A qué estrategia apuesta el Gobierno frente al riesgo de la circulación comunitaria de la variante delta
La directora nacional de Epidemiología sostiene que los controles no frenarán su ingreso, pero deberían retrasarlo para ganar tiempo con la aplicación de segundas dosis en los grupos de riesgo
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Un escenario epidemiológico todavía lejos de lo deseable, en invierno, para un virus como el de Covid-19 y la frecuencia de aparición de casos de la variante delta en viajeros son una combinación que activa señales de alerta en el corto plazo. De hecho, para la directora nacional de Epidemiología, “el riesgo de introducción [de delta] es importante”.
Con su equipo, Analía Rearte estima que eso sucederá como con la cepa original de Wuhan el año pasado o las variantes de Manaos (gamma) o Reino Unido (alpha) este año: por el aeropuerto de Ezeiza y, primero, en la ciudad de Buenos Aires. En diálogo con LA NACION, concede que los controles, como el cupo de viajeros o el testeo rápido no frenarán su ingreso, pero asegura que sirven para retrasarlo y que “el caudal” sea menor.
“Esa es la estrategia con una variante que, al ver lo que está sucediendo en otros países, tiene una transmisibilidad muy aumentada y rápidamente se transforma en la predominante —agrega—. En la Nación, como en las provincias, sabemos que el riesgo de su introducción es un aumento del número de casos.”
El Ministerio de Salud informó que, hasta el momento, ANLIS Malbrán aisló la variante delta en muestras de 15 viajeros. El primero fue un menor que había vuelto de Europa a finales de abril. En la mayoría, el test rápido de antígenos obligatorio en Ezeiza fue negativo.
“En casi todos los últimos 10 viajeros en los que se secuenció la variante delta, se detectó Covid-19 con la prueba de PCR a los siete días o porque empezaron con síntomas durante la cuarentena —describe Rearte—. Esas personas están haciendo aislamiento domiciliario, con lo que tenemos algunos familiares que también presentaron síntomas. Pero si se cumple el aislamiento, no debería haber una mayor transmisión.”
Aún no se documentaron casos en contactos estrechos.
Cupo y control
Aun así, y con un mayor cumplimiento de la cuarentena postviaje que hace unas semanas, Rearte dice: “Sabemos que vamos a tener circulación comunitaria de delta. Hay que tratar de retrasarlo lo más posible”. El cupo que se impuso para los que regresan del exterior por vía aérea, explica, “claramente está relacionado con la capacidad de control de las jurisdicciones”.
A pesar de que aún es muy baja la cantidad de casos detectados, la diferencia entre los casos de delta y los de otras variantes parecería ser la aparición de síntomas, en general, leves. No hubo formas graves de Covid-19. En cambio, con las otras variantes, el número de asintomáticos pareciera ser mayor.
“El principal desafío hoy es retrasar la entrada de la variante delta. Segundo, su circulación en el país. La velocidad del contagio va de la mano de la circulación de las personas”, sostiene Rearte.
El efecto que las autoridades sanitarias esperan lograr frente a lo que anticipan sucederá en las próximas semanas es que “el principal problema sea el aumento de los casos y no de la mortalidad”, define la funcionaria. Y eso, según continúa, va de la mano de tener a la población vacunada.
“El principal objetivo de la vacunación es disminuir la enfermedad grave y las muertes: no es para nada gratuito estar internado en terapia intensiva y demanda mucho tiempo recuperarse; el postCovid es completo —agrega—. Además, esto va a permitir un poco de alivio en el sistema de salud para que cada vez que tengamos un pico de Covid-19, eso no nos genere la tensión tan importante que tuvimos en mayo.”
Medidas antipáticas
Ante la mayor contagiosidad de la variante delta, desde Salud admiten que la vacunación con dos dosis, que es la que justamente está más retrasada (11% de la población), determinará en gran medida que la estrategia oficial alcance el efecto esperado, junto con la implementación de medidas sanitarias cortas, focalizadas y “tremendamente antipáticas”, reconoce Rearte, según sea el nivel de riesgo sanitario y para reducir la movilidad.
“No podemos colapsar y no nos podemos permitir tener muchas personas graves internadas”, insiste quien está a cargo de monitorear los números de la pandemia. “Son muchas las variables a tener en cuenta y si hay algo que es muy difícil con el Covid-19 es hacer predicciones —continúa—. Tenemos una ventaja, que es ver qué está pasando en Europa. Y saber que el aumento de casos que está generando la variante delta no se traduce, por ahora, en más internaciones y muertes es alentador.”
Con un promedio de entre 14.000 y 15.000 casos diarios diagnosticados en el país en las dos últimas semanas, la curva tiende al descenso, pero lento. Doce de los 143 departamentos de más de 40.000 habitantes tienen un aumento de casos, mientras que el resto está estable o disminuyendo con una mayor movilidad y apertura de actividades. “Estamos en una meseta muy alta frente al riesgo de introducción de la variante delta —describe Rearte—. El desafío es lograr sostener estos estándares de cuidados para consolidar todavía más el descenso de los casos.”
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