Abandono de los mellizos africanos: cómo se actúa cuando no hay un buen vínculo entre un niño y sus padres adoptivos
El caso de San Martín de los Andes sacó a la luz una problemática poco conocida; qué dicen los expertos
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El lunes pasado, tras una investigación de dos años, un grupo de agentes de la Policía Federal detuvo en San Martín de los Andes a Natacha Perrig, de 44 años, y a Eduardo Rucci, de 45, un matrimonio que el 17 de noviembre de 2020 abandonó en una comisaría de la ciudad de Bahía Blanca a dos hermanos mellizos que habían adoptado el año anterior en la República de Guinea-Bissau.
Según consta en la denuncia realizada por integrantes de la Comisaría de la Mujer y la Familia de Bahía Blanca, a la que tuvo acceso LA NACION, Rucci ingresó a la dependencia sujetando a los menores de ambos brazos y “sin ningún miramiento” informó su deseo de “entregar a los niños”, que por entonces tenían 6 años, alegando “razones de índole personal que dificultarían su vinculación y el sostenimiento de su vida familiar”.
¿Qué se hace, según la ley argentina, cuando no se genera una buena relación entre un niño y sus padres adoptivos? ¿Qué particularidades presentan los casos en que los menores son extranjeros? ¿Es habitual que esto suceda? Estas fueron algunas de las preguntas que suscitó el caso y que LA NACION consultó con especialistas en la materia.
Claudia Portillo, directora del Registro Central de Aspirantes a Guarda con Fines de Adopción de la provincia de Buenos Aires, explicó que antes de que una persona se convierta en madre o padre adoptivo, se atraviesan dos períodos: la vinculación y la guarda, instancias durante las cuales diferentes operadores del Estado analizan si hay compatibilidad entre los niños y los adultos y si se genera un vínculo entre ellos.
“El proceso de vinculación comienza con visitas en el hogar donde está el niño, después se autoriza alguna salida a merendar, por ejemplo, y finalmente se dan permisos para pernoctar en el domicilio de la familia por adopción. Si las evaluaciones son positivas, se otorga una guarda con fines adoptivos de hasta seis meses y en ese período se espera que se consolide el vínculo. Recién ahí se está en condiciones de iniciar el proceso de adopción”, dijo Portillo.
Según la especialista, es posible revocar la solicitud de adopción durante el período de guarda si no se da la compatibilidad esperada –situación que ocurre en menos del 5% de los casos bonaerenses–, pero una vez que se realiza la sentencia de adopción ya no se puede volver atrás. “Una vez que está la sentencia, un hijo adoptivo tiene los mismos derechos que un hijo concebido por vía biológica o reproducción humana asistida, que son las tres vías filiatorias, y no se los puede abandonar ni maltratar”, sostuvo.
Adopción internacional
La detención de la pareja sucedió en las inmediaciones del country club Noregon, donde, según trascendió, Perrig y Rucci construían una vivienda para vivir junto a su hija biológica. En la casa que registraron los agentes policiales se hallaron diferentes documentos con valiosa información sobre el proceso de adopción y el viaje que habían realizado al continente africano en 2019, entre ellos, el certificado de adopción de los mellizos, que contenía la firma del Tribunal Regional de Menores de Bissau. En el acta figuraba la fecha de nacimiento de ambos, en 2014, y contenía el nombre de la difunta madre biológica, que murió el mismo año en que nacieron y que derivó en que fuesen trasladados a un orfanato.
Sin embargo, un documento que llamó la atención de los investigadores fue una citación con fecha del 26 de noviembre de 2020 de parte de la Defensoría de los Derechos del Niño y Adolescente de San Martín de los Andes. El escrito exigía a la pareja concurrir, junto con su hija, a una entrevista con el defensor local y un “equipo interdisciplinario”.
“Cuando los chicos ingresan a nuestro país de la mano de una adopción internacional, eso depende del país de origen y su legislación. La Argentina no tiene legislación sobre las adopciones internacionales”, afirmó Portillo, quien aseguró que el Estado provincial ya garantizó el derecho a ser cuidados y vivir en familia a los dos menores.
Por su parte, Fabiana Isa, psicóloga especialista en temas de infancia y adopción y exdirectora de la Dirección Nacional del Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos de la República Argentina (Dnrua), dijo que algo que pocos saben es que cuando la Argentina se suscribió a la Convención sobre los Derechos del Niño se abstuvo en dos artículos referidos a la adopción internacional, manifestando así una reserva expresa en cuanto al tema. Eso quiere decir, explicó, que no acepta que vengan de otros países a adoptar niños argentinos y que si bien no puede legislar sobre la voluntad de un argentino que quiere ir a adoptar al extranjero, prohíbe que los organismos locales faciliten el proceso.
“Cuando los argentinos van al exterior a querer adoptar los países piden informes de idoneidad, que nuestros organismos oficiales no pueden hacer, entonces presentan evaluaciones que no tienen validez. Cada país tiene su formato, pero muchos toman esa información, dan marcha al proceso de adopción y entonces los argentinos retornan con niños que ya portan su apellido. El problema, además de la transculturación, es que las familias no están preparadas para la adopción y no tienen seguimiento. Cuando se producen crisis y la cuestión ya es insoportable, como no pueden volver a su país de origen, sucede lo mismo que en el caso de cualquier niño argentino en situación de vulnerabilidad: los padres se corren y el Estado se hace cargo”, describió Isa.
Con respecto al daño emocional de los chicos, Portillo explicó que el abandono es una nueva vulneración de sus derechos con el agregado de suceder en un país que no es el suyo, con una idiosincrasia y un idioma que no son los propios: “El efecto es muy grave y perjudicial para estos niños. Es un nuevo y más cruel abandono”.
La cantidad de adopciones internacionales es un dato complejo de obtener porque no lo registra Migraciones ni la Dnrua; sin embargo, las especialistas afirman que es un proceso preocupante por el impacto de la transculturación en el niño. “No es habitual un caso tan grosero como este, pero hemos tenido casos de niños devueltos de adopciones internacionales. Es algo de lo que no se habla mucho y que preocupa porque al niño se le amputan las raíces, su historia, su origen, y se arma un mapa muy perverso entre países proveedores de niños y países receptores”, reveló Isa.
Prepararse para la adopción
“Para que no haya procesos excluyentes, necesitamos que el Estado esté muy presente evaluando a los postulantes, acompañando el proyecto adoptivo y formando a la sociedad para borrar los mitos y los prejuicios. Mucha gente piensa que la adopción tiene que ver con tener mucho amor para dar, pero, si bien eso es cierto, se necesitan muchas otras cosas: informarse, saber que niños, niñas y adolescentes vienen de pasar por procesos dolorosos, que hay que acompañarlos a sanar con mucha paciencia y flexibilidad, y hay que estar abierto a trabajar todo lo que tiene que ver con la identidad de origen”, enumeró Portillo, e invitó a buscar más información en www.scba.gov.ar.
Según Isa, lo importante es pensar con una mirada puesta en el niño, no en el deseo del adulto. “En este momento, tenemos 2200 chicos que esperan una familia y 2400 inscriptos. Uno pensaría que sobran candidatos, pero no, porque la mayoría quiere adoptar chicos hasta tres años y que estén sanos, con lo cual se pierde el objetivo primero, que es restituir el derecho al niño”, señaló.
El diario Río Negro confirmó que en este momento Perrig y Rucci se encuentran en libertad, ya que la causa aún está en estado de investigación por parte del Juzgado Federal N°2 de Lomas de Zamora, a cargo del juez federal Luis Armella, y según trascendió el accionar de la pareja se encuadra bajo la infracción a la ley sobre el régimen legal de migraciones y otras causas que se derivan del caso.
Desde lo simbólico, es importante que los adultos que “devuelven” o un chico durante el período de guarda o abandonan a un hijo adoptivo reciban algún tipo de sanción porque entonces, a los ojos del menor, el malo no es él. “Es clave trabajar con el niño para que se rearme psíquicamente y no se conciba como un niño malo, fallado, con problemas. Explicarles que no todos los adultos saben ser papás y mamás, reforzar su autoestima y prepararlos para una nueva filiación”, dijo Isa, quien, a pesar de lo doloroso del acto de abandono, tiene una visión esperanzadora. “La falla está en los adultos, no en los chicos. A veces es doloroso, pero les permite encontrarse con sus verdaderos padres. No hay que bajar los brazos”, concluyó.
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