del antidoping en Palermo, durante la final. La decisión fue aceptada casi a último momento, durante la culminación de la presidencia de Eduardo Novillo Astrada en la Asociación Argentina de Polo (AAP). Se revisaron dos caballos y todo quedo ahí. “En pos de la salud de los animales y de evitar ventajas indebidas, la AAP analizará a un ejemplar de cada equipo; será el comienzo de un proceso que estará perfeccionado dentro de tres años”, se explicó.
Dos años después, y en vísperas de una nueva semifinal del Abierto de Palermo, el antidoping sigue sin ser una realidad en el torneo de polo más importante del mundo. ¿Cuál es la razón? El único deporte ecuestre que no tiene antidoping es el polo y, a diferencia del resto, es nuestro país quien pone las reglas.
“La Argentina debería dar el ejemplo. Tenemos que garantizar el bienestar animal. Desde hace dos años empujamos para tener un hospital de alta complejidad. Los caballos son chequeados por los veterinarios antes de entrar a la cancha, tenemos recuperación animal, pero el antidoping lo estamos gestionando nosotros como asesores”, dice Santiago Ballester, presidente de la Asociación de Criadores de Caballos de Polo. “Pedimos buenos palenques a los que les faltaban cosas y se hicieron buenas maromas, media sombras, arena; el antidoping, no”, detalla.
Lo cierto es que en la Sociedad Rural, donde cada asociación de caballos decide sus protocolos, los ejemplares de polo deben ingresar con antidoping. Los caballos criollos también cuentan con los análisis de sustancias. El salto es una de las disciplinas más exigentes en cuanto a los tests de dopaje y los caballos de carrera también tienen reglas estrictas. “En Inglaterra hay antidoping y está muy avanzada en bienestar equino. Prohíben cortar los pelos táctiles a los caballos, no cualquiera puede herrar, no se permite castigar al caballo con más de tres fustazos ni golpear al caballo con el taco, como todavía vemos aquí. Le valdría una expulsión inmediata a cualquier jugador”, describe Inés Morikawa, veterinaria especializada en bienestar animal y mano derecha de Ballester en la Aaccp.
“El polo emplea a muchísima gente, trae mucha plata de afuera, da trabajo al petisero, el cocinero, el catering, el forrajero, el herrero. Es una manera no solamente de cuidar el caballo, sino al país. Si hay algo en lo que somos los mejores, hagámoslo bien, que el caballo esté bien. Si el caballo está bien, el jugador va a tener los mejores resultados y también va a estar bien. Es muy importante comunicar a la gente que es tan extremista y no saben de caballos, que se puede hacer una actividad ecuestre sin que el caballo sufra”, expresa Morikawa, quien además se especializa en fisioterapia para animales y otras medicinas alternativas.
“Cuando el animal es solo un negocio, no hay posibilidad de que exista bienestar animal. Se trata del puntapié inicial de un proceso que se aspira a profundizar y perfeccionar en los años venideros. Tiene como principal objetivo velar por la salud de los equinos, amén de evitar toda ventaja deportiva que pudieran sacar los jugadores a partir de sustancias que potencian el rendimiento de los caballos, pero que a la vez pueden resultar nocivas. Desde 2016 puse actitud y foco en el bienestar animal. Estamos terminando de filmar el segundo documental de bienestar animal. Queremos que el mundo conozca la industria del polo, pero con el mayor bienestar animal: dando el ejemplo”, concluye Ballester.
Las conversaciones continúan. El año que viene, para estas fechas, la Asociación Argentina de Polo dará la última palabra.
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