A los futuros docentes los une el entusiasmo
LA PLATA.- Los 351 jóvenes que fueron becados por el gobierno bonaerense para dedicarse a la docencia iniciaron una nueva etapa en sus vidas. En ellos se deposita parte de la responsabilidad de la renovación y la promoción del magisterio, en tiempos en que crece la demanda por mejorar la calidad de la enseñanza.
Esto, porque la Dirección de Educación y Cultura de la provincia de Buenos Aires, cuyo titular es José Octavio Bordón, desarrolla una experiencia piloto inédita para promover la vocación docente: los egresados de escuelas secundarias, en 1999, que obtuvieron un promedio superior a ocho puntos, fueron habilitados para solicitar una beca de estudios con el objetivo de convertirse en docentes. Y así lo hicieron 1016 alumnos. Los beneficiados, finalmente, fueron 351.
A cada uno de ellos se le otorgará 200 pesos mensuales durante tres ciclos lectivos, en los que estudiarán un profesorado basado en un plan de estudios de excelencia.
A estos becarios se les exige ejercer la docencia en la provincia por un período mínimo de cinco años.
Con la espontaneidad de la adolescencia, los egresados del secundario que se destacaron por su buen promedio consideraron que la beca es una oportunidad para modificar el sistema educativo, al ser consultados por La Nación .
María Elsa Masneri (19 años), Andrea Zunino (22), Pablo Gil Ballester (17), Julieta Milito (18) y María Emilia Feletto (18), son algunos de los seleccionados para formarse en este nuevo enfoque.
María Elsa vive en El Socorro, pueblo que está a 30 kilómetros de Pergamino. Terminó sus estudios secundarios en el Instituto Comercial con un promedio de 9,76, el mejor entre los egresados de la provincia en el año último.
"Mientras estudiaba, ayudaba en los jardines de infantes de mi pueblo y lo hacía ad-honorem porque realmente me gustaba", relató María Elsa, que tiene madre y tías docentes.
Uno de ellos
Aunque algunos de sus amigos consideraron que se trataba de una pérdida de tiempo. Para ella era la oportunidad de acercarse a algo que, dijo, "siempre había anhelado".
En la actualidad, no sólo los padres, los dos hermanos y el novio, celebran la oportunidad que consiguió María Elsa. Todo Pergamino se alborotó con la noticia.
Al referirse a la realidad educativa, la futura maestra afirmó: "es muy importante la tarea que desarrollamos los docentes". Y se sorprendió, porque "sin querer, ya me considero uno de ellos".
La historia de Andrea Zunino, que egresó del Instituto Platense para Adultos Santa María de los Angeles, con un promedio de 9,65, es algo particular.
Abondonó el colegio secundario a los 13 años y no lo retomó hasta los 18. La menor de los tres hermanos Zunino, había elegido la docencia antes de conocer la posibilidad de ser becada.
"Es una responsabilidad que uno asume. La educación es insuficiente y está muy desconectada de la realidad", afirmó Andrea a La Nación .
Para la joven, que no tiene novio porque confiesa que prefiere dedicar más tiempo al estudio, los docentes tienen que capacitarse en forma permanente.
"No deben conformarse, porque los chicos de ahora están muy informados y exigen más de nosotros", agregó Andrea, que pasa la mayor parte de su tiempo en familia y con su ahijada.
Mejores incentivos
Para Pablo Gil Ballester, que terminó el secundario con un promedio de 9,08, en la Escuela Media Nº 22 en San Martín, "la educación está un poco floja y la posibilidad que nos dan puede marcar un nuevo rumbo".
Pablo, que además cursa el ciclo básico para estudiar Ciencias Jurídicas, explicó que su vocación docente tiene una raíz profunda y lejana: "Desde mis tatarabuelos, que vivían en Turquía, hay docentes en la familia".
Tiene tres hermanos, escucha rock, baila tango y tiene una idea formada respecto de la remuneración de los docentes: "El incentivo no fue bueno; debe desarrollarse un plan mejor".
Julieta Milito se recibió con un promedio de 9,04, en Nuestra Señora de la Anunciación, en La Plata. Sus tíos y su madre son maestros.
Esta adolescente, la mayor de dos hermanos, consideró que "el plan de estudios anterior era mejor, porque exigía más. El actual es demasiado flexible".
Al referirse a las becas, Julieta mostró su asombro: "Nunca nadie nos había premiado por estudiar".
Por su parte, María Emilia Feletto, egresada de la Escuela Agropecuaria Nº 1 de Abasto, con un promedio de 8,88, aseguró que "con esta experiencia se busca un buen nivel de educación. Y eso fue lo que me entusiasmó
En cinco años
¿Cómo se ven los futuros docentes de aquí a cinco años? Ellos mismos contestan: María Elsa Masneri: "Haciendo una licenciatura y permanentemente actualizada".
Pablo Gil Ballester: "Continuaré como estudiante de Derecho y espero estar dando clases en algún colegio".
Julieta Milito: "Trabajando en una escuela rural, con chicos de familias carecientes".
María Emilia Feletto: "Espero subsistir. Me veo como docente en una escuela con problemas sociales graves. Espero tener el valor necesario".